Archivo por días: 12 agosto, 2013

“El boletín, un elemento que devela nuestras concepciones de evaluación en relación al sujeto en sus trayectorias escolares (en el nivel secundario).”

El eje seleccionado nos convoca a analizar y reflexionar sobre la complejidad que reviste pensar la evaluación tomando como referencia los boletines escolares, que constituyen un elemento de comunicación  y puente entre los docentes, los alumnos y los padres y son un aspecto de la cultura escolar y un elemento visible de la cultura material.

Me interesa poder repensar como nos posicionamos, que representaciones portamos los docentes y que sentido le otorgamos a la evaluación, siendo que el alumno obtiene como resultado de la evaluación una nota que  se traduce luego, en calificación y que se manifiesta en el boletín.

En relación al proceso de enseñanza y aprendizaje hay dos cuestiones importantes para situar: por un lado repensar si nuestras concepciones de evaluación reflejan ese proceso, teniendo en cuenta el sujeto escolar en su trayectoria real o bien creemos que es así y seguimos sosteniendo un enfoque tradicional. Me pregunto ¿El docente reflexiona sobre su formación y atiende a un pedagogía más innovadora para pensar la enseñanza? ¿los alumnos trabajan para la nota? Tal vez el boletín nos facilite develar con su formato las contradicciones que subyacen a nuestras concepciones y que resultan más evidentes de lo que pensamos.

Escena 1

En una escuela secundaria una profesora de psicología les dice a los alumnos: para finalizar el primer trimestre tienen que hacer una monografía sobre “la historia de psicología” sepan que con este trabajo cerraré la notas…

Los alumnos hacen el trabajo, la mayoría lo entrega en el tiempo previsto, la profesora corrige los trabajos y cuando los alumnos reciben los trabajos observan que la mayoría está aprobado con 7.

Una alumna pregunta,”¿Profesora por qué me puso un siete en mi trabajo si no tengo correcciones?”

Otro alumno dice, “Estoy aprobado, ¿esta nota va al boletín?”

La profesora les dice, “Los trabajos aprobados estaban bien, no se quejen están aprobados.

Una alumna dice en voz baja,”Para mí que ni leyó los trabajos.”

 Escena 2

Un adolescente recuerda: Mi mamá siempre dice:

– Cuando estabas en cuarto de primaria tus calificaciones eran excelentes, ¿por qué has cambiado?

Reconozco que no soy buen estudiante, contrario a lo que mucha gente cree, mis calificaciones son tan solo regulares. Y es que cuando cursaba el cuarto curso no tenía los mismos intereses.  Ahora tengo amigos, antes solo eran compañeros de clases, hablo por teléfono, navego en internet, leo algunos libros, escribo y tengo, casi con carácter de obligatoriedad.

Pienso que los días de colegio deberían ser más simples y prácticos y enfocarnos en temas que sean de utilidad para nuestra vida diaria y futura actividad laboral.

Hablé con algunos adultos y les pregunté si en sus jornadas de trabajo diario tenían que sacarle la raíz cuadrada algún número primo, o si le ha sido de utilidad para un aumento de sueldo saber la longitud territorial de África, o peor aún, cuándo han usado papel maché en su oficina.

¡Pues no!, esas cosas te obligan aprenderlas en el colegio y jamás las vuelves a escuchar.

Ya sé lo que dirá mi mamá al leer estas líneas:

– Eso es cultura general, Federico, y es muy importante, sobre todo para ti que quieres ser escritor.

Pero, mientras tanto es una mortificación y con tantos temas es casi imposible mantener buenas calificaciones.

LA MANO QUE ENTREGA EL BOLETIN

La escuela como toda institución implica un por qué, un para qué y  un cómo. Se fundamenta en una verdad establecida y aceptada por una comunidad, que se concretiza en mandato fundacional. Utilizando una metáfora, que puede resultar poco grata, pero a mi entender muy ilustrativo, ese mandato se legaliza desde el poder político y se legitima desde la comunidad. Dicho contrato exige algunas formalidades, registros “tangibles” que dan cuenta del avance de cumplimiento y por supuesto un “certificado de finalización”.

El BOLETÍN, en el sistema educativo argentino, se instala como una de esas formalidades, como ese certificado final.

En él se puede apreciar los siguientes aspectos:

LEGALIDAD: las leyes educativas desde las políticas públicas han plasmado en el “boletín” aquello que le interesa al gobierno de turno que la escuela trabaje en las “futuras generaciones de ciudadanos” y/o  “los niños-adolescentes de hoy”. Así: formar al ciudadano (se registraba en el boletín hasta si lograba hábitos de higiene), formar al consumidor y/o productor (diferenciaba conocimientos capacidades y habilidades como “competencias”), diferenciar funciones sociales (intelectual u obrero), compensar diferencias socio-económicas y lograr inclusión (registrar logros y trayectorias escolares, contener).

LEGITIMAD: la comunidad vuelca sobre la escuela diferentes “mandatos” que pueden o no coincidir con lo que establece la ley. Incluso la “igualdad política” no  puede borrar las diferencias sociales. Algunos ciudadanos se sienten “sujetos de derecho” y otros no, dando origen a conflictos de intereses y poder con relación a las diferentes expectativas que se vuelcan sobre el “hacer” y “acreditar” de la escuela. Como se entienda “socialmente” al BOLETÍN, lógicamente, será diverso y conflictivo.

CURRICULUM: explícito u oculto es la especificación al interior de la escuela de ese encuentro o desencuentro entre legalidad y legitimidad. En ese cruce está el “docente”. El trabajador, agente político, científico y vecino. Él es quien con su materialidad da cuerpo, positividad al cumplimiento o no de tantas expectativas, exigencias y obligaciones sobre el hacer escolar. El que aprueba o no, el que escribe 6 o 5, el que asegura que  un sujeto tiene hábitos de higiene o no.

Punto crítico y decisivo de la función prevista para el BOLETÍN: la evaluación teorizada y aplicada por el docente (agente político, vecino, padre, trabajador, empleado, profesional) y su propia concepción de la escuela y del hombre.

Como la mano que entrega el boletín, año a año con alumnos diferentes, historias nuevas, sujetos en un juego de determinación e indeterminación, con “lo que hay” (como decimos con mis colegas)  se me presenta esta tarea existencial de contestar el por qué, el para qué y el cómo de este mandato-contrato, al que debo dar por cumplido o no.

 

Aclaración: uso en algunos casos los masculinos como genéricos.

¿Qué tienen de especiales las denominadas “materias especiales” en la escuela? El caso de las artes visuales.

Les dejo un artículo para aquellos que quieran profundizar sobre los conceptos de “cultura visual” y su relación con la escuela.

Fernando Hernández. “Sobre la importancia de la cultura visual en la educación escolar”

http://www.guiasensenanzasmedias.es/verpdf.asp?area=plastica&archivo=GR104.pdf

¿Qué tienen de especiales las denominadas “materias especiales” en la escuela? El caso de las artes visuales.

Las escenas mencionadas  nos sirven para empezar a responder algunas de las preguntas que nos hacíamos acerca del lugar que las artes visuales tienen dentro del currículo escolar y valen también como ejemplo del lugar subalterno que, según sostenemos, las mismas ocupan en aquel.

Tal como nos lo muestra Benavot (2002), desde comienzos del siglo pasado las artes se encuentran presentes en los currículos de la gran mayoría de los países (86% de los mismos para la década del ‘20), llegando a ser esta presencia casi absoluta (99%) hacia la década del ’80.

Ahora bien,  el tiempo destinado a la formación artística dentro del total de las asignaturas es del 8,0 % (en el periodo 1970 – 1986) en los países de América Latina. Este dato tiene  correlato  con un ejemplo de nuestros días y de nuestro país. En el Prediseño Curricular del año 2013 de la Nueva Escuela Secundaria de la Ciudad de Buenos Aires la carga horaria destinada al taller de Artes es del 8,1 % del total. Es también muy interesante comprobar en el estudio de Benavot que en los países  de Occidente (Europa Occidental, América del Norte, Australia y Nueva Zelanda) y para el mismo periodo, el tiempo destinado a las artes es un 70% mayor (13,5%) al de América Latina.

Estos datos nos permiten empezar a comprender esta denominación de “especial” que las artes visuales tienen dentro de los ámbitos educativos, denominación que tal como ya afirmáramos esconde el lugar de subalternidad de las mismas. A partir de este estado de situación nos preguntamos cómo deberíamos comprender el papel de las artes visuales dentro del currículo escolar para correrlas de ese lugar y posicionarlas en uno nuevo.

Dussel (2005) introduce el concepto de “nuevas alfabetizaciones”, entre ellas la alfabetización audiovisual. Para ella a la escuela se le presentan como desafíos la incorporación de los nuevos saberes, relaciones y tecnologías que hoy son dominantes en nuestra sociedad y la formación de las nuevas generaciones para que puedan vincularse con ellas de maneras más creativas, más libres y más plurales. La imagen como modo de representación de la cultura ha ido adquiriendo un lugar cada vez más preponderante en nuestras sociedades. La alfabetización audiovisual tendría como objetivo potenciar la capacidad de expresarnos, de comunicarnos, de aprender sobre nosotros mismos y sobre el mundo. Y en esto, la enseñanza de las artes visuales sería una herramienta de enorme potencialidad.

 

Tal como afirma Hernández (2001), en este mundo de imágenes no hay receptores ni lectores, sino constructores e intérpretes, en la medida que la apropiación no es pasiva ni dependiente sino interactiva y acorde con las experiencias que cada sujeto. Un objetivo de la enseñanza de las artes visuales sería explorar las representaciones que los individuos, según sus características sociales, culturales e históricas, construyen de la realidad. Ejercer un papel de puente que permita conectar y relacionar, para aprender y comprender, el universo visual de fuera de la escuela con el aprendizaje de estrategias  para decodificarlo, reinterpretarlo y transformarlo en la escuela.

 

Estos serían algunos caminos que se podrían empezar a transitar para que las artes visuales se reposicionen en el complejo entramado del currículo, dejen de ser aquellas “materias especiales” y comiencen a tratarse de “vos a vos” con el resto de las disciplinas.

 

¿Qué tienen de especiales las denominadas “materias especiales” en la escuela? El caso de las artes visuales.

Escena 1:

Con motivo de los conflictos gremiales del sector docente que tuvieron lugar durante los primeros meses del año 2011 en la provincia de Santa Cruz y que derivaron en la suspensión de actividades escolares durante varios días, el Consejo Provincial de Educación sancionó el Acuerdo 079/11 con fecha del 29 de Junio de dicho año. En el mismo se aprueba el “Programa de acción aprender es prioridad” y los “Lineamientos básicos para el diseño del proyecto de acciones institucionales”.

En el punto 11 de estos últimos se establece: “Los supervisores de áreas especiales (Música, Plástica y Educación Física) de los niveles EGB/Primario y Polimodal/Secundario (según corresponda), diseñarán lineamientos orientadores para los docentes de esas áreas para que puedan planificar clases que resulten de relevancia pedagógica ajustándose a tiempos más limitados. Se analizará incorporar instancias de trabajo presencial y no presencial, trabajos prácticos, según se evalúe la situación de cada espacio curricular en cada institución educativa. Se establece que durante el presente ciclo lectivo 2011, las calificaciones de los alumnos en los espacios de áreas especiales (Música, Plástica y Educación Física) no tendrán carácter promocional. (El resaltado es del original).

 Escena 2:

En el Prediseño Curricular del año 2013 de la Nueva Escuela Secundaria de la Ciudad de Buenos Aires, se establece, para el 1º, 2º y 3º año de dicho nivel, la unidad curricular “Artes” como taller optativo.  La optatividad, según el documento, refiere a la posibilidad de que los estudiantes elijan entre, al menos, dos lenguajes artísticos tanto para primero, segundo y tercer año.

 

Esto implica que  podría darse la situación de  alumnos que transiten por su escolaridad secundaria sin haber tenido  ningún tipo de acercamiento al campo de las artes visuales si las mismas no están en la propuesta de la institución.

¿Qué tienen de especiales las denominadas “materias especiales” en la escuela? El caso de las artes visuales.

¿Por qué después de haber pasado más de un siglo de estar presentes en los currículos escolares, a las artes visuales  (con las diferentes denominaciones que tuvieron a lo largo de estos años) se las sigue llamando en el ámbito educativo como “materias especiales”? ¿Especiales con respecto a qué? ¿Cuál es el lugar que tienen dentro del  currículum y qué relación mantienen con las otras disciplinas dentro de ese campo? ¿Cómo se pensó tradicionalmente el aporte que las artes visuales brindaban a la educación de los alumnos? ¿Desde dónde podemos pensar hoy este aporte?

El objetivo de este trabajo es intentar esbozar algunas reflexiones sobre el lugar que tuvieron y qué tienen las artes visuales en el currículum escolar y cuál es su contribución a la formación de nuestros alumnos. Sostendremos que su denominación como materia especial responde al lugar subalterno que las mismas tienen dentro del campo del currículum en relación a otras disciplinas como la lengua, la matemática y las ciencias. Subalternidad que se manifiesta tanto en su peso horario dentro de la estructura curricular como en las representaciones que sobre las mismas poseen los actores escolares (docentes, alumnos, familias).

Para superar este lugar “especial” que han tenido las artes visuales dentro de la escuela entendemos que debemos comenzar a pensarlas como unas potentes herramientas para lograr la alfabetización audiovisual de nuestros chicos y jóvenes, esto es permitirles obtener una posibilidad más de  comunicar y comprender el mundo.

Mensajes del boletín más allá de las calificaciones

1° escena: La primera escena que asaltó mi memoria al pensar en los boletines fue mi  “libreta de calificaciones”  (así se le decía en mi infancia, en la década del 60). En esa libreta había un espacio -correspondiente a cada trimestre – con una leyenda que decía: “Firma del padre, tutor  o encargado”. Hasta el segundo trimestre de  5° grado, esa leyenda nunca me llamó la atención, mi padre siempre firmaba la libreta.  Pero, a partir del mes de setiembre de ese 5° grado  – mes en que él murió –  esa leyenda adquirió el doloroso significado de su ausencia para siempre. Y a la vez me abrió interrogantes “enojosos”:

¿Por qué no figuraba la palabra “madre”, si ella no era sinónimo de “padre, tutor o encargado” pero era quien la firmaría de ahora en adelante? .

Y ese malestar que surgió al comienzo como si se tratara de un planteo lingüístico; con el paso del tiempo fue adquiriendo el profundo significado de lo irreemplazable de la pérdida. Pérdida que cada libreta de calificaciones, subrayaba.

La libreta de 5° grado es la única  que conservo de toda mi escolaridad; para mí constituye  un documento que da testimonio de un inmenso punto de inflexión en  mi vida…cuando sólo tenía diez años.

2° escena: Durante el nivel primario, las calificaciones numéricas que poblaban mis libretas eran muy buenas pero en las de casi todos los grados nuca faltaba una leyenda – en el sector destinado a  “observaciones” –  en donde se señalaba que era “respetuosa y responsable PERO muy conversadora”.

En mi familia, el significado de ese “pero muy conversadora” dependía de quién lo leyera. Siempre sospeché que lo mismo pasaba entre las maestras de cada grado.

Nunca pregunté qué significaba para los unos y los otros esa observación y mi opinión acerca de ese rasgo mutaba de virtud a defecto según las circunstancias.

Admito que cuando la libreta llegaba a mis manos, lo primero que leía era lo que la maestra había escrito en “observaciones”; era lo que más me interesaba pues sentía que lo que estaba escrito allí  en ese espacio y sólo allí, se refería a mi persona. Allí estaba plasmado lo que un otro pensaba de mí y eso lo consideraba realmente importante; mucho más que la cantidad de números 10 que adornaban la libreta.

Artículo: LOS BOLETINES DE CALIFICACIONES O DOCUMENTAR LA ENSEÑANZA por Edith Litwin

LOS BOLETINES DE CALIFICACIONES  O DOCUMENTAR LA ENSEÑANZA

por Edith Litwin

Las prácticas de la enseñanza han procurado a lo largo de los años y las experiencias favorecer  los aprendizajes, colaborar con ellos, ofrecer estímulos para provocarlos y, finalmente, conseguir resultados valiosos. En el marco de estas propuestas se introdujeron valoraciones de las actuaciones de las y los docentes que se tradujeron en pruebas de calificación o análisis de los esfuerzos personales en las carreras docentes. En este camino de difícil demarcación –las acciones docentes y los resultados de los aprendizajes escolares- los boletines de calificaciones o los cuadernos de evaluación se transforman, según los casos, en un intento de transparentar los logros de los aprendizajes de los estudiantes, los esfuerzos sostenidos de las y los docentes en pos de ellos o la compleja articulación entre ambos procesos, muy difícil de desentrañar.

Más de una vez, el boletín es el lugar del estímulo cuando los docentes ofrecen notas cualitativas referidas a los alcances a lograr o los logros efectivizados y sus mejoras. Pero para el sistema educativo los boletines constituyen el lugar de la acreditación de los aprendizajes y la certificación del grado obtenido y su promoción.

En experiencias pasadas se procedió a evaluar centrando el análisis en el cumplimiento de los objetivos. Alcanzados, no alcanzados o superados fue una manifestación de los enfoques que reducían la enseñanza a su cumplimiento sin entender la riqueza de un curriculum complejo en enfoques, actividades o proyectos. Ese reduccionismo, además, incluyó el error de considerar que los objetivos pueden superarse como si existiera un espacio en el que la superación se contempla.

Otro enfoque que distorsiona el conocimiento se puede reconocer cuando se conforma como criterio para distinguir los aprendizajes la diferenciación entre los que remiten a los contenidos conceptuales, procedimentales o actitudinales. Tales distinciones desfiguran los conocimientos porque pretenden separar aquello que más de una vez es indisoluble. También se generan falsas distinciones cuando lo valorativo es una categoría que puede aplicarse a cualquier concepto.

Aún cuando pareciera que, por sus tradiciones, los boletines son difíciles de modificar entendemos que sí es posible revisar los criterios de su confección. Para ello, en este espacio, nos proponemos analizar, especialmente, los boletines correspondientes al nivel de la escuela primaria.

¿A quiénes van dirigidos?

Esta simple pregunta nos remite a una dificultad en torno al destinatario ¿“Padre, tutor o encargado” -como estamos acostumbrados a leer-? ¿O alumnas y alumnos? La respuesta no es banal.

Las y los docentes utilizan este espacio la mayoría de las veces como un lugar de documentación dirigido a los padres. Sin embargo, entendemos que el principal destinatario es el estudiante que entiende que merece o no las notas obtenidas.

Sería sustantivo que si el destinatario es el alumno se incluya un proceso de autoevaluación en el que las y los docentes junto con sus estudiantes acuerden los criterios que se utilizarán en la evaluación. Se trata de adquirir, paulatinamente, una conciencia mayor de los procesos a evaluar y sus resultados. Para ello es menester mantener una ardua conversación acerca de los esfuerzos empeñados, las dificultades superadas y los logros obtenidos. Entendemos que no es aceptable la  sorpresa. Los estudiantes comparan y tiene un claro sentido de la justicia. Más de una vez, hay que debatir con ellos ese sentido y considerar su carácter relativo al entender condiciones, diferentes puntos de partida y esfuerzos personales. Sin embargo, vale la pena iniciar una práctica que los ayude a entender la moral y la justicia en contextos complejos y de humanidad.

En los casos en que los boletines, simplemente, adjudican una calificación final (sobresaliente,muy bueno, bueno, regular y malo) los estudiantes suelen preguntar: “¿cuántas S (sobresaliente) tenés?” Entendemos que es importante reconocer las preguntas que se hacen los estudiantes para identificar también de esa manera el valor y sentido que le otorgan al boletín. Nos interesaría, en algún momento del aprender escuchar: ¿qué aprendiste de la evaluación? Esta pregunta que

las y los adultos nos hacemos más de una vez respecto de nuestras experiencias vividas nos recuerda experiencias, cuando no traumáticas, insatisfactorias o de escaso valor para el futuro. Es por ello que entendemos el valor de las otras, las que nos permiten decir: “me comprendieron”, “me ayudó a crecer”, “sé lo que tengo que cambiar”, “entendí el valor del esfuerzo empeñado”.

Más de una vez, en los boletines se colocan las calificaciones obtenidas en una prueba como si ella pudiera ser la expresión más fiel de todos los trabajos realizados, el proceso de aprendizaje seguido en los trabajos grupales, la participación en el aula, la curiosidad manifestada en las preguntas y en las respuestas. Entendemos el valor de las pruebas o exámenes pero consideramos que las maneras informales suelen ser mejores testimonios de los logros y, por lo menos, no debieran dejar de ser contempladas. Señalamos el valor de los procesos frente a los productos alcanzados en un escenario de tensión, momento en que el estudiante siente los riesgos de afrontar la situación de prueba.

En todos los casos, los estudiantes deberían firmar también el boletín. Un documento que lo tiene como principal protagonista debe reservar un espacio para su firma. Pero, tanto él como sus progenitores deben entender los criterios de calificación y valorar su sentido.

El contenido de la evaluación En la revisión de numerosos boletines de gestión oficial y privada pudimos reconocer tres dimensiones diferentes que caracterizan buenas propuestas: los resultados de los aprendizajes en  los espacios curriculares, los aspectos socio emocionales y, los personales vinculados con la  tarea escolar. Todos los boletines contemplan, además, y sin que esto implique una evaluación, el registro de la asistencia y la puntualidad y/o los cambios de escuela.

1. Los resultados de los aprendizajes

Las áreas que se distinguen en la evaluación de los primeros ciclos corresponden a la lengua, la matemática, las ciencias sociales, las ciencias naturales, educación física, tecnología, lengua extranjera, música y plástica. Para cada una de esas áreas se puede hacer una apreciación sintética cuantitativa: sobresaliente, muy bueno, bueno, regular o insuficiente o se pueden distinguir las dimensiones sustantivas del área. Por otra parte, las propuestas de integración en las que se trabaja sobre temas o problemas en las que se incluyen las ciencias sociales, naturales y/o tecnológicas requieren la constitución de un área integrada que podría llamarse “conocimiento del mundo”, “problemas de la sociedad y la naturaleza”, “la vida en la sociedad y la cultura”, etc, según el enfoque realizado y no solamente una propuesta del primer ciclo de la enseñanza.

La evaluación en el caso de la lengua y la matemática nos permite distinguir diferentes dimensiones referidas a los contenidos centrales de los campos desde la lectura, la escritura, la ortografía, las operaciones matemáticas, la resolución de problemas, la utilización correcta de los instrumentos de geometría, etc. La valoración puede ser sintética –las clásicas calificaciones- o podría ser expresado de manera diferente si las dimensiones lo posibilitaran. Por ejemplo, si se señala: “se expresa correctamente en forma oral” podríamos calificar: siempre, casi siempre, a veces, nunca.

Las ciencias sociales, naturales, tecnológicas, la lengua extranjera, pueden también permitirnos considerar aspectos diferentes para la evaluación que orienten a los estudiantes y a sus padres respecto del proceso empeñado. En la educación física, la plástica o el teatro es posible distinguir la actitud hacia la tarea del desempeño en las actividades requeridas. El desafío consiste en que las dimensiones evaluadas, sus criterios y las apreciaciones sean claramente comprendidas por los destinatarios de esos boletines, reconocidas en su valor y aceptada la apreciación.

2. Aspectos personales vinculados con la tarea

Los boletines pueden ser un espacio significativo para reconocer el interés del estudiante con latarea, su cumplimiento, el manejo del tiempo, su interés en la participación grupal, la habilidad para el trabajo autónomo, la presentación de los trabajos en tiempo y forma, el cuidado de los materiales o la curiosidad intelectual. Entendemos que en estas apreciaciones no corresponden las calificaciones sino señalar la frecuencia o su existencia. Esto es, podrá apreciarse si estas conductas se dan generalmente, con frecuencia, a veces o nunca.

3. Aspectos socio emocionales

También los boletines podrían registrar las actitudes solidarias, el respeto por las normas de convivencia, la relación adecuada con los adultos y con sus pares, el cuidado personal, entre otras cuestiones. Seguramente, en la escuela deberán analizarse las conductas que se privilegian para ser registradas pero también será importante que las y los alumnos valoren personalmente estas cuestiones e incluyan sus apreciaciones.

Es interesante promover en las instituciones un debate en torno a los boletines, animarse a innovar en ellos, recoger experiencias, opiniones de los estudiantes y de sus progenitores.

En síntesis, las evaluaciones pueden contener aspectos diversos e incluir formas diferentes de apreciarlos pero el tema central, en todos los casos, es que las y los estudiantes entiendan estas apreciaciones y participen en las valoraciones, de modo que les sean útiles para encarar y resolver las dificultades.

Una última consideración

Entendemos que la autoestima y la valoración siempre se encuentra amenazada en los aprendizajes. Si aprendemos es porque antes no sabíamos, si avanzamos es porque estábamos atrás, si nos felicitan es porque antes no lo merecíamos. En síntesis, los boletines pueden ser el lugar más amenazante para el estudiante. Por ello es que importa eliminar esta amenaza e identificar siempre el lugar en que cada alumno se destaca. Conversar con cada niña y niño acerca de los logros obtenidos, asumir una actitud de ayuda, planear cómo se puede mejorar o progresar asumiendo una actitud positiva frente al aprendizaje y entender que en el proceso de documentación la participación de los estudiantes es sustantiva así como el compromiso del docente que ve reflejado su trabajo en los logros obtenidos. No es un logro positivo si nuestro grupo escolar refleja la distribución de la Campana de Gauss: un 50 % de alumnos promedio, un 25% de alumnos con dificultad y el 25% restantes alumnos con muy buenos logros. Entendemos que sería deseable que la distribución se diera según la curva en “J” (LINK), donde la gran mayoría de los estudiantes, y por qué no la totalidad, alcancen un muy buen nivel de logro fruto de nuestro esfuerzo sostenido y del compromiso que ellos mismos asumen para lograrlo.

                                                                                                                 Edith Litwin

El boletín y la evaluación en clave de…humor

 

Boletín de calificaciones de J. Cristo

MATERIA

NOTA

COMENTARIO DEL MAESTRO

Religión 6 A la pregunta “Quien hizo el mundo??” persiste en decir “Mi papá”. Dice que la Biblia viene de la misma fuente.
Idioma 6.5 Tiene a hablar y escribir en formas arcaicas y utiliza figuras retóricas fuera de tiempo.
Historia 10 Excelente alumno en Historia de la Religión y en Civilizaciones Antiguas
Geografía 7 Su preparación en “Zonas cálidas y secas” es excelente, pero muestra poco interés en el resto.
Sociales 9 Muestra gran interés en materias sociales.
Matemáticas 4 Faltas básicas. Persiste en decir cosas como “Tres en uno” y “Yo y mi padre sumamos uno”.
Ciencias 6 Falta de disciplina. Ej. Cuando le pregunté que repita el experimento que yo mostré acerca de como hacer hidrógeno, contestó diciendo que “Hay mejores formas”.
Dibujo 6 Prefiere dibujar con un palo en la arena a usar papel y lápiz.
Educación y Consumo 7.50 Muestra ideas interesantes acerca de una vida alternativa. Algo acerca de vivir como pájaros en las llanuras… Demasiado utópico.
Artes 8 Tiene gran imaginación y creatividad. Le gusta hacer cosas con el polvo y el agua.
Manualidades 10 Excelente en carpintería. Obviamente recibe ayuda y estimulación en la casa.
Música / actuación 9.50 Un gran miembro del coro escolar. En ocasiones puede llegar a ser tremendamente dramático.
Cívica 10 Muy interesado en todo lo que respecta a la comunidad.
Educación física 5 Problemático. Ej. Durante una clase de natación insistía en cruzar la pileta caminando sobre el agua…
Educación para la salud 10 Muestra una remarcable aptitud para primeros auxilios y tiene conocimientos del cuerpo humano.

 

“COMENTARIO GENERAL DEL DOCENTE:

Este chico tiene una poco recomendable tendencia a formar pandillas. Ha organizado a doce de sus amigos y formaron una, la cual puede ser vista constantemente con hijos de pecadores. Debería ser más selectivo al elegir a sus amigos. Además, debería aprender a tener el pelo mas cuidado o mas corto, y no debería combinar sandalias con el uniforme escolar.”

 Me pregunto: ¿Y qué sabemos de la historia y el contexto cultural de cada alumno…?

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“Evaluando se entiende la gente” por Rudy

“La señorita Silvia estaba decididamente preocupada. Porque, bueno, al fin y al cabo ella era una docente argentina, que llevaba su carrera con dignidad, motivada por la firme vocación de educar, de transmitir conocimiento a los niños, que son ¡cuántas veces habrá escuchado esta frase! el futuro de la Patria en particular, y de la Humanidad en general, por no mencionar al resto del Universo, cuyas condiciones de habitabilidad eran al menos dudosas.

O sea que la señorita Silvia estaba habituada, o al menos acostumbrada, o digamos que resignada, a tratar con niños, con muchos niños, cada día de la semana de su vida. A enfrentarse con sorpresas actitudinales y a enfrentarlas con creatividad conceptual, o algo parecido a eso. A evaluarlos, y a que la evalúen. A enseñarles, y a que le enseñen, que cualquier adulto con más de una neurona en actividad sabe que hoy en día los niños son fuente ineludible de conocimiento, que son muchas veces sus preguntas las que nos llevan a pensar y a encontrar.

Pero esta vez era distinto, porque se trataba de una evaluación. Mejor dicho, se trataba de evaluar la evaluación. O para ser más precisos, de una reunión multitudinaria, en la que estaban representados todos los sectores y fragmentos imaginables, y algunos inimaginables, para plantearse cómo debía ser la evaluación escolar. Y ahí estaban. Maestros, profesores, autoridades, padres, alumnos, no docentes, colados (porque había café y medialunas), gente que pasaba por ahí, vio un grupo de personas y se metió a ver si conocía a alguien, etc.

–Yo quisiera decir algo –dijo el Licenciado Pérez López Rodríguez Fernández.

–¡¿Y por qué no lo dice? –le respondió el doctor López Fernadez Levín García– ¿No se da cuenta de que, si queremos niños libres de mente, tenemos que comenzar por poder expresarnos; no reprimir nuestros pensamientos, decir lo que queremos?

–Estaba por hacerlo, pero usted me interrumpió –dijo Pérez López… etc.

–No –dijo López Fernández etc.–, usted dijo que “quisiera decir”, o sea, empleó el pretérito imperfecto del subjuntivo, lo que expresa cierta improbabilidad, es como que “quisiera, pero”. Cualquier alumno de cuarto grado sabe eso, licenciado, y si no lo sabe, no pasa de grado.

–Es posible, colega, pero yo estaba usando la retórica, que es una de las herramientas de la oratoria, que me extraña que usted desconozca… me temo que no lo hayan evaluado bien.

–¡Para que sepa, yo me saqué un 10 en “Expresión lingüística diletante, dilatoria o procastinatoria de eventos importantes”!

–¿Un diez sobre cien, o un diez sobre mil?

–¡Un “muy bien diez felicitado”,me saqué! ¡Y mi mamá me hizo una chocotorta para festejar, para que sepa!!

Los demás veían el diálogo, boquiabiertos, y lo escuchaban con los ojos dilatados.

–¡Déjenme hablar, déjenme hablar, que soy doctor en varias universidades!

–¿Tiene usted un máster en educación, un Ph D?

–No. Soy médico; pero en varias universidades, cuando necesitan un doctor voy yo, porque hago guardia para varias empresas de medicina prepaga.

–¡Yo quiero decir que hay que volver al viejo sistema! –gritó la señorita Vega López Fernández Ortega.

–¡¿A cuál de ellos?

–¡A cualquiera! Lo que me importa es poder decir eso en la reunión, para después poder decir que lo dije y quedar bien con mis amigas.

–Yo creo que hay que ponerles notas a los chicos. Los que no saben nada se sacan un “Do”, los que saben poquito, un “Re”, y después vienen Mi, Fa, Sol, La y Si.

–Claaaro, ya me imagino,“Gómez tiene un Re sostenido, estudie más”;o “¡Mami, me saqué un Si Bemol en Lengua y un dominante de Fa en Historia”!

La señorita Silvia cerró los ojos. Soñó que estaba en clase con sus alumnos.

Y por un momento, fue feliz”.

Considero que cuando la evaluación se convierte en

un juego de palabras, 

todos los actores del sistema educativo…pierden.