Archivo de la categoría: Sin categoría

Dos Escenas y sus reflexiones…

Escena 1

Reflexión sobre los siguientes temas o problemas*

*Lo primero que me interesa abordar es la escala de calificación: N. A. 

Tal como expresé  en la escena seleccionada- de mi participación en el foro- leí desde mis paradigmas el N. A. significaba necesita ayuda – en palabras de la docente –y  éste precisaba ser explicitado en la planilla de evaluación, para ser realmente un instrumento de información y / o comunicación.

El N. A. (No alcanzo los objetivos)  interpretado por la que escribe nos remite a la llamada Pedagogía por Objetivos,  también conocido modelo didáctico tecnológico.

Justa Ezpeleta apunta a algo muy interesante “La escuela del siglo XVII se proponía imprimir contenidos en la mente de los educandos: 3 siglos después en el reinado de la Tecnología educativa, Skiner cambia el acento y habla de imprimir conductas en los alumnos”

La Pedagogía por Objetivos nace  en el marco del movimiento utilitarista en educación de comienzos del siglo pasado en los Estados Unidos de América, en paralelo al auge que la aplicación del enfoque taylorista estaba teniendo en la Industria, mostrando sus posibilidades para aumentar la cantidad y la calidad de la producción industrial. Es en ese modelo cuándo la industria como modelo de organización de la producción se toma como esquema-patrón en la organización y desarrollo del currículo escolar.

“Se trata de un modelo cuya misión básica es tecnificar el proceso educativo sobre lo que llama bases científicas, sin pretensiones de ser un modelo para entender qué es y cómo cambiar la educación. Es un modelo que ha resaltado el valor de los objetivos en la enseñanza más que el valor de los objetivos de la enseñanza. Su preocupación es técnica, no de discusión teórica e ideológica, cuándo paradójicamente, la crisis fundamental hoy es un problema de cambio de rumbo, un problema de fines tanto o más que un problema técnico.” (Gimeno Sacristán -1986)

Creo que claramente son interpretaciones que corresponden a  paradigmas diferentes, por un lado está mi interpretación desde lo vivido en mi escuela primaria, y un paradigma emergente, en construcción… N. A. Necesita Ayuda, lo que nos pone en otro lugar del análisis ¿Quién debe ayudar? ¿Los padres? ¿El docente? ¿Ambos? ¿En relación a qué contenidos, habilidades, etc? (en concreto).

También subyace el mensaje “con ayuda él o ella puede”; y en este la creencia sobre el aprendizaje entendido como proceso, Azucena Rodríguez [1] (1977) considera que el aprendizaje es un proceso dialéctico. Ésta aseveración se apoya en que el movimiento que recorre el sujeto al aprender no es lineal, sino que implica crisis, paralizaciones, retrocesos, resistencias al cambio”. (Morán Oviedo, 1986)

* Algunas diferencias de las funciones del Boletín escolar en el Nivel primario y las notas del Nivel Inicial en el cuadernillo denominado “Documento de Comunicación de Logros” (Sala de 5 años) de la misma alumna en ese mismo establecimiento.

Tal como señala Isabelino Siede (Clase Nº 3) hay grandes diferencias entre el nivel primario y el nivel inicial.

“El nivel primario asumiría una tarea de ordenamiento en lo social… el nivel inicial por su parte no tuvo originariamente intenciones de educar al ciudadano, sino de acompañar, enriquecer y orientar la educación familiar”…

En todo su enriquecedor análisis me parece relevante destacar lo siguiente:

“… ¿qué puede aprender la escuela primaria del nivel inicial?

“Hay un estado de ánimo que es más frecuente hallar entre jardineras que entre docentes de primaria. Un dato que se registra en el contenido y el tono de los docentes al referirse a su trabajo es que quienes trabajan en el nivel inicial suelen mostrar mayor optimismo sobre los niños y sobre los resultados de la propia tarea, quizá porque el ritmo de los cambios es más acelerado y la longitud del nivel es más breve. Ese optimismo puede parecer un ingrediente accesorio o trivial, pero es fundamental para fundar un contrato pedagógico que implique una apuesta sincera: “vos podes y nosotros vamos a ayudarte”. Las escuelas primarias en las cuales se respira esa expectativa tienen mayores posibilidades de integrar eficazmente a sus alumnos que aquellas en las cuales se los comienzan a evaluar tempranamente o a amenazar con los riesgos de la repetición: para aprender se necesita confiar y para enseñar se necesita tener y generar confianza”. (Isabelino Siede)

 * Me gustaría destacar la calificación no siempre dice cuanto aprendió el alumno

Parafraseando a Porfirio Morán Oviedo (1986) podemos decir que “en muchas ocasiones la nota o calificación, ya sea asignada en forma de números o letras, tiene poco o nada que ver con que el estudiante realmente sabe”.   Sin embargo,  como dice el autor, a la calificación se le asignan valores que en realidad no tiene, esto puede entenderse,  como la muestra fidedigna de los conocimientos que el alumno posee”.

“Pero si analizamos el valor o la significación social, tenga o no relación con los conocimientos, habilidades y / o competencias del estudiante. Simplemente deberemos observar las implicancias o repercusiones en el ámbito institucional, familiar y social en general”.

Es decir, el nivel de rendimiento escolar medido en letras o números, tendrá una significación de éxito o fracaso en el campo de lo social.


Escena 2

Reflexión sobre los siguientes temas o problemas*

*En principio vamos a ubicar a la escuela primaria en palabras de Flavia Terigi como invención humana, “la que es productora de cierta sensibilidad hacia la infancia…” (clase N°4- FLACSO- virtual -2013).

Si nos remitimos nuevamente a la libreta de calificaciones  en relación a la historia individual de los niños y niñas aludiendo a la escuela primaria como productora de sensibilidades tal como expresa la autora en el desarrollo de su clase, se advierte la incidencia del boletín escolar en la sanción de éxitos y fracasos, más allá de sus efectos en el aprendizaje.

*Por otro lado, es muy interesante el trabajo de análisis que realiza Flavia Terigi con respecto a la estructura curricular de la escuela primaria a lo largo del siglo XX

“Si se prolonga el análisis de la estructura curricular de la escuela primaria a lo largo del siglo XX, se encuentra una importante estabilidad. Como sostiene Benavot (2002), a partir de la década del 30 el esbozo esencial del currículum se ha hecho sorprendentemente incuestionable: un núcleo de materias (lengua, matemáticas, ciencias naturales, ciencias sociales, artes y educación física) aparece en la mayoría de los curricula oficiales en todos los períodos analizados, y se ha generalizado aún más con el tiempo. Entre el conjunto de asignaturas medulares señaladas, el plan de estudios primarios pone especial énfasis en el aprendizaje de la lengua y la matemática: como promedio, lengua se lleva la tercera parte del tiempo lectivo, matemática nunca menos de una quinta parte, y ninguna de las otras materias troncales supera el 10% del tiempo pautado de instrucción” (Benavot, 2002).

“Existe una poderosa tendencia en el siglo XX a la estabilidad del currículum escolar, dentro de la cual los episodios de cambios experimentamos en nuestras carreras profesionales… no alteraron la pauta más profunda de ordenamiento de los contenidos”. (Flavia Terigi- Clase °4 FLACSO- Virtual – Especialización en Curriculum-2013-)

Coincido con los autores en que se ha priorizado el tiempo pactado de instrucción en el siglo XX y ahora en el siglo XXI para los espacios curriculares de Matemática y Lengua, y más allá de reflejarlo en la libreta de calificaciones, es prioritario advertirlo en el desarrollo de las prácticas de enseñanza pues a veces el mismo profesor que se encarga del espacio curricular de Matemática  y también de Ciencias Naturales, cambia o resta una hora de Ciencias Naturales por una de Matemática, es decir legitimamos unos espacios sobre otros, esto en el “curriculum real” (Graciela Frigerio, 1991) también sucede como en este caso en la libreta de calificaciones analizada que subyacen elementos de carácter religioso y denota lo que también subyace en las prácticas, cambiar las actividades prescriptas según el horario y la propuesta curricular por hora de misa, confesiones, etc., que tienen que ver las características de determinada cultura escolar.

Otro elemento a destacar  del boletín escolar de 4° son las efemérides presentes en la libreta escolar: Dice arriba del nombre: 2011 “Año del Bicentenario del Natalicio de Domingo Faustino Sarmiento”. Citas bíblicas e imágenes de la Virgen en la planilla de seguimiento (anexo 2) que demuestra y legitima el ideario de un colegio de carácter confesional, aunque no necesariamente deberían ir estos elementos en la libreta cuya función como habíamos planteado inicialmente es de comunicación, de información de resultados parciales y finales de aprendizajes de los niños y niñas;  de carácter formal de acreditación y promoción.

*Otro elemento que quiero analizar es el tema de la devolución que se hace a través del boletín escolar en la parte denominada “observaciones”, que es una frase por renglón que ocupa dentro de la libreta como en la planilla de seguimiento que dice:¡Muy bien, sigue trabajando así! –un renglón por trimestre- Que no es el tipo de devolución que plantea  Tina BLYTHE  (1999) “es la realimentación la que debe proporcionar a los alumnos información sobre el resultado de sus desempeños, para mejorar los futuros desempeños y reflexionar sobre el propio trabajo”.

Se debe propiciar se lleve a cabo una verdadera devolución a los estudiantes de sus posibilidades y debilidades, acerca de sus desempeños de comprensión, generando cambios en la forma de abordar los contenidos por parte de los chicos y cambios desde la dimensión ética y comprometida por parte de los docentes.

Otros autores como Rebeca Anijovich[2] cuando escribe sobre la devolución lo hace en términos de retroalimentación en la evaluación- es decir con otro concepto –expresa “la retroalimentación[3] está más  centrada en la necesidad del docente de ayudar al alumno a desarrollar conciencia metacognitiva…” es decir ayudar a los alumnos a aprender y a conocerse a sí mismos en cuanto sujetos de aprendizajes.

 


[1] Citado desde Morán Oviedo, Porfirio y otros. Fundamentación de la Didáctica. México. Ediciones Gernika SA. , 1986.

 

[2] Anijovich Rebeca, Camilloni, Alicia, Cappetelli G. , Hoffmann J, Katzkowicz R. , López, L. La Evaluación Significativa. Buenos Aires. Paidós. 2010.

[3] El concepto de retroalimentación procede del campo de la ingeniería de sistemas y se lo reconoce como aquella información que tiene algún impacto, que genera algún cambio sobre el sistema. (Anijovich Rebeca, 2010)

¿Qué funciones están previstas para el boletín escolar?

Los boletines escolares, en la actualidad necesitan ser reconsiderados  tanto en sus funciones, propósitos, como en su implementación y sobre todo en el sentido que poseen para los destinatarios que son los alumnos.

Es necesario considerar la impronta inconsciente que estos tienen como instrumento de coerción en los alumnos,

Como lo expresa Viñao Antonio: “Material Intersomatico”, que forma parte de la cultura y realidad escolar, esta institucionalizado, será difícil cambiar y romper las estructuras ideológicas inserta en las escuelas respecto al boletín y sus funciones.

La “Cultura Escolar” como dice Diana Vidal está formada por  todos los objetos escolares que toman el sentido de Fetiche al cual no escapa este objeto.

calificaciones

Escenas:

Primera Escena:

Que tema el boletín y las notas!!! que al igual que varias de las herramientas de control originadas con la creación del sistema educativo , hoy siguen siendo cuestionadas… quiero destacar la función comunicativa que cumplía , y sigue cumpliendo “el Boletín”, en esa relación entre la familia y la escuela. Y como esas notas plasmadas en la Libreta afectan la subjetividad del alumno, como así también la relación con sus padres, ya que días anteriores se podía evidenciar todo ” el clima previo” a la entrega de libretas, frases que no paraban de sonar como: “¿cuándo la entregan?”, “¿cuantas materias te llevas?”, generaba un estado de ansiedad para ver las notas, y la cara de nuestros padres, ya que en el fondo sabíamos que de eso también dependía nuestra relación con ellos, ” las recompensas o castigos”, y sin pensarlo demasiado se transformaba en un motivo de discordia con nuestros hermanos, en ese afán competitivo de traer ” la mejor nota” pensando que eso nos aseguraría “más cariño”, no perder el lugar de ser “los preferidos”, o que nuestros padres “se sigan sintiendo orgullosos de nosotros”…Pero que pasaba cuando por más que te esforzabas, en la libreta figuraba un ” no cumplió con las expectativas”, y entonces era inevitable preguntarse: ¿ las expectativas de quienes, de los maestros, de los padres? …Esas expectativas excesivas a veces frente a los alumnos, tanto de la familia como de los maestros, generan exigencias donde la obtención de los éxitos a toda costa se vuelve un elemento determinante para la subjetividad y la construcción del vínculo. Si aún cuando la materia estaba aprobada con un 8, los padres siguen cuestionando ¿porqué un 8 y no un 10?…¿Pero las expectativas y emociones del alumno donde quedan, reducidas a un número, a una nota?…

(Lucrecia Loza)

Segunda Escena:

¡Qué interesante volver la vista atrás y recordar algunas escenas escolares-familiares!

Salida de las escuelas primarias: grupos de madres y padres que, como acto reflejo luego del beso a sus hijos, la apertura desenfrenada del cuaderno de clase. El hojeo rápido in situ y la pregunta acerca de aquello que “hicieron” en el día se dan como escenas contiguas, al tiempo que cada uno camina: el uno, arrastrando el carrito de la mochila; la otra, mirando hacia abajo, donde el cuaderno con quizás alguna corrección de la maestra le impide ver el piso.

Interior de casa: observación minuciosa de los números que porta el boletín de calificaciones. Ajá. Un 7 en Ciencias Sociales. Flojo. Pero un 10 en Lengua. Con lo desprolijo que sos. Bué. Repaso de lo que se tomaba como reflejo fiel del desempeño que uno tenía en las áreas. Me sorprende gratamente que los comentarios de mis compañeros de Especialización revelen un pasado común: yo había olvidado las apreciaciones de las maestras. A mí también me ponían: “Sigue así”, “Continúa como hasta hoy”. Nunca dejó de extrañarme el tratamiento de “tú”, cuando en clase era de “vos”. Cuestiones de creer la superioridad del español peninsular… Y se me vino un comentario de mi maestra de quinto grado: “No cambies.” Aun entendiendo su mejor elogio, no puedo dejar de pensar en cierta marca indeleble en esas palabras. No cambies respecto a qué. No cambies por qué. No cambies de acuerdo con qué parámetros y de quién…

La escuela primaria (y no el jardín) como institución formadora, correctiva y dadora de orden-conocimientos nos sigue atravesando, creo debido a su fuerte identidad y a que  desde hace mucho tiempo es indiscutible su necesidad (no así la de la escuela secundaria, más allá de la obligatoriedad plasmada en leyes).

Pensar en ese elemento que llega cada tres meses nos pone a desentrañar una red de situaciones y esquemas que no siempre conocemos y a los que los chicos de primaria están sujetos. ¿Uno es un alumno 7? ¿Por promedio o por capacidad? ¿Qué es ser un 7? ¿Implica ser peor que un 10? La dimensión cuantitativa del boletín nos sigue atando a un esquema que se pretende, en el acto educativo en el día a día, ganar en lo cualitativo. Ahí hay una contradicción, entre otras tantas.

Con esto de ser un 7, un 4, un 2 o un 10, hemos asumido en secundaria no colocar aplazos en el primer trimestre. Claro, “estos chicos no estudian, no leen, no aprovechan las oportunidades que uno les da”. ¿Cómo, cómo, cómo? El discurso docente se ha anquilosado y permanece allí, erguido en el lugar de poder legítimo, aun en los más jóvenes. ¿En qué cambia un 4 frente a un 2? ¿Menos daño “moral”? Deberíamos repensar la utilidad del número, en principio, y problematizar nuestra propia subjetividad al colocarlo. ¿Cómo medimos? ¿En qué pensamos? ¿Cuál es el punto de comparación?.

(de Kuryluk Gustavo Alejandro)

Una lectura del boletín, ese oscuro objeto de deseo

Quién lee el boletín?
Quién lee el boletín?

En una escuela que, como indica Guillermina Tiramonti , es una institución pensada en la intersección del pasado, el presente y el futuro, en la que hoy se debe hacer frente al desafío de la inclusión frente a las fuertes tendencias de fragmentación; ¿cuál es el rol del boletín escolar?
Cambian los paradigmas educativos, cambian como consecuencia las estrategias, los objetivos, las formas de nombrar las cosas…sin embargo, periódicamente se repite el ritual de entrega del boletín de calificaciones. Aún en casos donde exista una renovación en la forma de evaluar, se mantiene (prescriptivamente) la tradicional cartulina con cuadritos que nombran una serie de saberes (que se mantienen casi sin modificaciones desde la década del 60, y también está presente en otros países), y le otorga a cada uno de ellos un puntaje.
Analizar el ritual de la elaboración y la entrega del boletín de calificaciones implica poner en juego múltiples aspectos: los que tienen que ver con las disciplinas que se evalúan; los que tienen que ver con las formas usadas para evaluar (como medición de un producto, como supervisión de un proceso); los relacionados con las prácticas institucionales (como indican Patricia Redondo y Mónica Fernández , al señalar qué es la cultura institucional y cómo orienta el accionar de los miembros de la misma).
En definitiva, para quién es el boletín? Para el Ministerio de Educación? Eso parece ser, cuando uno lee noticias como esta:
Las escuelas porteñas, sin boletines de calificaciones

¿qué es lo que se reclama allí? ¿Por qué un papel no es válido, y un impreso oficial sí? (teniendo en cuenta que en la Institución quedan numerosas pruebas de lo que indica ese papel en concreto, tales como libros matrices, sistemas de gestión informática de datos, etc.) ¿Qué pesa más: la prescripción o el sentido común?

Los sujetos y la evaluación: algunos sentidos

“para cambiar las prácticas en el  sentido de una evaluación más formativa, menos selectiva, es posible que se deba cambiar la escuela, pues la evaluación está en el núcleo del sistema didáctico y del sistema de enseñanza”

Perrenoud. 2008, 193

Para poder sostener esta mirada evaluativa, que implica volver a mirar, para poder mirarnos luego desde otro lugar,  consideramos en ese sentido que sería importante operar en dos direcciones, como nos recuerda Nicastro (2006): salirse de las miradas que capturan, aquellas que nos atrapan la atención, que nos “hipnotizan” y de las miradas que clausuran, que nos enclaustran la visión, que nos permiten sólo ver lo mismo, no dejándonos ver  lo diferente, lo nuevo.

La evaluación, desde este lugar, reconoce la complejidad de los procesos educativos, como prácticas situadas, como construcciones históricas–sociales, como proyectos pedagógicos, donde la reflexión sobre la propia práctica permite tomar cierta distancia para analizar las creencias personales, los conocimientos y las teorías implícitas en la que los docentes se basan para desarrollar su tarea cotidiana. No hay cambio posible si los docentes no participan en el diseño de nuevas estrategias que abran a nuevos sentidos de las prácticas de evaluación y comunicación de los recorridos de los alumnos.

Habitualmente se nombra a la práctica evaluativa como: evaluación de los aprendizajes, nos dice Rafaghelli (2009) pero justamente lo que oculta este enunciado es al  sujeto. Este corrimiento puede  dar lugar a algunas reflexiones: ¿Se evalúa al alumno individual sobre la base de una demostración del conocimiento de una disciplina?¿O lo que se evalúa es el conocimiento corriente de la disciplina a través de la demostración que hace el alumno de su conocimiento? La diferencia entre uno y otro  está en que en el primer  caso, el referente a partir del cual se emite el juicio de valor es el aprendizaje de los alumnos, mientras que en el segundo, lo es el campo disciplinar. Cuestionamientos que nos llevan a nuevamente a los sujetos que aprenden, quizás sea necesario  (re)preguntarse: ¿Quiénes son?¿Cómo y dónde se hacen presentes en la elaboración de las propuestas educativas?

Abrir el diálogo sobre prácticas de evaluación dan sentido a las tramas que se construyen entre los diferentes sujetos, actualizando y re – actualizando las sucesivas interpretaciones del entramado que sostiene y es sostenido en el proyecto curricular escolar.