Archivo por meses: agosto 2013

¿Qué se puede reflejar en un Boletín desde lo instituido y lo instituible?

Las prácticas de evaluación no son más que un momento del proceso de enseñaje, donde se ponen de manifiesto todas las estrategias bilaterales entre docentes y alumnos para tratar de enseñar y lograr aprender contenidos que siempre estarán en los libros de una biblioteca, o en una base de datos de la web. ¿Enseñar contenidos o enseñar a aprender? ¿Enseñar a aprender y aprender a enseñar para poder evaluar? ¿Evaluar lo aprendido o aprender a evaluar? Cuanto peso sobre nuestra tarea que parece inagotable de responsabilidad. El boletín de calificaciones puede subir al sujeto a lo más alto o condenarlo al fracaso, sino tomamos la evaluación con el compromiso que nuestra tarea nos exige.

Si observamos los boletines de un curso, donde la mayoría de los alumnos están aplazados en las materias, seguramente comenzaríamos analizando el grupo, rescatando a los pocos aprobados y separándolos de las manzanas podridas, defendiendo nuestras prácticas profesorales y culpando primero a los sujetos que son lideres negativos, luego al sistema político social que los subvenciona, al sistema educativo y a los contenidos curriculares mal elegidos, a la familia que no colabora o no muestra ningún interés por la educación de sus hijos y porque no a las nuevas tecnologías que le restan horas de estudio y acarrean un desgano por el desarrollo intelectual en los alumnos; por último y una vez descartadas todas las posibilidades anteriores atribuibles al fracaso escolar, podríamos llegar a analizar la remota posibilidad de no motivar, llegar, incentivar, acompañar o simplemente poder enseñar a nuestros alumnos y cumplir con nuestra tarea. Los más obsecuentes aducirían el fracaso a la suma de todos estos puntos mencionados. Esto también se lee en los boletines y no siempre nos damos por aludidos, claro, el Boletín siempre estuvo asignado a informar sobre el rendimiento del alumno. ¿Podemos pensar quizás que también informa sobre nuestras prácticas?

“El Boletín y sus supuestas funciones”

Según el diccionario, el Boletín es una publicación periódica sobre un determinado campo del saber. Son sinónimos de Boletín: circular, periódico, gaceta, folleto, diario. Si nos remitimos al área de educación, el Boletín sería un indicador informativo que va reflejando en forma progresiva el recorrido académico de un sujeto en evolución. Estos cambios se informan mediante un marcador denominado “nota” que puede ser numérica en la mayoría de los casos o puede adoptar otras formas según circunstancias  o momentos especiales que generalmente están conexos a una época o período particular del Sistema.

La nota nos comunica directamente con la evaluación, otro gran discutido dentro de nuestro sistema. Esta evaluación debe ser un proceso integrado al de aprendizaje de los alumnos, motivado por el docente y no impuesto por el mismo, disfrutado por el alumno y reconocido debidamente por el que enseña. En una evaluación nada debe quedar sin analizar; no es necesario sacrificar saberes o hipotecar conocimientos; un buen docente debe siempre debe saber lo que cada alumno quiere decir en una evaluación.

La nota puede ser un estimulo, pero también puede generar cierto grado de responsabilidad. Puede proponer en forma implícita la necesidad de suscitar un cambio de actitud o puede ser motivadora. El boletín que refleja las notas obtenidas en un periodo de tiempo, es un instrumento cargado de calificaciones cuantitativas y no cualitativas,  contraposición que manifiesta,  que su uso está viciado de fisuras que lo cuestionan y lo interpelan permanentemente y lo han condenado en muchas oportunidades. Estas grietas son las que provocan sus cambios y modificaciones estructurales que siempre terminan trayendo a la mesa más dudas que soluciones, que se evidencian seriamente en la práctica y que no pueden ser sostenidas con argumentos teóricos pensados en una oficina, sino que obligan a transmutar los escritorios del asesoramiento para trabajar insitu, desde el campo educativo mismo.  De hecho, los boletines son elementos cuestionables y su permanencia en el tiempo no los exonera de ser factibles de cambios, sino que por el contrario, los condena permanentemente a repensarlos y modificarlos estructural y funcionalmente.

A pesar de todos estos supuestos, los boletines se han mantenido prácticamente inalterables a lo largo de la historia del Sistema Educativo, desde lo estructural y funcional, franqueando todas las reformas a nivel macro y reafirmando su permanencia a través del tiempo como verdaderos caudillos, sin rendirse se han vuelto a elegir una y otra vez como instrumento informativo y mecanismo de control cuantitativo. Es difícil imaginar cómo pudo este elemento, casi in inmutable transformarse en inagotable, sin poder ser reemplazado, pudiendo remapearse para sostenerse casi inalterable a todos los cambios epocales. Su impermeabilidad a las reformas educativas y su paradigmática naturalización nos llevan a cuestionarnos su aplicabilidad, ya que al no encontrar rivales que puedan derrotarlo, sigue siendo el   indiscutible favorito entre todos los sugeridos, que no le pueden dar batalla, hasta ahora. Los boletines pueden concentrar gran cantidad de información, producir grandes frustraciones en los alumnos y en la familia, generar sentimientos de conformidad, bienestar y hasta de resignación, habilitar estrategias de socialización, cuestionar a Alumnos, Docentes, Escuela y hasta el mismo Sistema Educativo, pueden dar respuesta pero también pueden engendrar grandes interrogantes, pero prevalecen, siempre están presentes y su función sigue siendo la misma para la que fueron puestos en práctica, para lo que fueron pensados. Son como aquella piedra en el zapato, que sabemos que esta pero que no sabemos porque esta, y sabemos que piensa permanecer ahí hasta que se decida lo contrario. Son como ese estigma que reaparece cada año como el año anterior y aunque no lo deseamos y no lo veamos “siempre esta”. No se rinde,  no se resigna, no descansa, se impone naturalmente y siempre se cuestiona, para bien o para mal, pero siempre está.

Los boletines escolares: entre lo dicho y lo no dicho.

Los boletines escolares, contienen la selección de disciplinas que en occidente se consideran importantes enseñar atendiendo a las lógicas, generalmente, de la cultura dominante. En ellos, aparecen las calificaciones de las materias que los estudiantes cursan en la escuela. Calificación es sinónimo de evaluación y ésta sinónimo de enseñanza y aprendizaje, como si estos procesos podrían sólo comprenderse a través de una calificación. Aquel canon de disciplinas permanece casi invariable tal como plantea Benavot, A. (2002:62) En el nivel primario, la mayor parte de los conocimientos escolares se definen en seis áreas temáticas que predominan casi universalmente: lengua, matemáticas, ciencias naturales, “ciencias sociales”, formación estética y educación física. Estas asignaturas escolares representan el núcleo curricular de la educación primaria y normalmente corresponden al 80-90% del total de las horas lectivas durante los seis primeros años de escolarización obligatoria.” Y también el núcleo básico o común en la Educación Secundaria, y sobre ellas se desarrolla, además, la Formación Docente. Estas disciplinas se evalúan, y se traducen en un número que los docentes volcamos en los boletines, configurando o “etiquetando” un tipo de sujeto que naturalizamos, según el éxito o el fracaso escolar, atribuible a cada individuo. En el “entre” bucearemos sobre lo no dicho en la cultura material de la escuela traducida, en este caso, en los boletines escolares.

 

Tonucci (1994) plantea la concepción de evaluación como calificación, etiquetamiento, informe, que se traduce en un número o un rótulo, en este sentido, cabe preguntarnos, ¿Qué entendemos por evaluación? ¿Por qué es tan importante la calificación? ¿Qué poder detenta la misma en manos de un docente acrítico? ¿La prueba, la representación que tenemos de un sujeto, la cantidad de saberes reproducidos literalmente, son sinónimos de aprendizaje escolar, de comprensión, de traducción de las tramas y experiencias que constituyen a un sujeto?.

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Escuela y Cine

Llevar el cine a la escuela significa, implicación y aprendizaje, un encuentro en lo común que representa incluir al otro, dar posibilidades para que elabore, re-elabore su propia trama educativa y de vida. E incluir también otras voces que nos permitan pensar proyectos educativos alternativos.

Proceso de construcción en donde se pueden situar mojones en su inicio, en la visualización de un problema y en los lugares de encrucijada y acuerdos.

María Silvina Serra (2006) nos habla que podemos otorgarle al cine la función de tramitar lo común, incluyendo en ese común: saberes, sentimientos, emociones, procesos de identificación.

El cine constituye un artefacto cultural capaz de narrar, de ubicarse con voz, como autor representar al mundo, con un lenguaje emotivo y masivo, teniendo la capacidad de formar identidades colectivas.

Los invitamos a ver las siguientes películas:

Sujeto, transitoriedad y evaluación

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Partiendo del pensamiento de Paul Ricoeur que sostiene que el hombre percibe el mundo tanto intelectual como corporalmente, podemos decir que esta relación entre intelecto y corporeidad se vinculan con todas las multirelaciones que el sujeto establece a lo largo de su vida, y por lo tanto todas sus acciones son evaluadas desde si mismo des esta múltiple perspectiva.-

Está muy bien, en este caso,  tener en cuenta que el concepto de cuerpo que presenta Ricoeur no se ata únicamente a lo afectivo y sensorial. “somos siempre conciencia en un cuerpo”[1], por lo tanto toda vivencia está atravesada por lo intelectual y por lo corporal, y manifestadas a través de la expresión simbólica del lenguaje, el cual se manifiesta de múltiples manera: palabras, gestos, actitudes.-

Con esto podemos interpretar que todas las identidades que se van tejiendo a lo largo de la vida de un sujeto son siempre provisorias, por lo tanto pretender homogeneizar, estandarizar y cimentar propuestas para todos los aspectos de la vida de un sujeto es un grave error, del cual la educación también debe hacerse cargo y debe tratar de revertir.-

Continuamos la reflexión entendiendo que el sujeto es un ser histórico y que se va encarnando dentro de una cultura, un tiempo y un espacio, teniendo en cuenta que  estas categorías: cultura, tiempo y espacio, varían, trasmutan, se acomodan a la cosmovisión y al proceso que el transcurso del devenir histórico va dando.-

Teniendo en cuenta que entendemos  al sujeto como multiplicidad de posibilidades, de horizontes, consideramos que es totalmente errado petrificar significaciones queriendo que las mismas atraviesen los tiempos y se instalen como referentes con validez universal y permanente; esto es una realidad que aún resulta impensable para la mayoría de los docentes que transitan la educación en todos sus niveles, y también para el sistema educativo en si mismo.-

Los diseños curriculares actuales nos permiten soñar con la incorporación de nuevos modelos desde los procesos de enseñanza y aprendizaje hasta los modelos evaluativos, pero cuando se pisa la realidad no tropezamos con un cierto grado de imposibilidad e impotencia para dar origen a estos cambios, que según la nueva concepción de sujeto, resultan indispensables.-

Acomodando este relato al tema que nos convoca que es la evaluación de los aprendizajes y su materialización a través de una nota numérica, entendemos que se da un quiebre entre este perfil de sujeto y los modos con los cuales se establecen hoy estos parámetros evaluativos.-

Al inicio dijimos, en conceptos de Paul Ricoeur que toda persona es el resultado de la integración entre intelecto y corporeidad, mente y espíritu, subjetividad y materialidad, por lo tanto para que un proceso evaluativo no genere un choque con esta concepción resulta interesante tener en cuenta que el sujeto de una actividad escolar no es un sujeto abstracto, sino alguien concreto que necesita del acompañamiento en este tiempo fundamental de su vida, y dentro de esta inclusión escolar, la evaluación, es la que tiene la palabra en el momento de la acreditación o no de los saberes, lo cual afecta necesariamente la vida emocional del sujeto.-

El desfasaje se produce cuando queremos introducir modelos evaluativos anquilosados dentro de una concepción nueva de sujeto, allí se producen estos grandes quiebres, frustraciones, desilusiones que luego son difíciles de revertir.-

Nos gustaría aquí tomar dos conceptos de evaluación de la autora EmilceElichiry: “evaluación es el resultado de un proceso de construcción que incluye la interacción de factores políticos, culturales, axiológicos y de representaciones sociales” (Elichiry, 1997). La autora  explica claramente en su conceptualización que todas las dimensiones del sujeto se integran en ese momento de evaluar, y por lo tanto la expresión final de la misma debe ser el producto o resultado de esta integración de factores y a la vez que el sujeto se sienta reflejado, identificado con este resultado final.-

Muchos otros autores focalizan la interpretación de la evaluación con el fracaso escolar, y creemos fehacientemente que es así, si tuviéramos el ánimo de generar estos cambio en la evaluación sin dudas que se podría revertir el fracaso escolar, pero para que esto se logre no depende una dos personas, sino de políticas educativas que permitan la operatividad de estos cambios, los cuales sabemos, no son de un momento a otro sino parte de un proceso complejo que integra lo personal, lo social , lo cultural y lo institucional.-

Como un aporte más, se nos ocurre pensar si el comienzo de este cambio no puede darse desde la modificación de la estructura de los “famosos boletines escolares” de modo que tanto los estudiantes como sus padres los interpreten como PROCESO y no como FIN,  entonces los resultados serían diferentes.-


[1] Paul Ricoeur, supuesto metafísico de que el hombre es un ser encarnado

Los sujetos y la evaluación: algunos sentidos

“para cambiar las prácticas en el  sentido de una evaluación más formativa, menos selectiva, es posible que se deba cambiar la escuela, pues la evaluación está en el núcleo del sistema didáctico y del sistema de enseñanza”

Perrenoud. 2008, 193

Para poder sostener esta mirada evaluativa, que implica volver a mirar, para poder mirarnos luego desde otro lugar,  consideramos en ese sentido que sería importante operar en dos direcciones, como nos recuerda Nicastro (2006): salirse de las miradas que capturan, aquellas que nos atrapan la atención, que nos “hipnotizan” y de las miradas que clausuran, que nos enclaustran la visión, que nos permiten sólo ver lo mismo, no dejándonos ver  lo diferente, lo nuevo.

La evaluación, desde este lugar, reconoce la complejidad de los procesos educativos, como prácticas situadas, como construcciones históricas–sociales, como proyectos pedagógicos, donde la reflexión sobre la propia práctica permite tomar cierta distancia para analizar las creencias personales, los conocimientos y las teorías implícitas en la que los docentes se basan para desarrollar su tarea cotidiana. No hay cambio posible si los docentes no participan en el diseño de nuevas estrategias que abran a nuevos sentidos de las prácticas de evaluación y comunicación de los recorridos de los alumnos.

Habitualmente se nombra a la práctica evaluativa como: evaluación de los aprendizajes, nos dice Rafaghelli (2009) pero justamente lo que oculta este enunciado es al  sujeto. Este corrimiento puede  dar lugar a algunas reflexiones: ¿Se evalúa al alumno individual sobre la base de una demostración del conocimiento de una disciplina?¿O lo que se evalúa es el conocimiento corriente de la disciplina a través de la demostración que hace el alumno de su conocimiento? La diferencia entre uno y otro  está en que en el primer  caso, el referente a partir del cual se emite el juicio de valor es el aprendizaje de los alumnos, mientras que en el segundo, lo es el campo disciplinar. Cuestionamientos que nos llevan a nuevamente a los sujetos que aprenden, quizás sea necesario  (re)preguntarse: ¿Quiénes son?¿Cómo y dónde se hacen presentes en la elaboración de las propuestas educativas?

Abrir el diálogo sobre prácticas de evaluación dan sentido a las tramas que se construyen entre los diferentes sujetos, actualizando y re – actualizando las sucesivas interpretaciones del entramado que sostiene y es sostenido en el proyecto curricular escolar.

Descripción de escenas

Las escenas educativas se inscriben en la cultura escolar configurando sentidos y significaciones acerca del hacer pedagógico. Las escenas hacen volver la mirada sobre lo cotidiano en el sentido de lo diario de lo que sucede en el día a día, lo que implica ser capaces de desnudar el significado de lo que allí se produce, reconociendo el potencial de la experiencia, leyendo tramas, discursos y prácticas que se expresan diariamente.

Las escenas que a continuación se describen abren a la posibilidad de narración, problematización y lectura de la cotidianeidad en forma conjunta como práctica entre varios, que intenta ligar lo “desligado”,  crear un nuevo lazo social, nos dice Zelmanovich (2009), para lo cual es necesario volver sobre el lugar que cada uno ocupa, desde un discurso particular, fortaleciendo saberes y trayectorias

Escena 1 (DANIELA)

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Elegir una de las experiencias, que no son sólo señales que indican, sino que son interpelaciones a nuestro accionar, no es una tarea sencilla. Ver y contar la historia en un momento, de eso se trata tal vez este intento de expresión.

Durante mi paso por la cátedra Residencia del Profesorado de Primaria concurrí a una entrega de boletines…acostumbrada a llegar y a que muchos de los niños se acercaran para preguntar quién era…ese olor a tiza y a comida al mismo tiempo con el telón de fondo de risas y gritos  parecía que habían desaparecido…se respiraba en el aire algo distinto una mezcla de angustia, ansiedad, incertezas…

En el salón de actos la estudiante a quien iba a observar se encontraba con la docente arreglando por orden alfabético los boletines, me acerque salude y me senté mientras los padres iban llegando…la directora inicia la reunión comentando lo recaudado por el ultimo mate bingo organizado por la escuela, mientras ella habla podía observar como los papas que llegaban se sentaban atrás…luego cada docente se separaba con los padres de su grupo de alumnos…la maestra inicia la conversación sobre los alumnos que no aprobaron el trimestre, de a poco los gestos y miradas de los padres fueron cambiando, me llamo la atención porque nadie hablo ni hizo comentario sobre la devolución que hizo la maestra solo asentían con la cabeza…por allá atrás una mama pregunta cuales eran los materiales que debían traer para el segundo trimestre…la reunión fue de 20 minutos….

¿Qué sucedió allí? ¿Qué se produjo en ese encuentro? ¿Cómo pensar la devolución de un proceso de enseñanza y aprendizaje? ¿Qué herramientas construyen los estudiantes de los profesorados para construir otras  formas de devolución y comunicación?

Formar docentes es mi función, mi labor cotidiana…Sostener un proceso de formación, además de complejo es desafiante. Porque nos involucramos en el camino de otros, los marcamos, pero no controlamos los efectos de lo dado…se juega algo de la transmisión

 Escena 2 (ANALIA)

Ante la propuesta que nos hacen sobre el análisis de boletines escolares me  surgen inmediatamente una serie de interrogantes ante el escenario histórico de los mismos que se configuran como presencias fantasmáticas, enigmáticas que guardan en sí mismos un misterio, un silencio elocuente que materializa un pasado, que refiere a un presente e interroga el futuro:

¤        ¿cultura o fragmentación?… o ¿cultura y fragmentación? …

¤        O tal vez ¿cultura y vinculación?… ¿identidad cultural?… ¿cosmovisión?

¤        ¿Cuál es la relación hoy entre el boletín y las trayectorias educativas de los sujetos?

¤        ¿Quiénes entran en el juego?

¤        ¿Qué representaciones subjetivas construyen y se construyen en los sujetos desde estas prácticas institucionalizadas respecto de la evaluación de los aprendizajes?

También considero de gran relevancia entrar en el imaginario social, escolar y familiar respecto de este instrumento que en la historia de la escuela siempre ocupó y ocupa un lugar preponderante. Es así como dialogué con mamás, docentes y directivos a fin de recabar opiniones y me encontré con la más variada gama de respuestas, observando, en muchos casos sobre todo de los padres, que se instituye como un soporte de control de la trayectoria de sus hijos en la edad escolar. Respecto de los docentes y directivos, varios de ellos aún con las improntas propias del conductismo, otros con ideas más avanzadas tomando esta materialidad como parte del proceso de la formación de los educandos.-