Son las tramas de las “culturas académicas” de las instituciones de formación docente, los escenarios en los que se instituyen los modos en que los jóvenes acceden al mundo del Conocimiento, de los pensamientos, del trabajo intelectual que configura el “llegar a ser maestro”.
En estos escenarios, los jóvenes “aprendices de maestros” se arrojan a senderear e itinerar los espacios y mundos de la Cultura. Regiones de conocimientos, saberes y prácticas que se traducen en distintos lenguajes y mediaciones. Estos jóvenes tienen la impronta de una cotidianeidad conmovida por cierto “Cambio de Paradigma Cultural”, en los modos de creación de la existencia juvenil, la constitución de sus vínculos entre generaciones y la producción de los lazos sociales. Sin duda, una complejización de los problemas y desafíos que atraviesan estos sujetos, en las formas en que van pensándose en el “oficio de Educar”.
En estos escenarios, se abren y confluyen las escenas de formación. En las prácticas de estudio que se proponen se resignifica el “libro” en formatos textuales, digitales, con increíbles formatos editoriales y en formidables dispositivos. Allí se apuesta al trabajo de conocimiento que habilita a los “viejos, nuevos, nativos y extranjeros lectores”. Un lugar de conocimiento y de traducción de las culturas locales. Habilitarles el trámite de la Experiencia de Pensar: “La escuela fue constituida dentro del universo que Marshall Mac Luhan bautizó como la Galaxia Gutenberg, es decir, un mundo dominado por la lógica del libro cuya base es la estructura de la linealidad y el orden secuencial. La heterogeneización de los textos rompe esta linealidad y modifica los modos de acceder al saber que tienen las nuevas generaciones” .
En estas escenas los jóvenes se habilitan la posibilidad de otras prácticas intelectuales: una aventura entre textos e hipertextos con los sentidos de explorar los mundos de la cultura y de crear los modos de transmisión que organicen la educación de las infancias. Estos sentidos se constituyen en intrincadas tensiones en las tramas de decisiones en las prácticas de estudio y de producción. Pero estas tensiones inauguran en los cotidianos de estos jóvenes la pasión por las búsquedas y el descubrimiento de las riquezas que estas nuevas formas de “relaciones de conocimiento”.
Para que estas escenas hallen lugar en las “tramas académicas” es necesario desandar ciertas biografías escolares, impregnadas de formas de escolarización con marcas de fragmentación y de pérdida de sentido social que los jóvenes recrean en sus prácticas estudiantiles. Hay allí una escuela que “secundarizó” sus prácticas y relegó a otros espacios sociales los deseos de explorar, descubrir, vivir. Esto arroja otros desafíos para organizar las experiencias educativas en sus tramas académicas de formación de los jóvenes interpelados por la “Cultura digital”. Experiencias que habiliten la oportunidad de crear sentidos públicos a su existencia vital de conocimiento. Sin duda, se recrea la posibilidad de pensar “otra escuela” entre generaciones. En el plano de gestación de la cotidianeidad de niños y jóvenes que tramitan su educación con otras significaciones. Así, pensando las apuestas de esta especialización, “se trata de un cambio radical del proyecto cultural de la escuela. En primer lugar, se trata de reconocer a las nuevas tecnologías de comunicación como tecnologías de intelectuales, esto es, como estrategias de conocimiento, y no como meros auxiliares de la tarea escolar. En segundo lugar, se trata de incorporar los medios audiovisuales como objeto de estudio de la cultura cotidiana de los chicos, de la sociedad en que vivimos, de los acontecimientos que jalonan nuestra historia y de los múltiples modos de contarnos esa historia” .