La ruta de la alfabetización digital en la Universidad. Un andar atravesado por subjetividades y prácticas

“La presencia de las nuevas tecnologías en las aulas ya no tiene vuelta atrás. Si hasta hace  unos años las autoridades y los docentes podían pensar que los medios digitales debían restringirse a algunas horas por semana o a algunos campos de conocimiento, hoy es difícil, si no imposible, ponerle límites a su participación en los procesos de enseñanza y aprendizaje”  (Inés Dussel, 2011)

Quienes formamos parte de las instituciones educativas sabemos que el diálogo con la cultura digital está atravesando la escuela. Este atravesamiento nos sitúa a los sujetos de la educación universitaria en un lugar protagónico respecto a las decisiones a tomar y a las acciones a implementar en nuestras prácticas  y en  los diversos ámbitos de formación, capacitación, asesoramiento pedagógico, extensión, transferencia e investigación.

Nos encontramos transitando nuevos caminos para el acceso y la apropiación de los conocimientos. Es en ese contexto donde la Universidad, como generadora de experiencias formativas, debe propender hacia la gestión de proyectos que tengan en cuenta a las nuevas tecnologías desde una variedad de aspectos, como objeto de estudio, como instrumento metodológico, para la extensión del conocimiento y como herramienta de comunicación.

Detenernos en la cultura material de la escuela, reparar en las “microhistorias” locales (Lawn y Grosvenor, 2005) o  en el “ajuar ergológico de la escuela y del oficio de enseñar” (Costa Rico, 2006), posibilita el abordaje de problemáticas de alcance mucho más amplio a nivel global. Es así como la narración de experiencias educativas donde se recupere la cultura material de las instituciones escolares nos permite dar cuenta de los procesos que se llevan a cabo en los diferentes contextos educativos.

Pensar la cultura material de la escuela plantea analizar sus significaciones culturales, su ubicación en los escenarios institucionales y sus relaciones con los actores y las prácticas de enseñanza (Escolano, 2007). Se constituye en la posibilidad de conocer y comprender las prácticas escolares de los sujetos de la educación, traspasando los muros de la escuela y haciendo resonancia en la comunidad.

En la actualidad los objetos tecnológicos están adquirierndo nuevas dimensiones en las instituciones educativas, objetos de nuestra cultura escolar que estamos descubriendo mientras les permitimos la entrada. Así, recuperando las palabras de (Massone, Marisa, 2011), resulta fundamental detenerse en la intencionalidad del docente y de otros actores institucionales que ponen en diálogo la cultura escolar con la cultura de los niños, jóvenes y adultos y sus vínculos con los medios.

La cultura digital nos interpela respecto a comprender que no se trata solamente de contar con tecnología en las instituciones, sino de hacer foco en las experiencias de enseñanza y de aprendizaje incorporando otras modalidades. Es una nueva relación con el conocimiento. La idea de tener una computadora en las aulas tiene que ver con gestionar la información, comunicar y trabajar en red, con proyectos, explorando las potencialidades del contenido digital, con una mirada crítica y creativa.

Es por ello que interrogarnos acerca de la enseñanza debiera convocarnos a pensar, debatir y definir colectivamente la construcción de propuestas curriculares desde las cuales gestionar las propuestas formativas, proyectos de asesoramiento y acompañamiento a docentes,  programas de investigación y transferencia para intentar abrir caminos a la diversidad de situaciones de acuerdo a los grupos que conforman la comunidad universitaria, a los campos de saberes, a los docentes y no docentes que integran los equipos institucionales y a los contextos sociales y regionales de cada institución educativa.

La cultura digital atraviesa y se entreteje con el espacio universitario de múltiples maneras y nos brinda la posibilidad de buscar nuevas configuraciones relacionales y crear nuevas prácticas de aprendizaje. Estas nuevas tecnologías no solo permitirán generar innovadoras prácticas culturales sino también registrar y analizar los distintos modos que los sujetos ponen en escena al  apropiarse de ellas.

Retomando a Vidal, Diana (2007), las prácticas se producen en las relaciones que los sujetos establecen con el mundo en su materialidad y se relevan en los usos dados al conjunto de objetos culturales con los cuales conviven en las diferentes situaciones de poder. Cuando es observada en su regularidad, la materialidad de la escuela traza las marcas de la modelación de las prácticas escolares. Pero cuando es percibida en su diferencia, revela índices de las subversiones cotidianas al arsenal prescriptivo, posibilitando localizar trazos sobre como los sujetos operan inventivamente con la materialidad de la escuela.

A partir del reconocimiento de estos trazos se constituye en un desafío para la educación superior incluir en sus prácticas los nuevos códigos culturales poniendo en juego los instrumentos que proporcionan la cultura letrada para interactuar coherentemente con la cultura digital y sus modos de acceso. De esta manera la universidad estará en condiciones de asumir este camino como dimensión estratégica de la cultura, interactuando con los nuevos campos de experiencia surgidos de la construcción de los saberes, los flujos de información y las redes de intercambios creativos con otras instituciones.

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