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El tiempo y el espacio redefinidos a partir de la cultura digital

Me parece interesante para comenzar  a pensar en una nueva forma de entender el aula partir de las palabras de Flavia Terigi

Transcribo algunos párrafos de una conferencia llevada adelante por esta investigadora en el año 2012

“Es probable que tengamos que diversificar las propuestas educativas, es

probable que el formato escolar tenga que modificarse de maneras sustantivas y es probable que surjan formatos no escolares, cada vez más, sin que esto signifique ninguna cuestión catastrófica, sino más bien hacernos cargo del cambio cultural que estamos protagonizando y que quizás va a una velocidad mucho mayor de la que se podía imaginar a mediados del siglo XX.”

 

Ella explicita cuatro supuestos sobre los que se apoya el sistema escolar, los cuales deberíamos revisar:

Cronosistema: sistema de ordenamiento del tiempo que establece etapas de la vida para ir a ciertos niveles escolares, ritmos de adquisición de los aprendizajes, duración de las jornadas escolares, duración de la hora, módulo o bloque escolar.

Hay un sistema de ordenamiento del tiempo que estructura nuestros saberes sobre la enseñanza, nuestra definición de contenidos, los ritmos de aprendizaje, obviamente los ritmos de evaluación. Y mucho de este cronosistema entra en crisis hoy en día y tenemos que discutir de qué manera lo modificamos. Nosotros tenemos que tomar decisiones organizacionales del sistema educativo.

Un segundo supuesto es el supuesto de descontextualización de los

saberes que la escuela enseña .La escuela se inventó precisamente cuando se decidió que ciertos aprendizajes que históricamente estaban reservados para unos grupos muy seleccionados de la población tenían que ser accesibles para todos. Y la decisión pedagógica que dio respuesta posible a que todos aprendieran esos contenidos tuvo que ver con descontextualizar.

Un tercer supuesto es la presencialidad. La manera que nosotros encontramos de poner unos saberes que antes circulaban de una manera muy restringida al alcance de todos es que esos todos fueran agrupados en grupos grandes, hablamos de un promedio de 30 pero sabemos que alguna vez fueron 50 y que pueden llegar a ser, si fuera necesario como ahora, 200, 300, 400. Todos al comando de uno, para que ese uno diga algo del saber que tiene que transmitir. Si ese supuesto se rompe, si alguna de la dos partes no va -y acá cabe tanto hablar del ausentismo de los chicos como del ausentismo de los docentes-, si una parte no cumple con el pacto de presencialidad, bueno, se nos desbarata la enseñanza. Claro, hoy en día tenemos condiciones tecnológicas que nos permiten pensar que no faltará demasiado tiempo para que nosotros podamos romper con cierto éxito con el supuesto de presencialidad, por lo menos para cierto tipo de aprendizaje.

. Pero por ahora la lógica del sistema escolar es la lógica de la presencialidad y nuestro saber pedagógico, nuestro saber didáctico como profesores, no está del todo preparado para, por ejemplo, elaborar materiales que permitan aprovechar los tiempos en que los chicos no asisten a la escuela por la razón que fuere, apoyando sus aprendizajes extraescolares.

Y un último supuesto es el supuesto de simultaneidad las enseñanzas tienen que ser las mismas para todos y, en la medida en que se enseña del mismo modo a todos, todos aprenden las mismas cosas al mismo tiempo. Esto es algo así como el ideal fundacional de la escuela moderna con el cual es muy difícil romper

Trascender tiempos y espacios: reflexiones sobre un cambio

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El surgimiento de la escuela se consolidó en torno a las tecnologías ligadas a la lectura y la escritura disponibles a fines del siglo XIX: el libro, la pizarra, el pizarrón, el cuaderno, el lápiz. ¿Será momento de pensar en nuevos objetos en la cultura escolar?

Brito[1] nos habla de la motivación como una dimensión que no sólo representa una demanda para los profesores en relación con los estudiantes, sino que también los alcanza a ellos. El ensayo de formas para captar la atención y el interés de los alumnos, y encontrar así reconocimiento, implica la búsqueda de la propia motivación. Nuevos modos de pensar el tiempo y el espacio pueden darnos pautas para considerar tanto nuestra propia motivación como la de nuestros alumnos.

“Se trata de incluir y acompañar a los docentes en la compleja tarea de entender e intervenir en la nueva escena escolar, teniendo como horizonte el cumplimiento del derecho a la inclusión justa de sus alumnos.” (Brito, 2009, p. 19).


[1] Brito, A. Acerca de un desencuentro: la mirada de los profesores sobre los alumnos de la escuela secundaria en Argentina, Revista Iberoamericana de Educación Nº 51, (2009), pp. 139-158.  

Trascender tiempos y espacios: la cultura digital y la escuela

En cuanto a la primera experiencia, surgen preguntas como “¿estás?”, ¿acá o en el espacio virtual?”. La presencia de aparatos portátiles como los celulares permite “estar y no estar” en varios lugares a la vez; lo escolar y lo no escolar ya no se define por los límites de tiempo y espacio de la escuela. Pero el afán de querer mostrar todo lo que estamos haciendo o pensando nos quita a veces la posibilidad real de “estar”. Andrea Brito[1] señala que dentro del marco de condiciones necesarias para llevar a cabo la tarea educativa, el encuentro entre docentes y discentes resulta de importancia central. Si bien en este caso el “trascender” tenía que ver con lo que estaba sucediendo en el aula, los nuevos objetos pueden resultar en distracciones en cuanto a la “división de la atención”[2]. Pero (retomando a Brito) la confianza mutua y el reconocimiento recíproco entre quienes integran la escena escolar como condición para el logro de procesos efectivos de enseñanza y aprendizaje, nos lleva a pensar en consensos y acuerdos  respecto al “estar” y a los objetos.

Estamos ante una massmediatización de la experiencia social (Clase 5), es decir, del avance de los medios masivos de comunicación y su influencia en la cultura. Una experiencia individual llega, a través de Facebook, a gran cantidad de receptores.

Un problema respecto a los mails es el “ruido” que puede haber en el proceso; si bien el mail trasciende el tiempo (se puede leer  en cualquier momento) y el espacio meramente institucional, las dificultades surgen cuando los mails “no llegan”, o se leen pero no se contestan. Además, no todos los profesores (especialmente los mayores) cuentan con el conocimiento de las nuevas tecnologías; saberes que muchas veces se dan por sentados. Los cambios culturales y tecnológicos van modificando a las organizaciones. Todo lo que configura las culturas escolares actuales alguna vez fue puesto y propuesto, fue novedad implícita o evidente, porque las organizaciones cambian. (Clase 3).

Dussel y Southwell[3] plantearon la necesidad de incluir en la escuela otros saberes básicos, cada vez más necesarios. Mencionan a la alfabetización digital y la mediática, y consideran que para desandar, aunque sea en parte, la brecha que se instaló entre la escuela y lo contemporáneo, sería deseable que la organización pedagógica y curricular se estructurara como un diálogo más fluido, más abierto, con los saberes que se producen y circulan en la sociedad. Estos planteos también resultan válidos para los docentes que no han sido “alfabetizados” respecto a lo digital.

Muchos docentes perciben a los libros de temas como parte fundamental de la cultura escolar, en tanto pueden completarlos día a día, y no enviarlos digitalizados para todo el año. Como profesores, lo que son y hacen en la escuela es interpretado a partir de la cultura institucional, en la que aparecen modalidades y creencias sobre la tarea docente y la función educativa de la institución, aunque no son monolíticas y tienen variaciones considerables según los niveles del sistema educativo (Clase 3). Para estos docentes, parte de su tarea incluye “llenar” los libros a mano.

Vemos que el alumno, un muchacho joven, utiliza el celular en el aula como un objeto incorporado a sus prácticas cotidianas. Por otro lado, algunos docentes se resisten a digitalizar los libros de temas, al sentir que de ese modo se restringe su creatividad. En cierto sentido, nos encontramos aquí frente a la “brecha generacional”. Dussel[4] señala que la brecha digital se está desplazando del acceso a los usos. Tanto los alumnos como los docentes tienen acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, pero vemos diferencias en cuanto a los usos. Los “nativos digitales” e “inmigrantes digitales” (Massone, 2011) se ven resignificados; el tiempo se redefine desde la cultura digital no por una cuestión de edad o de generación, sino por la relación que se establece con la tecnología y por los usos dados a los objetos. Muchos docentes y alumnos jóvenes continúan siendo “inmigrantes digitales”, en tanto algunos de más edad modifican o enriquecen sus prácticas de manera significativa a través de las nuevas tecnologías.

En los profesorados, es posible observar la presencia de generaciones “intermedias”, en las que la idea de “brecha digital generacional”, planteada por Buckingham, se vuelve difusa. Profesores (jóvenes o adultos) que utilizan (o no) objetos de la cultura digital, y alumnos (jóvenes o adultos), que han incorporado (o no) objetos de la cultura digital. La enseñanza y el aprendizaje trascienden la frontera de lo escolar, y el conocimiento sobre los nuevos objetos se realiza generalmente fuera de este ámbito. En palabras de Coll Delgado y Müller: “…el carácter inacabado de la vida de los adultos es tan evidente como el de los niños (…) deben ser vistos como una multiplicidad de seres en formación, incompletos y dependientes, siendo necesario superar el mito de la persona autónoma e independiente, como si fuera posible no pertenecer a una compleja red de interdependencias.” [5] En definitiva: seguimos aprendiendo toda la vida…

 


[1] Brito, A. Acerca de un desencuentro: la mirada de los profesores sobre los alumnos de la escuela secundaria en Argentina, Revista Iberoamericana de Educación Nº 51, (2009), pp. 139-158.  

[2] Dussel, I. Aprender y enseñar en la cultura digital. VII Foro Latinoamericano de Educación. Experiencias y aplicaciones en el aula. Aprender y enseñar con nuevas tecnologías. Buenos Aires, Santillana, 2010.

[3] Dussel, I. y Southwell, M. (2005). “Lenguajes en plural”. Monitor de la educación común. (13) Dossier: La escuela y las nuevas alfabetizaciones”.

[4] Dussel, I. Aprender y enseñar en la cultura digital. VII Foro Latinoamericano de Educación. Experiencias y aplicaciones en el aula. Aprender y enseñar con nuevas tecnologías. Buenos Aires, Santillana, 2010.

[5] Delgado, A.C. y Müller, F. (2005). Sociología de la infancia, en Em Educação e Sociedade (26) num. 91, 351–360.

Trascender tiempos y espacios: la cultura digital y la escuela

Experiencias

Experiencia 1. Primer año del profesorado. Para la clase de Mediación Pedagógica, había llevado en unos papelitos algunas frases de Paulo Freire, para poder reflexionar y comenzar el diálogo a partir de las ideas allí plasmadas. Los estudiantes, en grupos, debatían y compartían; luego hicimos una “puesta en común”. A uno de los estudiantes le gustó la frase que le había tocado, y sacó una foto con el celular. “La voy a subir al Facebook”, dijo, acción que realizó en aquel mismo instante. Sentí ese pequeño acto como una muestra de interés y motivación; “compartir” en Facebook implicaba comunicar al “afuera”, trascender el espacio del aula y el tiempo de la clase para vincularse con otros por medio de la red social, otros que no estaban presentes en el aula  El estudiante “estaba” y “no estaba” al mismo tiempo. O, para decirlo de otra manera, estaba en diferentes espacios al mismo tiempo…

Experiencia 2.  A comienzos del año pasado, se propuso en una reunión de profesores que los libros de temas de la institución (terciario), que habitualmente se llenaban “a mano” antes de las clases, o en algún otro momento, se enviaran digitalizados al mail de la secretaría. Luego se imprimirían, y los profesores solamente tendrían que firmar al llegar.  Algunos docentes señalaron que al completar de ese modo los libros de temas se perdería la creatividad o espontaneidad del docente, o aquello que se estaba trabajando con diversos grupos. Un objeto de la cultura material, donde se plasma la memoria institucional, vio redefinida su “forma”: ya no se trata de papeles en blanco, completados a lo largo del año, con diferentes caligrafías, sino de un objeto más homogéneo, plano, que trasciende en cierto sentido el tiempo, “anticipando” el futuro, el año escolar. De todas maneras, se decidió que aquellos que quisieran seguir completando el libro a mano podrían hacerlo.

Hace unos años también se utiliza el mail como forma de comunicación, tanto para asuntos institucionales (reuniones de profesores, actos, etc.), como para comunicar noticias acerca de la comunidad educativa: nacimientos, fallecimientos, etc.

Trascender tiempos y espacios: reflexiones para un cambio

Seguimos pensando en tiempo y espacio redefinidos… En este video, Ariel Merpert nos invita a revisar nuestras formas de “estar” desde las redes sociales. Para “estar presente”, es necesario definir un tiempo y un espacio, según un diccionario. Pero la redefinición de tiempo y espacio nos obliga a pensar en nuevas palabras. “Estar” no significa lo mismo que antes en esta cultura digital. Podemos “estar” en muchos espacios al mismo tiempo. Las redes sociales son espacios que tienen reglas muy distintas a los espacios tradicionales. Merpert propone una nueva alternativa frente a la insuficiencia de la palabra “estar” hoy en día en las redes sociales.

“¿Estás?” Las redes sociales y la(s) presencia(s) hoy

https://www.youtube.com/watch?v=WRQQryMMW24

 

 

Trascender tiempos y espacios: la cultura digital y la escuela

A través de los objetos, artefactos y tecnologías presentes en la vida escolar, podemos analizar la cultura material de la escuela. Para Vidal (2007), estos objetos constituyen “la forma material de las ideas y de los discursos”, no sólo sobre la organización del aula, sino también (según Walter Benjamin), sobre cómo las personas usan, consumen y construyen la cultura material en relación con los espacios sociales que habitan y con sus ocupaciones cotidianas. Considerar los objetos de la cultura digital en la escuela nos lleva a  pensar cómo el tiempo y el espacio han sido redefinidos a partir de esta cultura.

Una de las piezas del fenómeno escuela identificada por Pineau [1] es la ubicación en un espacio y un tiempo específico, definidos por la escuela. La cultura digital y sus objetos irrumpen en ella para reconfigurar tiempos y espacios que van mucho más allá de la cultura escolar. Las prácticas de docentes y alumnos se modifican con la incorporación de las “nuevas” (no tanto) tecnologías; la distancia entre la cultura escolar y la cultura digital nos habla de tiempos y espacios diferentes, distancias y límites definidos por una u otra.

La escuela sigue siendo espacio de encuentro entre culturas. Tiempos y espacios. Apropiación, resistencia, cambios, posibilidades, dificultades, herramientas, medios… Nancy Romero [2] señala que “el presente de las aulas nos invita a formular nuevas preguntas, a conocer y a comprender críticamente las innovaciones contemporáneas (…) Innovaciones que intentamos entender, al mismo tiempo que las utilizamos porque ya son parte de nuestras vidas…”. Objetos y tecnologías que forman parte de la vida cotidiana, y no “llegaron para quedarse” porque continuamente avanzan, se transforman y reciclan obligándonos, como educadores, a reflexionar sobre nuestras prácticas desde la cultura digital. Las nuevas tecnologías son cada vez más parte del “paisaje escolar” y de la cultura material de la escuela; las preguntas, interrogantes y cuestionamientos se hacen necesarios desde el presente.

 

 

[1] Pineau, P. La escuela en el paisaje moderno. Consideraciones sobre el proceso de escolarización.

[2] Nuevos papeles del texto escolar en la escuela primaria. Prácticas con matices, en Finocchio, Silvia; Romero, Nancy (comp.). Saberes y prácticas escolares, Buenos Aires, FLACSO-Homo Sapiens.

Pensando nuevas formas…

De un tiempo a esta parte hablamos de una revolución de la información y de las comunicaciones que afectan, alteran o dinamizan todos los ámbitos del hombre: el hogar, el trabajo, las relaciones interpersonales, las formas de convivencia, la cultura, la economía, la política, la educación.

En este sentido, Guillermina Tiramonti, sostiene, también que “el fenómeno más significativo es la revolución de las comunicaciones, tanto por el desarrollo de los massmedia como por el de las tecnologías electrónicas para la transmisión y el almacenamiento de datos”[i].  Y  la escuela como institución social no es ni puede ser ajena a los cambios culturales que la atraviesan y que empiezan a desdibujar sus márgenes.

La escuela media, que es sobre la que me interesa reflexionar, presenta nuevas demandas y exigencias de la sociedad. Al ser obligatoria necesita ser, indiscutiblemente, inclusiva. Y para ser inclusiva necesita modificar sus estructuras, sus formas.

Tiramonti afirma que “después de las reformas de los 90 y de sus dificultades para intervenir sobre las prácticas escolares, hay un consenso generalizado respecto de que el problema de las reformas generales radicó en que no intervinieron sobre la gramática escolar y tampoco modificaron en forma significativa la distribución del tiempo y del espacio en las escuelas[ii] .

Las dos categorías mencionadas: tiempo y  espacio, a partir de la cultura digital han comenzado a modificarse. El momento y el lugar para el proceso de enseñanza – aprendizaje ya no puede definirse por los límites del espacio y del tiempo que proponía la escuela moderna. Aprendemos a toda hora y en todo lugar. Contamos con información digital heterogénea, múltiple, envasada en diferentes formatos que nos permiten acceder de manera diferente al conocimiento.

También, asistimos a un nuevo espacio, el de la virtualidad, que permite el trabajo en red, sin la necesidad de estar en el mismo lugar geográfico ni en el mismo momento.

En estos tiempos también se facilitó la comunicación entre profesores y estudiantes, generando un nuevo tipo de relación. A través de múltiples programas se ofrece la posibilidad del trabajo solidario, colaborativo que busca el beneficio compartido y no el personal.

Las nuevas tecnologías nos van mostrando nuevos caminos por donde transitar para acceder al conocimiento, no son meras herramientas sino oportunidades. Como dice Guillermina Tiramonti, “se trata de reconocer a las nuevas tecnologías de comunicación como tecnologías de intelectuales, esto es, como estrategias de conocimiento, y no como meros auxiliares de la tarea escolar. (…) se trata de incorporar los medios audiovisuales como objeto de estudio de la cultura cotidiana de los chicos, de la sociedad en que vivimos, de los acontecimientos que jalonan nuestra historia y de los múltiples modos de contarnos esa historia” [iii]


[i] Tiramonti,G. La escuela media frente a los mandatos sociales y a las nuevas formas de diferenciación social. Clase 6: Especialización Currículum y prácticas escolares en contexto – 2014

 

[ii] Tiramonti,G. La escuela media frente a los mandatos sociales y a las nuevas formas de diferenciación social. Clase 6: Especialización Currículum y prácticas escolares en contexto – 2014

[iii] Tiramonti,G. La escuela media frente a los mandatos sociales y a las nuevas formas de diferenciación social. Clase 6: Especialización Currículum y prácticas escolares en contexto – 2014

Se hace camino al andar

Experiencia publicada en el foro sobre el uso de las tecnologías.

En la escuela donde trabajo, empezamos de a poco a incorporar las tecnologías en quinto año de una manera diferente, creamos diferentes proyectos desde varias asignaturas (mi área es lengua) con el propósito de que se preparen para la siguiente etapa en sus vidas, sea trabajo o estudio.

La primera reacción fue el enojo tanto de alumnos como de padres que nos cuestionaron la manera de enseñar. Con lo único que contábamos era con el apoyo de la dirección y con un proyecto claro que nos permitió llegar al final con buenos resultados; a pesar de las primeras críticas.

Los alumnos trabajaron con documentos compartidos on line, utilizaron programas que nunca habían usado. También utilizaron el grupo de facebook de la escuela y sobre todo un grupo de wsp para consultas. Esto último (grupo de wsp) generó un ida y vuelta interesante que tuvimos que aprender a manejar porque las consultas llegaban a cualquier hora. El documento compartido nos permitió hacer un seguimiento del grupo, de las actividades y ahí mismo se hacían consultas.

Aprendieron finalmente a hacer un trabajo de investigación y ellos después de tanta queja se sintieron muy bien. También hicimos una jornada para reflexionar sobre esta nueva manera de trabajar colaborativamente, con usos de tics, en equipo, con el “aula aumentada”.

En el caso de nosotros, los profesores, trabajamos en el armado del proyecto y en algunas  correcciones de manera virtual, lo que nos permitió estar en casa trabajando (gran ventaja ya que todos tenemos hijos lactantes).

Utilizar las tecnologías en el aula, sin dudas, es arriesgado pero animarse abre un mundo de oportunidades que valen la pena.

Otra experiencia

Hace cuatro años que en una de las escuelas que trabajo creamos un grupo de facebook; el proyecto tenía como el objetivo más primordial, lograr la pertenencia a la institución. Todos los años teníamos nuevos alumnos, ninguno continuaba en la institución, y en tercer año casi todos los alumnos decidían terminar sus estudios en las secundarias de adultos porque ya tenían sobre-edad.

A través de la red social se fomentaban pequeños concursos, tardes musicales, se mostraba lo que trabajaban en clase. Poco a poco fue creciendo la cantidad de participantes del grupo. Había intercambio a toda hora, se atendían solicitudes, se informaban fechas de exámenes, se publicaban letras de canciones, pequeños textos interesantes.

Se logró sin dudas el sentimiento de pertenencia y la permanencia en el establecimiento a pesar de que los alumnos terminaban sexto año con 21 o 22 años de edad.

Actualmente el grupo sigue pero ya no con las actividades que se proponían y que tanto atrapaban la inquietud de los alumnos.  Una de las causas de esto es fue el mal uso que muchos docentes empezaron a hacer de esta red: saturación de información (hasta 20 publicaciones seguidas sobre temáticas que poco tienen que ver con los intereses de la institución), información mal brindada que causó inasistencias justificadas en los alumnos, entre otros. Ahora, el grupo muchas veces sólo se utiliza para la queja o para publicaciones que no invitan ni al juego, ni al arte. Particularmente creo muy útiles este tipo de herramientas pero hay que hacer un uso responsable de los mismos y comprometido.