Archivo por días: 8 agosto, 2013

El Boletín a Evaluación Continua, No alcanzó los objetivos…

Sabemos que cada elemento cumple una función diferente en relación a aquello para lo que fue pensado, en otros casos esta función se ha instalado naturalmente y se mantiene en el tiempo inalterable sin ser cuestionada ni interrogada. Un elemento pedagógico como el boletín, solo puede ser indagado en su cometido cuando encuentra otro elemento que pueda suplantarlo o cuestionarlo de forma que este pueda variar en su función o bien dejar paso a quien lo reemplace. Si el boletín siempre estuvo pensado para cuantificar los saberes de un sujeto aprendiz, me pregunto, ¿Qué análisis se me permite realizar a partir de la observación del video donde el niño pone notas a su Padre alterando la función del Boletín que s poner nota al alumno? ¿Es lo mismo poner una “nota” que “calificar”? ¿Cuando se “dice” Boletín de Calificaciones se piensa inmediatamente en una nota numérica que evalúa un recorrido? ¿Se evalúa al docente en sus saberes y como se le informa de su rendimiento?
Siempre que nos referimos a una nota numérica nos estamos introduciendo en el campo de lo cuantitativo y estamos deponiendo lo cualitativo, dando paso a suponer que el fin de la evaluación es colocar una “nota” que refleje los saberes y volcarlas a un “boletín” que las informe. El Boletín de calificaciones podría suponer también un amplio sentido capitalista, ya que posicionaría mejor a aquel sujeto que acumule más capital, o sea, mejores notas, lo que podría estimular la competencia o la frustración y el fracaso. Independiente mente de la función para la que fue pensado el Boletín… ¿Es esta la función que se supone tiene que tener en la actualidad con todos los cambios que se fueron planteando a lo largo del tiempo en el Sistema Educativo? ¿Puede reformular su función sin desaparecer del Sistema?
Algunas funciones que se suponen previstas para “El Boletín”:
1. Relevar información: de todas las materias y todos los docentes, esta información estaría relejada en una nota numérica.
2. Concentrar información: en la libreta o boletín papel que concentra todo el recorrido trimestral y anual de un sujeto.
3. Informar: a la familia, demás docentes, autoridades y alumno sobre el rendimiento académico del sujeto, manteniendo un vínculo escuela-familia.
4. Prevenir: mediante informes parcializados se procura la toma de conciencia y la administración de los tiempos de estudio para capitalizar las “notas”.
5. Motivar: desde lo positivo se incentiva al alumno a “seguir así” y desde lo negativo se lo invita a mejorar haciendo intervenir a todos los actores posibles para que el sujeto deponga su situación y prevenga el fracaso.
6. Incluir: todas las funciones anteriores se concentran en la pretensión de incluir al alumno en el sistema, tratando por sobre todos los medios que este no fracase y tenga los mismos derechos que sus pares, procurando siempre una educación con nivel y calidad.

Hoy… se entregan boletines:

Por María Inés Tarditi

¿Qué escribir?… Esa pregunta me sugería distintos itinerarios de escritura. Vislumbraba, varias puertas de entrada a nuevos trazos que buscaban sugestivamente conversar con esos aportes siempre insinuantes, esfuerzos por construir diálogos con la cotidianeidad. Finalmente, elegí dos entradas: la primera refiere a una situación vivida recientemente y la segunda intenta recuperar la voz de antaño.

 

MI PRIMER ESCENA…

 Hace unos días, en una reunión con las familias se entregaron los boletines –junto con las net- para los estudiantes de los primeros años de secundaria. Cuando ingresé a la escuela, me encontré con sillas dispuestas en hilera reproduciendo la disposición dentro del aula del formato escolar tradicional… “esos modos específicos en que se buscó y busca regular la apariencia y la disposición de los cuerpos” (Dussel, I).

Me dirigí al lugar “designado” para los profesores: “frente a los padres”.

Sentí la rigidez en esa distancia. Se inicia la reunión con un relato “denso” y aburrido, según miradas y gestos, sobre consideraciones de la Res. Nº 551/1/10 de la provincia -Sistema de evaluación, calificación y acompañamiento a las trayectorias-.

Paso seguido, fuimos invitados a expresar un comentario general sobre los alumnos, exposición pública donde las palabras se volvieron tensas. Se acercaba el momento de hablar… sentía el peso de algunas miradas, mi cuerpo se resistía a formar parte nuevamente de ese ritual. Vivía el “encarnamiento” de los cuerpos del que habla McLaren, me vi atravesada por esa cultura escolar. Algunos padres se acercaron a preguntar sobre los aprendizajes de sus hijos… muchos “encandilados” solo se inquietaron por las net.

 

 

LA SEGUNDA ESCENA…

Había llegado el día que “Susana” deseaba evitar. La maestra de 2º Grado, se disponía a entregar los boletines con todo su cuerpo implacable recubierto de un blanco impecable.

La Maestra, en voz alta y de pie pronuncia su nombre: “Susana”!. A continuación procede a exponer una observación ante el heterogéneo público que esperaba expectante su turno: “Como siempre… desprolija! Más cuidado en la escritura, debe mejorar la letra y no se distraiga tanto!”. Estaba sucediendo nuevamente: “el trabajo específicamente pedagógico, como trabajo racionalmente orientado” (Tenti Fanfani) producía determinado habitus. Las indicaciones de carácter correctivas iban acompañadas por el aprendizaje implícito de las maneras, de los estilos que expresa la sumisión al orden. En ese preciso momento Susana quería volverse invisible… su cuerpo sentía en ese acto de nominación la demarcación y estigmatización.
La maestra prosiguió con ese acto, había llegado el turno de “Carlos” –hijo de una familia de clase alta de la localidad-. El tono de voz de la Sra. Claudia se volvió dulce y dirigiéndose al resto de los alumnos exclamó: “Carlitos un ejemplo! Continúa así! Felicitaciones!”.

Susana vivía el impacto del poder estructurador del lenguaje… en ese acto de clasificación escolar cada uno conocía sus límites.

 

 

 

Permanencia vs Decadencia.

Al igual que en todos los campos sociales, parecería ser que los elementos sufren un desgaste natural propio de su uso, independientemente de los resultados o aplicabilidad de los mismos. Es en este momento cuando se los interpela, cuestiona y se los somete a variables de cambio o sustitución por otros más funcionales a las nuevas necesidades o cambios de época. Lo leíamos en los textos presentados para la reflexión que aludían a la implementación de la escritura, la sustitución de los rollos por el libro, podemos citar también el uso de los materiales digitalizados, hasta llegar a la tan cuestionada incorporación de las Nuevas tecnologías en el aula.

Todos estos cambios se encuentran conexos a una serie de defensas y condenas de estos nuevos elementos, por grupos que anhelan su implementación y otros que se oponen literalmente ejerciendo todo tipo de resistencias y generando un sin número de interrogantes, que vuelven a estos instrumentos atendibles de análisis. Por otro lado, debemos reconocer que no está mal interrogarlos y debemos interpretar que si surgen es por una necesidad que los está invocando, sin olvidar que aquellos elementos que siguen vigentes y no son sustituidos es porque aun funcionan o no se resignan a abandonar el campo. No todo lo que prevalece a través del tiempo deja de ser funcional y muchas veces pueden convivir ambos elementos en un mismo momento sin que uno de ellos se vuelva anacrónico o atemporal.

El problema no está en el elemento que se cuestiona, sino en las instituciones que lo interrogan y no saben cómo aplicarlo y muchas veces hasta desconocen su función, por lo que vacían a este elemento de sentido. En ocasiones es más fácil interrogar la función o aplicabilidad de lo micro antes que lo macro, originando un parche o una solución que no resuelve el verdadero problema o la raíz del mismo. No está mal pensar que lo que no responde a su función es el Sistema Educativo y las Organizaciones educativas que responden a su política, pero sin embargo es más fácil cuestionar los elementos que intervienen en su organización para mediatizar la acción.

Al principio, en sus comienzos, la Escuela era netamente formadora y el boletín tenía una función prevista que regulaba esa finalidad, posteriormente la Escuela fue obligatoria, luego retenía, mas tarde fue inclusiva y hoy ya no es nada de eso; hoy la Escuela debe ser una garantía a todos los ciudadanos, debe garantizar una formación a partir de la inclusión que significa retener a los alumnos garantizando una calidad de contenidos sin descuidar las necesidades de una época y las demandas de un momento muy particular de la historia. Al igual que la tiza y el pizarrón, los boletines siguen estando presentes en las organizaciones Educativas. Lo que me pregunto y creo que es la pregunta de todos, ¿Qué función se le otorga a los Boletines en este momento transicional de nuestra historia? Si cambia de cuajo el Sistema Educativo a nivel mundial y en todos los niveles, (cómo se viene pensando y planificando), ¿Serán los boletines instrumentos informativos o solo servirán para ocupar ese espacio nostálgico como elemento perpetuo que no se quiere dar por vencido?