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Un artículo desde Mendoza

Nuevas ideas en evaluación educativa

En momentos de crisis educativa como los actuales, las evaluaciones son indispensables, pero el autor defiende un modelo nuevo de evaluación y critica los convencionales.

Edición Impresa: jueves, 10 de noviembre de 2011

Por Eduardo Escalante – Consultor educativo

Los temas de la equidad y la calidad de la educación vuelven a estar en el centro de las preocupaciones de las políticas públicas y de las organizaciones empresariales. El deterioro de la educación pública es algo que pareciera resultar incuestionable, asimismo el deterioro de la sociedad civil bien podría asociarse a la pérdida en la capacidad de movilidad social posibilitada por la escuela.

Para enfrentar la mejoría de las escuelas se pretende evaluarlas, lo que es un objetivo necesario y fundamental. Sin embargo, los modelos de evaluación actuales que se aplican a las escuelas resultan insuficientes, tanto como modelo y como sistema de diseminación de los resultados.

Por ejemplo, en el sistema educativo, entre los actores más importantes destacan los maestros y los directores. Esto significa que es fundamental que tengan la capacidad de interpretar de manera eficaz la información de valor agregado y de actuar en consecuencia.

Usualmente, para evaluar a las escuelas se recurre a las puntuaciones brutas de aprovechamiento. Con éstas es posible identificar a alumnos de bajo desempeño y las escuelas en donde están. No obstante, esta información no puede usarse para analizar el progreso escolar.

Por ejemplo, estos alumnos, que quizá provengan de ambientes socioeconómicos bajos, ¿siempre fueron de bajo desempeño? ¿Qué escuelas (y tal vez también programas) tienen el mayor valor agregado para estos alumnos, y qué puede aprenderse de los éxitos?

Son preguntas básicas sobre equidad en los sistemas educativos. Abordan directamente la cuestión de que los alumnos de bajo desempeño tal vez estén atascados en el fondo de la distribución o sean capaces de alcanzar altos niveles de competencia.

El análisis de datos de valor agregado permite a los maestros, directores y autoridades correspondientes sumergirse en los datos de alumnos de bajo desempeño para comprender mejor sus trayectorias de aprendizaje.

Es necesario analizar los datos de alumnos en niveles específicos de desempeño. Se distingue entre alumnos que de verdad mejoran con el tiempo, alumnos estancados en niveles de bajo desempeño y alumnos que en realidad reducen su medición de valor agregado de desempeño.

Los modelos de valor agregado siempre emplean al menos una medición previa de logro académico relevante como base para tomar en cuenta diferencias en los alumnos inscriptos entre las escuelas.

Estos modelos pretenden estimar las contribuciones de la escuela al aprendizaje de los alumnos individuales. La palabra “contribución” denota el papel que juegan las escuelas en la generación del resultado de interés (por ejemplo, el aumento de las puntuaciones de las pruebas como medida del avance de los alumnos en el aprendizaje), tomando debidamente en cuenta la influencia de otros factores relacionados con este resultado.

Una vez aplicado el modelo apropiado, y sugiero el modelo de valor agregado, viene la diseminación de la información.

Sabemos que el maestro en el aula, más que la escuela como unidad organizativa, es el que ejerce el mayor efecto en el aprendizaje de los alumnos y alumnas (OCDE, 2009). Por ello es esencial que los efectos de las mediciones de rendición de cuentas y desempeño puedan transferirse de manera eficaz a los maestros y sus actividades en el aula.

Las escuelas son sistemas organizativos complejos que pueden emplear la información para mejorar. Sin embargo, hay limitaciones y barreras que impiden que esto ocurra.

Por otra parte, las investigaciones revelan que la presencia de sanciones fuertes para escuelas y maestros crea el incentivo de distorsionar la información como forma de autoprotección frente a resultados deficientes y la tendencia es a evaluar bien a alumnos que no tienen el nivel suficiente de formación en una determinada área.

Los indicadores de desempeño que no miden con precisión el progreso de los alumnos a menudo generan consecuencias indeseables, como el hecho de que las escuelas seleccionen sólo a alumnos de alto desempeño para continuar en los siguientes años y obliguen, de algún modo, a los alumnos menos capaces a abandonarlas.

El análisis de la información de valor agregado con fines de mejora escolar se beneficia de los análisis de los datos del alumno y de su desagregación por características de los alumnos. Esto permite que las escuelas individuales elaboren o analicen su “perfil de valor agregado”.

Por ejemplo, supongamos que todos los alumnos de octavo grado en un área local o unidad administrativa se categorizan en quintiles elaborados con sus registros de desempeño previos. Se puede ajustar un modelo de valor agregado a los datos asociados a los alumnos de un quintil particular. Al aplicar este análisis a cada quintil se genera un perfil de valor agregado de cinco componentes por escuela.

En el ámbito del sistema, un análisis de los resultados de la escuela junto con los resultados de otras escuelas puede revelar un patrón particular de grupos culturales, por ejemplo, y que el desempeño de estos grupos viene siendo un tema prioritario sostenido en el tiempo.

Puede decidirse entonces que es necesario dedicar más recursos a la educación de estos alumnos y dirigirlos a las escuelas que requieren más formación y recursos para enseñar a estos alumnos.

Entonces, el objetivo está clarísimo fortalecer la equidad y la calidad de la educación, pero para que esto ocurra se debe emplear un modelo apropiado de evaluación. Y razonablemente, la OCDE (2011) ha propuesto el empleo del modelo de valor agregado.

Las opiniones vertidas en este espacio, no necesariamente coinciden con la línea editorial de diario Los Andes.

La disciplinas que componen el curriculum y la evaluación:

A pesar de los cambios sociales, culturales e históricos vividos, algunos componentes de la cultura material escolar aun permanecen: las disciplinas del curriculum, jerárquicamente ubicadas, temporalmente secuenciadas, el agrupamiento de los alumnos, la definición de los tiempos para cada cosa, la gradualidad y simultaneidad, el sistema de calificación y acreditación, etc.  Al respecto, Flavia Terigi, en la clase 4[1], señala: Si se prolonga el análisis de la estructura curricular de la escuela primaria a lo largo del siglo XX, se encuentra una importante estabilidad. Como sostiene Benavot (2002), a partir de la década del 30 el esbozo esencial del currículum se ha hecho sorprendentemente incuestionable: un núcleo de materias (lengua, matemáticas, ciencias naturales, ciencias sociales, artes y educación física) aparece en la mayoría de los currícula oficiales en todos los períodos analizados, y se ha generalizado aún más con el tiempo.”

En este sentido, la pregunta sigue sonando en muchas prácticas áulicas: ¿un curriculum para quién?, la discusión acerca de la construcción curricular participativa y colectiva de los docentes, para escuela reales y alumnos reales, sigue estando en la agenda de la política educativa. Si bien se lograron avances, la escuela sigue funcionando con agrupamientos según las categorías de gradualidad y simultaneidad  predeterminada desde la modernidad. Tal como señala Daniel Pinkasz en la clase 7[2]: “la noción de “grupo clase” es una invención moderna (…) Los conocimientos se distribuyeron en unidades que debieron ser aprendidas por los alumnos en dichas unidades temporales. Esta división del conocimiento, y su especialización en materias, organizó también la formación de los docentes”.

Y A. Benavot (2002:62), afirma: “… los conocimientos escolares que intentan transmitir a los jóvenes en los diferentes niveles educativos y en los diferentes tipos de escuelas, están estandarizados en una medida sorprendente. (Los horarios semanales que definen oficialmente las materias que deben enseñarse y la asignación de tiempo por materia ya se encuentran en numerosos informes del siglo XIX.)”

 

En función de las investigaciones mencionadas y muchas otras que se encuentran en esta Especialización, cabe preguntarnos, que aprendizajes para la vida, potentes, útiles se logran con el estudio de un curriculum fragmentado? Como acercar brechas para que los sectores más desfavorecidos se apropien de esta cultura material? No tendremos que abrir la posibilidad a un nuevo curriculum, con otras disciplinas, con otra estructura de contenidos, con otras dinámicas de horarios, pensada según las particularidades de cada cultura institucional?. Será posible enseñar todo una mañana experiencias en un laboratorio de ciencias naturales, por ejemplo? O juegos matemáticos todos el martes, la construcción de un dialogo por celulares sin errores de ortografía y con buena gramática en lugar de sintaxis?. Pero sobre todo, se podrán evaluar estas experiencias mediante un sistema de calificación y acreditación?. Sí, sólo hace falta mirar la evaluación como construcción de información sobre un proceso de enseñanza y aprendizaje que habilita a tomar decisiones de mejora. La retroalimentación es un buen instrumento para ello, y sobre esos registros que aún permanecen: carpetas, trabajos prácticos, escritos personales, cuadernos y el dialogo con el “otro”.


[1] Las Clases se refieren al cursado de la Especializacion en Curriculum y prácticas escolares en contexto. FLACSO. Cohorte 2013.

[2] Ídem.

Los boletines escolares: entre lo dicho y lo no dicho.

Entre los muros Entre-los-murosEntre les murs (conocida en España como La clase y en Argentina como Entre los muros) es una película francesa de 2008, dirigida por Laurent Cantet y basada en la novela del mismo nombre, escrita por François Bégaudeau. La novela y la película son una narración parcialmente autobiográfica de las experiencias de Bégaudeau como profesor de literatura en un instituto multirracial de la periferia de París. La película es tratada con una vocación documentalista, donde el autor de la novela, François Bégaudeau, se interpreta a sí mismo en su papel de profesor. SINOPSIS: François y sus colegas profesores preparan el nuevo año en un colegio de un barrio marginal de París. Llenos de buenas intenciones, deseosos de aportar la mejor educación a sus alumnos, se arman contra el desaliento. Pero las culturas y las actitudes se enfrentan en el aula, microcosmos de la Francia contemporánea. Por muy divertidos y estimulantes que sean los adolescentes, sus comportamientos pueden cortar de raíz el entusiasmo de un profesor que no cobra bastante. La tremenda franqueza de François sorprende a sus alumnos, pero su estricto sentido de la ética se tambalea cuando los jóvenes empiezan a no aceptar sus métodos.

Fuente: http://es.paperblog.com/entre-los-muros-1672656/

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http://www.youtube.com/watch?v=W-84Rbr9Xl0

El primer fragmento lo titulé calificación vs evaluación. Allí, en los primeros cuatro minutos de la película, los profesores en el primer día de clases se presentan e intercambian informes sobre los estudiantes que pasan de un año a otro. Son diálogos breves basados en el comportamiento, que se expresan con “buenos, mal, muy malo, muy bueno”, explicitados en una hoja donde aparentemente esta la lista de alumnos, asignatura y la evaluación, entendida en este caso como cualidad o etiqueta colocada al estudiante según su comportamiento y desempeño en la disciplina el año anterior. La etiqueta es lo más cercano a una calificación representada a través de un número o concepto que poco dice de un proceso de aprendizaje. ghjkh

http://www.youtube.com/watch?v=ELJeblSUlgU

El segundo fragmento lo titulé “las etiquetas y el sistema de sanciones”. El mismo transcurre promediando la película y se trata de una reunión del Consejo Asesor de la Escuela, conformado por los claustros docentes, directivos y estudiantes, donde colocan la calificación del trimestre de cada estudiante. Allí se advierte la evaluación como sinónimo de calificación y esta como sinónimo de sanción. Van siguiendo la lista de alumnos, opinando entre todos y acordando una nota y una observación cualitativa como “debes mejorar” o “sigue así”. Cuando llegan a determinado alumno, que tuvo un episodio de violencia en el curso, la evaluación se transforma en sanción y se llega la aplicación de la más severa como es la expulsión. La evaluación sigue sin dar cuantas de un proceso de aprendizaje, muchos menos de enseñanza. Es decir, en estos fragmentos de la película “Entre les mures”, observamos la relación estrecha entre enseñanza de las disciplinas, evaluación, calificación, etiquetamiento, éxito y fracaso escolar, sostenido por todo un aparato escolar que lo legitima y avala. Entre ellos se observa el consejo de clase, integrado por todos los claustros, donde se definen notas numéricas en base al rendimiento académico y actitudinal. Hay contradicciones entre las opiniones de cada actor del claustro, pero en las trayectorias individuales no se tienen cuenta las problemáticas de fondo de cada estudiante, muchos de ellos con raíces en sus propias culturas, ya que se trata de un grupo-clase caracterizado por la diversidad de razas, etnias y por lo tanto cultura. En el discurso de cada adulto que emite una opinión evaluativa sobre cada alumno de acuerdo a la materia que dicta, subyace la idea del alumno ideal. Disciplinado, ordenado, estudioso, responsable, con sus útiles adecuados, que escucha y reproduce, presta atención en clase, etc. Y como se sostiene en las investigaciones que venimos estudiando en esta Especializacion, jerárquicamente se ubican matemática y lengua (francés en este caso) como las primeras materias a evaluar y aparentemente también colocadas en ese orden en el boletín. Entre lo dicho, legitimado, clasificado y la construcción colectiva del sujeto escolar se plantea la brecha en las trayectorias escolares del sujeto “ideal” y del “sujeto” actual, ese que irrumpe, interpela, cuestiona las normas escolares, entre ellas el conocimiento transmitido sin significación alguna o significando algo para algunos sectores sociales y no para los menos desfavorecidos. ¿Vale la pena enseñar todo a todos? O ¿hay que hacer del acontecimiento una situación nueva que haga huella en el sujeto escolar?

Interpelar la cultura material de la escuela: los boletines escolares

Escena 1:

Ferreyra Gabriela – sábado, 1 de junio de 2013, 16:16

Hola! quisiera rescatar algunas cosas del boletín de calificaciones . Por ejemplo, el orden en el que se ubican las materias para que cada docente califique: primero Lengua y Matemática, después Cs. Sociales, Cs. Naturales y después, allá por el fondo, las actividades especiales (Plástica, tecnología, etc.) y Formación ética y ciudadana. Da la sensación que aprendiendo las dos primeras, estamos salvados frente a la sociedad, lo cual demuestra la jerarquía que presentan las materias y se afianzan actitudes de irrelevancia ante las demás.

(…)

A mi parecer, el uso del boletín, es un instrumento de poder, en permanente coerción hacia el alumno y docente. En realidad, cuando  se habla del boletín estamos hablando del papel que acredita al final del trimestre que el alumno aprendió o no. Lo cual desde los alumnos se ve como la carta de presentación que los ubica con ventajas o desventajas ante la sociedad y los etiqueta dentro de los buenos o malos alumnos. Por otro lado, éstos no perciben al boletín como un instrumento de análisis del proceso de enseñanza-aprendizaje que pueda describir mecanismos que den cuenta de un éxito o fracaso escolar, sino como el resultado inapelable de “lo que la seño puso en el boletín”, es decir, se lo “subjetiviza” como elemento que identifica a cada docente que se hace responsable de las calificaciones, firma su conformidad y que en palabras de algunos padres, arbitrariamente decide las notas, dejando así invisibles las causas que llevan a un No Satisfactorio o a un Excelente.

Escena 2

Carrizo Victoria Alejandra – martes, 4 de junio de 2013, 10:38

Muchos recuerdos y boletines se vienen a la cabeza, pero una “escena” especial me sigue inquietando: hace unos años participé en un equipo técnico de una provincia para elaborar un boletín que contuviera tantas cosas como la Ley Federal de Educación lo “pedía”: conceptuales, procedimentales, actitudinales, el primero dividido en materias y los últimos “transversales”, (para colocarles calificación conceptual o numérica, claro!)  además de las consideraciones sobre “adecuaciones curriculares”, la división por ciclo de las calificaciones, la jerarquía de las materias como expresa una colega más arriba, la conducta, la asistencia, las observaciones, uf, miles de cuestiones a ubicar en un diseño de columnas y ya parecía un libro, porque hasta el reglamento de evaluación iba escrito en la contratapa, más los escudos y autoridades de la política provincial! en fin, me preguntaba y me pregunto, ¿cuál es la finalidad de tanta ingeniería? que información aporta a la trayectoria de un estudiante dicha ingeniería en la que se invierte tiempo y dinero? Revela un boletín lo que un sujeto es en cuanto subjetivación e identidad?. Sin caer en prejuicios sociológicos, podremos encontrar otra alternativa al sistema meritocrático de nuestra sociedad occidental?

El tema es un disparador para seguir, pero me interpela la necesidad de cambiar también, en mi propia práctica,  la concepción de boletín escolar, aunque no ejerza en primaria, de algún modo u otro, utilizamos este sistema.

Los boletines escolares: entre lo dicho y lo no dicho.

Los boletines escolares, contienen la selección de disciplinas que en occidente se consideran importantes enseñar atendiendo a las lógicas, generalmente, de la cultura dominante. En ellos, aparecen las calificaciones de las materias que los estudiantes cursan en la escuela. Calificación es sinónimo de evaluación y ésta sinónimo de enseñanza y aprendizaje, como si estos procesos podrían sólo comprenderse a través de una calificación. Aquel canon de disciplinas permanece casi invariable tal como plantea Benavot, A. (2002:62) En el nivel primario, la mayor parte de los conocimientos escolares se definen en seis áreas temáticas que predominan casi universalmente: lengua, matemáticas, ciencias naturales, “ciencias sociales”, formación estética y educación física. Estas asignaturas escolares representan el núcleo curricular de la educación primaria y normalmente corresponden al 80-90% del total de las horas lectivas durante los seis primeros años de escolarización obligatoria.” Y también el núcleo básico o común en la Educación Secundaria, y sobre ellas se desarrolla, además, la Formación Docente. Estas disciplinas se evalúan, y se traducen en un número que los docentes volcamos en los boletines, configurando o “etiquetando” un tipo de sujeto que naturalizamos, según el éxito o el fracaso escolar, atribuible a cada individuo. En el “entre” bucearemos sobre lo no dicho en la cultura material de la escuela traducida, en este caso, en los boletines escolares.

 

Tonucci (1994) plantea la concepción de evaluación como calificación, etiquetamiento, informe, que se traduce en un número o un rótulo, en este sentido, cabe preguntarnos, ¿Qué entendemos por evaluación? ¿Por qué es tan importante la calificación? ¿Qué poder detenta la misma en manos de un docente acrítico? ¿La prueba, la representación que tenemos de un sujeto, la cantidad de saberes reproducidos literalmente, son sinónimos de aprendizaje escolar, de comprensión, de traducción de las tramas y experiencias que constituyen a un sujeto?.

Tonnucci-evaluacion 1

Tonucci-evaluacion 2