Todas las entradas de: Ricardo Edison Amorin Tenconi

Todo cambia, mucho queda

Reflexión sobre problemas a partir de la experiencia:

 

Como ha quedado establecido, las experiencias reflejan la forma de  ingreso de algunos dispositivos de tecnología digital a la escuela y el uso que le dan los estudiantes a las TIC´s a la hora de estudiar.

Creo que en la primer escena se refleja algo de lo que plantea Urresti[1], al describir el impacto que ha tenido la revolución afectiva en la escuela. La relación más horizontal, democrática y comprensiva con los hijos y la dificultad de socializarlos en las reglas y valores compartidos, hace que se torne problemático el ejercicio de la autoridad en la escuela. Tanto los docentes y los directivos, como el propio curriculum son cuestionados en su legitimidad; buscándose una autoridad basada en la utilidad y el interés inmediato del alumno.

Por otra parte, como también nos señala Urresti, los medios de comunicación (hoy preponderantes agentes de socialización) generan audiencias fragmentadas, especializadas y finalmente individualizadas; y tienen mensajes basados en el placer, la seducción, la propuesta de un modelo de corto plazo, hedonista, de satisfacción garantizada, de entretenimiento continuo y de sobreinformación subinformante. Todo ello se convierte en una nueva dificultad para le escuela, porque ésta, en su formato moderno, propone tareas más trabajosas y exigentes.

En este marco, como dice Tiramonti[2], la transimisión cultural en la escuela se vuelve poco significativa o muy débil, no pudiendo contrarrestar o competir con lo propuesto por los massmedia. Y, como continúa afirmando, esa falencia deviene de la incapacidad de la propia escuela de reconocer los nuevos códigos culturales y de poner en juego los instrumentos que proporciona la cultura letrada (del proyecto moderno) para interactuar inteligentemente con los medios audiovisuales y electrónicos; de forma de lograr que las nuevas generaciones se incorporen a un intercambio cultural que permita la construcción activa de ciudadanía.

Siguiendo con Tiramonti, si la escuela propone una secuencia temporal en que se transmite un pasado (formateado, inventado), para construir una cierta representación clara del presente y justificar una pretensión de futuro: ¿cómo hacer si la cultura hoy privilegia el presente, descree del progreso y del futuro y desplaza la ética del trabajo a favor le la estética del consumo? En definitiva, ¿como hacer que jóvenes socializados con esas bases puedan sentirse a gusto y trabajar en una escuela que está construida sobre otras muy distintas?

En otro sentido, resulta relevante recuperar lo que nos dice Pinkasz[3] al dar cuenta de que el modelo curricular mundial implica un desplazamiento hacia el sujeto expresado en:

– Contenidos orientados al desarrollo personal y a formar sujetos competentes, entendidos como aquellos en condiciones de resolver problemas, diseñar cursos de acción, tomar decisiones, tener confianza en las propias posibilidades.

– Contenidos respondan al interés de los alumnos.

– Énfasis en el interaccionalismo (en términos de Dussel), privilegiando las actitudes hacia la convivencia, el trabajo en equipo, la tolerancia y comprensión hacia el otro.

Esta afirmación me hace preguntar:

¿Cómo hacer para que recoger los intereses y las necesidades de los alumnos, sin dejar de ser la escuela quien le plantee elementos culturales de un mundo que ellos no conocen? En definitiva, ¿cómo construir el necesario puente?

¿Cómo evitar empobrecer la propuesta educativa en aras de una adaptación curricular a sus intereses inmediatos?

¿Cómo lograr que esa adaptación sea realmente productiva para su vida como ciudadanos?

¿Cómo generar condiciones para su desarrollo personal y cómo formar sujetos competentes, si son socializados en una cultura que no valora el esfuerzo y prefiere ante todo el goce del momento actual?

¿Cómo favorecer el interaccionalismo cuando la necesidad hiperconexión los lleva a no estar conectados en los ámbitos en que están presentes? Por tanto ¿cómo podrán comprenderse?.

Para cerrar, estas líneas parecerían estar impregnadas de pesimismo. En realidad no es así, creo y quiero pensar que cada una de las preguntas tiene sus respuestas positivas a favor de la educación, de la escuela y, sobre todo, de los estudiantes.

 


[1] Marcelo Urresti, Especialización Curriculum y Prácticas Escolares en Contexto, Clase 5: Transformaciones culturales y transiciones juveniles, 2014, Flacso Buenos Aires.

[2] Guillermina Tiramonti, Especialización Curriculum y Prácticas Escolares en Contexto, Clase 6: La escuela media frente a los mandatos sociales y a las nuevas formas de diferenciación social, 2014, Flacso Buenos Aires.

[3] Daniel Pinkasz, Especialización Curriculum y Prácticas Escolares en Contexto, Clase 7: El modelo curricular mundial y la masificación de la escuela media en argentina, 2014, Flacso Buenos Aires.

 

Todo cambia, mucho queda

Experiencias relativas al tema:

Debo decir que estuve tentado de plantear experiencias del funcionamiento del Plan Ceibal (de inclusión digital a través del modelo 1:1 de carácter nacional). Pero dado que mi ámbito de actuación docente es el bachillerato y el bachillerato nocturno (para personas extraedad), y que éste el plan todavía no se encuentra en una fase de gran desarrollo en éstos niveles, he preferido comentar dos experiencias sencillas que efectivamente forman parte de mi práctica.

1- La telefonía celular entra en la escuela:

recreo-educativo

Si bien no puede decirse que en todas las aulas en las que he trabajado en los últimos tiempos el fenómeno suceda con la misma intensidad, es un dato innegable que con la generalización de la tenencia de teléfonos inteligentes los adolescentes tienen naturalizado el hecho de que su uso en clase es algo así como un derecho inalienable. Claro que el uso que hacen de ellos refiere al envío de mensajes -en la actualidad fundamentalmente vía WhatsApp-, la espera de llamadas de suma importancia y urgencia y la participación en juegos de preguntas y respuestas en red (siendo sinceros, muchas de estas acciones suplantan a los viejos mensajes escritos en papelitos y los juegos de ta-te-ti o ceritos disputados en el cuaderno del vecino de banco).

La primer reacción de mi parte es tratar de reestablecer la autoridad docente (y preguntarme que habrán hecho mis colegas durante el transcurso de la enseñanza secundaria de esos jóvenes para que se comporten así) y, en consecuencia, actuar por la vía de la represión); indicándoles que no deben usar sus dispositivos móviles en clase y en algunos casos (en aquellos en los que vencen mi paciencia) procediendo a su incautación. No se si está demás aclarar que estas acciones las realizo de la forma más razonable, dialogada, amable y simpática posible; es que no concibo el ejercicio de la autoridad de otra forma.

Pese al éxito en mi intento, en algunos casos, y fruto del fracaso, en otros tantos, la segunda postura que tomo, y no es contradictoria, es reivindicar el uso de esos mismos teléfonos como recurso didáctico. Si están allí, tienen conexión y les gusta usarlos, pues bien, a buscar las normas jurídicas que estamos trabajando, a buscar noticias relacionadas a los temas que estamos viendo, a buscar datos que surjan de investigaciones sobre ellos.

2- Aprender a usar la red:

La tarea copiada

Las nuevas TIC´s han puesto en manos de nuestros estudiantes fuentes de información, en cantidad y calidad, impensadas en las épocas de mi adolescencia. Pero lo que parece evidente es que poco saben acerca de cómo buscar información relevante y fiable y de cómo analizarla críticamente.

Aprovechando esas posibilidades, comienzo solicitando un trabajo breve, con consignas fáciles, básicamente de búsqueda de información. El resultado, más bien generalizado, es la copia textual de las primeras líneas de la descripción que hace Wikipedia sobre el tema; y cuando existe un mayor grado de elaboración me encuentro con la copia textual de fragmentos de algún blog con apuntes al respecto. Por supuesto, en ambos casos no existe reconocimiento de la fuente de donde han obtenido esa información.

Como devolución, les planteo que para que un trabajo tenga riqueza deben buscar en varias fuentes; que a un año o menos de ingresar a la universidad es esperable que sus fuentes sean otras distintas a las que utilizaron; y que existe algo denominado derechos de autor y que está muy bien eso de utilizar fragmentos de varios autores, pero que dedicarse a copiar y pegar fragmentos de un mismo autor u origen, sin reconocer y citar la fuente, suele estar mal mirado por los autores y los jueces. Por supuesto pienso, y se los digo, los docentes los hemos acostumbrado a trabajar así.

Pero, igualmente, esto lo tomo como un calentamiento y un punto de partida. La idea es comenzar a prepararlos en la elaboración de trabajos de corte monográfico. Para lo cual les pido que, divididos en grupos, elijan un tema dentro de un menú que les ofrezco; las planteo una serie de consignas tendientes al análisis de ese tema; pienso colectivamente con ellos, y en abstracto, cuales pueden ser la fuentes de información relevantes y fiables que se pueden encontrar en la web sobre esos temas; y luego con cada grupo voy monitoreando las búsquedas específicas que realizan y el análisis de las informaciones que van realizando. Aspirando que al final de un proceso de un de cerca de tres meses (mientras vamos avanzando en otros contenidos del curso), puedan sentir que aprendieron algo nuevo en relación a como manejar la información que los rodea.

Todo cambia, mucho queda

Imágenes, documentos, videos:

“El modelo Ceibal: Nuevas tendencias para el aprendizaje”.
Compiladores: Báez, Mónica, García, José Miguel y Rabajoli, Graciela, Montevideo, 2011, Plan Ceibal y ANEP (Administración Nacional de Educación Pública).
http://www.ceibal.edu.uy/Documents/Libro%20Azul%20ANEP%20- 20CEIBAL%20%282011%29.pdf
Esta publicación reúne artículos que consideran distintos temas que involucran las tecnologías en el ámbito educativo y socia en el Uruguayl. Por un lado brinda diversos enfoques relacionados con la integración de la tecnología en las aulas, los centros y la comunidad. Por otro, analiza las nuevas formas para crear, comunicar, compartir y también para ejercer ciudadanía.

“Internet: ¿Un espacio de socialización?
Morales, Ma. Julia, Montevideo 2009, Fondo Concursable “Carlos Filgueira”.
http://www.observatic.edu.uy/wp-content/uploads/2010/09/Internet-Espacio-de-socializacion.pdf
Este informe se basa en un trabajo de investigación que da cuenta de las prácticas sociales y de las prácticas individuales generadas por el uso de Internet y responde a la pregunta de cómo los adolescentes, con sus características psico-biológicas y psico-sociales particulares, se vinculan con la tecnología y su entorno.
También se explora y describe como Internet se transforma en una agente de socialización, al igual que el alcance y características de una cibercultura en los adolescentes.

Las TIC´s en educación y los docentes

Usar nuevas tecnologías sin cambiar los contenidos y los formatos de la gramática escolar no generan una mejor educación.

Educación 2.0: Nuevas tecnologías para enseñar

Es posible desarrollar nuevas formas de enseñar y nuevas formas de aprender con las nuevas tecnologías.

Para reflexionar: El desarrollo tecnológico

La socialización en tiempos de desarrollo tecnológico permanente y acelerado. Subsocializados en la familia, sobresocializados por las TIC´s, subjetividades nuevas en escuelas viejas.

Cómo sería tu vida sin celular

No siempre estar conectados nos ayuda para estar conectados. Hay momentos para estar en la vida virtual y momentos para estar presentes.

Usar la cabeza …

usar la cabeza

Puede que no sea del todo cierto, puede que antes tampoco se usara demasiado. Pero lo que es seguro que la sola incorporación de nuevas tecnologías no alcanza, lo imprescindible es enseñar y aprender a usar la cabeza.

Todo cambia, mucho queda

Interés en la selección del eje:

Ante todo debo confesar que me resulta poco posible separar los distintos ejes en que se encuentra dividido este tema. Pensar los cambios y permanencias asociados a la cultura digital sin reflexionar sobre los sujetos que participan en esa cultura, cual son los saberes y las emociones que son puestos en juego y como se redefinen el tiempo y el espacio en ella, me terminaría resultando un pensar en cambios y permanencias sin ningún nivel de asociación con la realidad. Por otra parte, me resulta necesario contextualizar esa realidad en el nivel del sistema educativo en el cual trabajo. En consecuencia, en estas líneas sobre la cultura digital se irán (o se me irán) cruzando todos ellos, por supuesto bajo la lupa de lo que cambia y lo que queda.

La escena con la que nos encontramos desde las décadas finales del siglo pasado es la de un sistemático y acelerado desarrollo de las tecnologías digitales de la comunicación y la información, lo que ha llevado a que éstas tengan un lugar de privilegio en nuestra vida cotidiana. Este fenómeno, entre otras, genera algunas consecuencias relevantes que me interesa remarcar: la primera, ha llevado a que el acceso, el procesamiento y la producción de información sean factores fundamentales, e ineludibles, de poder; la segunda, éstas tecnologías surcan los procesos de integración y desarrollo social, desde los niveles más micro a lo más macro (desde la pequeña aldea a la aldea global); y, la tercera, en ese marco se generan nuevas subjetividades, distintas a las que cómodamente creíamos conocer, en las que la ideas de la no perdurabilidad de las cosas y su reemplazo a muy breve plazo por algo nuevo son predominantes.

Mi interés radica en que, en este nuevo escenario (ya no tan nuevo), no resulta posible discutir si las tecnologías digitales deben estar presentes o no en la Escuela; sino que la discusión está dada, o en su caso debe darse, en relación a cual es la mejor manera de incorporarlas. Es en esa discusión en la que debemos identificar para qué queremos estas tecnologías en la Escuela y cómo, y en que medida, transforma o debe transformar las metodologías, los contenidos, los formatos, en definitiva la gramática escolar.

Todo cambia, mucho queda

Interés en la selección del eje:

Ante todo debo confesar que me resulta poco posible separar los distintos ejes en que se encuentra dividido este tema. Pensar los cambios y permanencias asociados a la cultura digital sin reflexionar sobre los sujetos que participan en esa cultura, cual son los saberes y las emociones que son puestos en juego y como se redefinen el tiempo y el espacio en ella, me terminaría resultando un pensar en cambios y permanencias sin ningún nivel de asociación con la realidad. Por otra parte, me resulta necesario contextualizar esa realidad en el nivel del sistema educativo en el cual trabajo. En consecuencia, en estas líneas sobre la cultura digital se irán (o se me irán) cruzando todos ellos, por supuesto bajo la lupa de lo que cambia y lo que queda.

La escena con la que nos encontramos desde las décadas finales del siglo pasado es la de un sistemático y acelerado desarrollo de las tecnologías digitales de la comunicación y la información, lo que ha llevado a que éstas tengan un lugar de privilegio en nuestra vida cotidiana. Este fenómeno, entre otras, genera algunas consecuencias relevantes que me interesa remarcar: la primera, ha llevado a que el acceso, el procesamiento y la producción de información sean factores fundamentales, e ineludibles, de poder; la segunda, éstas tecnologías surcan los procesos de integración y desarrollo social, desde los niveles más micro a lo más macro (desde la pequeña aldea a la aldea global); y, la tercera, en ese marco se generan nuevas subjetividades, distintas a las que cómodamente creíamos conocer, en las que la ideas de la no perdurabilidad de las cosas y su reemplazo a muy breve plazo por algo nuevo son predominantes.

Mi interés radica en que, en este nuevo escenario (ya no tan nuevo), no resulta posible discutir si las tecnologías digitales deben estar presentes o no en la Escuela; sino que la discusión está dada, o en su caso debe darse, en relación a cual es la mejor manera de incorporarlas. Es en esa discusión en la que debemos identificar para qué queremos estas tecnologías en la Escuela y cómo, y en que medida, transforma o debe transformar las metodologías, los contenidos, los formatos, en definitiva la gramática escolar.