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Corresponde a las consigna 4

Escena 2

En mi experiencia como profesora del Nivel Superior surgió la idea de considerar el material tecnológico como un contenido de enseñanza en sí mismo, es decir, despertar el interés por la lectura a través del estudio intersemiótico entre el texto y el film. En Introducción a la Literatura del primer año del Profesorado de Lengua y Literatura los alumnos leyeron la novela La casa de los espíritus de Isabel Allende y luego se proyectó la película homónima dirigida por Bille August. De esta manera, comparamos las diferencias y similitudes narratológicas de los formatos que nos permitió confrontar la experiencia literaria frente a la cinematográfica.
Analizamos el texto narrativo, sus paratextos, sus narradores, los recursos estilísticos utilizados en la superficie textual, la diégesis, el tiempo y el espacio del enunciado y de la enunciación, las isotopías.
Observamos como en la construcción del texto cinematográfico intervinieron técnicas que soslayaron algunos aspectos destacables de la novela, episodios y personajes. Teniendo en cuenta que el sistema sígnico de la literatura está constituido fundamentalmente por la palabra, mientras que el cine lo está por un sistema visual y cuadros sonoros, los alumnos examinaron los diálogos, la música y los efectos de sonido, la representación de los personajes, la construcción de los espacios y el paso del tiempo,
De esta manera, comparamos cómo en el discurso narrativo tratamos con una imagen “imaginada”, con una imagen simbólica y semántica al mismo tiempo. En el discurso fílmico la imagen es “vista”, real, concreta, definida en una sucesión de gestos, rumores, sonidos y movimientos. En el cine prima la imagen sobre la palabra, y además tiene mayor capacidad de verosimilitud narrativa, de representación mimética de la realidad, o bien mayor capacidad de sugerir nuevas realidades.
La experiencia nos llevó a concluir que la literatura y el cine son universos paralelos, cada lenguaje posee sus propias articulaciones y construye el relato a su manera. Porque ver es otra forma de leer, y cuando leemos también estamos viendo.
También, los alumnos en grupo realizaron una investigación bibliográfica, guiada por el docente, en biblioteca y en el aula de informática sobre la vida de la autora y su historia familiar. Asimismo, trabajamos paralelamente con la asignatura Historia de la Cultura el tema de las Dictaduras Militares en Latinoamérica que les permitió conocer y profundizar el contexto histórico recreado en la obra.
Esta experiencia permitió no sólo innovar con material tecnológico y realizar un trabajo interdisciplinario, sino también una participación activa de los alumnos y su interés por la lectura de otras obras literarias relacionadas con la temática planteada o con otra. Un grupo propuso como trabajo final para regular la asignatura, un análisis intersemiótico de la obra De amor y de sombras de Isabel Allende y su película homónima; otros la novela El niño con el pijamas a rayas de John Boyne y la versión cinematográfica homónima dirigida por Mark Herman e indagaron el tema del Holocausto. Otros alumnos investigaron el género dramático, la obra Hamlet de William Shakespeare y una versión fílmica. Los trabajos se enriquecieron con imágenes, documentales, fotografías, audio de canciones, entrevistas a los autores, material bibliográfico digital examinado, contrastado y seleccionado por la docente y los alumnos.

Escena 1

En esta primera escena quisiera describir las clases tradicionales de Literatura a las que concurrí como alumna durante mis seis años de carrera universitaria, desde el año 2000 hasta el 2006. Las mismas se caracterizaban (aún hoy), en su mayoría, por la asimilación pasiva y uniderccional de la información emitida frontalmente por el profesor, sin ningún material tecnológico, sólo el libro de lectura. Un ejemplo concreto fueron las de Literatura Argentina, la profesora una eminencia en su formación académica, años de docencia y de investigación, desde su asiento, nos dictaba su análisis literario del texto, los alumnos permanecíamos en silencio, sin motivación de participar ni de profundizar la lectura, otros no concurrían a las teorías o bien se retiraban antes. La docente propuso un día un trabajo práctico cuya consigna era analizar El túnel de Ernesto Sábato, con su marco teórico. Durante las exposiciones surgió, por primera vez, un debate interesante, con aportes interdisciplinarios, lecturas acertadas de alumnos muy críticos y brillantes (entre ellos Valentina quien argumentó y fundamentó muy bien su postura). Sin embargo, la docente los cuestionó y descartó por no ingresar en sus teorizaciones. Si bien cada profesor presenta en su materia su modelo de análisis, surgen inevitablemente otras lecturas que enriquecen la interpretación de la obra. Esta clase tradicional pone de manifiesto el concepto de Literatura como acumulación de conocimientos estáticos, una enseñanza centrada solamente en la lectura e interpretación de los textos y deja de lado objetivos fundamentales como fomentar el afecto por la lectura y la formación de lectores activos y participativos, es decir, que manejen las competencias básicas como la lectura crítica y la escritura creativa.

Algunas escenas de la vida académica

 En una escuela secundaria de una localidad de la Provincia de Buenos Aires, surgió la necesidad de que dicha escuela contara con un sitio Web. A partir de esa necesidad, surgió la idea de realizar un proyecto con alumnos de secundaria para la realización de dicho sitio. Con asesoramiento de profesionales pertenecientes a las áreas de informática y otros docentes motivados por el proyecto, se trabajó de manera colaborativa conjuntamente con los alumnos, logrando como producto el sitio web.

Este trabajo se realizó tanto dentro como fuera del aula, con recursos materiales, tangibles y, en otros casos con recursos de Internet y multimediales. De esta manera, la ubicuidad se manifestó a lo largo de todo el desarrollo del proyecto, y el hecho de que cada alumno debiera participar desde su netbook, hizo que la modalidad de trabajo colaborativo se cumpliera, desarrollando el trabajo en equipo, el sentimiento de pertenencia, la colaboración, el establecimiento de vínculos asimétricos pero seguros con los docentes y un conocimiento mayor, tanto de la historia de la institución, como de las herramientas tecnológicas como de las propias características personales, en lo que respecta a la creatividad y los aportes personales puestos en función de un producto.

Muchas veces, la cultura digital aparece de manera más clara en los niveles inferiores (nivel primario, secundario). El debate en torno a la inclusión de las TICs en educación, se mantiene de forma solapada, visibilizándose en las prácticas de los profesorados, en el nivel superior.

La tónica aquí es, generalmente de desprecio hacia la cultura digital por parte de alumnos y docentes, confrontándola con la cultura letrada, escrita, homogeneizadora de décadas anteriores. Los docentes, en su mayoría no se preocupan por incluirlas, y los alumnos advierten que estas se oponen a la cultura de la educación.

La inclusión de las nuevas tecnologías debe ser principalmente promovida por los docentes formadores y los directivos en los IFD, ya que son ellos los encargados de favorecer el encuentro entre las culturas de los docentes en formación y la profesión docente. La afectividad y la cultura digital, se unen en este nivel en el punto que reflexiona o se pregunta sobre la significatividad y las oportunidades de la cultura digital. Es decir, se produce una especie de meta-afectividad que implica, no solamente reconocer (o sentir) las relaciones, los vínculos, las tareas en común, el tiempo y espacio compartidos, si no reconocer a un objeto (en este caso la cultura digital) como obstáculo o vehículo para el desarrollo sano de las emociones, de la creatividad y por ende, del aprendizaje.

ESCENAS DEL ACONTECER DIGITAL

La primera escena que propongo trabajar es la que corresponde a mi primer contacto con la computadora. Cuando comencé a transitar mi escuela secundaria, en una escuela privada católica (casi la única oferta educativa de nivel medio de la pequeña localidad en la que transcurrió mi adolescencia), se hablaba cada vez más del ingreso de la computadora como herramienta educativa y se sospechaba que una formación que se preciara de completa debía incluir tales nociones. En este sentido fue que las autoridades de mi escuela redoblaron esfuerzos y adquirieron unas quince máquinas (si mal no recuerdo unas Compaq 286, último lanzamiento al mercado), cuyo sistema operativo resultaba bastante complicado. Simultáneamente con la compra, se envió a las profesoras de Matemática a realizar una capacitación en la vecina localidad de Río Cuarto, principal centro de formación de la región. Luego de tres meses de “formación” llegaron con un nutrido material respecto de las “máquinas”, que transcribimos en nuestras carpetas, con una carátula de COMPUTACIÓN. Nos sentíamos que estábamos ingresando al siglo XXI de manera acelerada, aunque no percibíamos demasiada utilidad en aquello que íbamos aprendiendo.
Algunos datos curiosos de la escena: las máquinas fueron colocadas en lo que era la biblioteca, una hermosa biblioteca, con maravillosas colecciones de libros, muchos clásicos, mucha historia, mucho arte, mucha cultura. Para ello, se descolgaron algunos cuadros que engalanaban el espacio, de paredes celestes, y se destinó a los libros la mitad del espacio, sacándose las mesas y sillas que servían para ir a leer a la biblioteca. Si leemos el hecho a la distancia, podríamos pensar que ya las monjitas sospechaban el tremendo reemplazo de la palabra escrita que significaría algún día la presencia de la pantalla, aunque en ese entonces no fueron más que elementos de marketing para atraer a nuevos alumnos.
Por otro lado, la computadora constituyó un contenido más para copiar y estudiar, no una herramienta educativa. Nunca supimos bien para qué servía, y no lo sabríamos hasta la llegada de Microsoft y del tan bien ponderado Google.

La segunda escena también remite a mi experiencia personal y tiene que ver con un segundo ingreso a la “era digital”: a fines del año ’93 concluí el profesorado y alguien me inspiró la tentación de postularme a una beca para continuar estudios de posgrado. Lamentablemente, había que completar los datos de manera digital, amén de la copia papel. La tarea no era sencilla, puesto que no había tenido contacto con ella, más que mi incipiente coqueteo con la informática del tercer año del secundario.
La facultad contaba con un gabinete de computación, con cuatro máquinas, y un experto que hacía las veces de tutor para cualquier duda que tuviéramos. Fue así que me adentré en la sala y le fui haciendo preguntas, desde “¿cómo la prendo?” hasta llegar a la impresión del documento. Lo primero que me llamó la atención fue la posibilidad de justificar los márgenes y la interlineación automática, léase no tener que hacer el crack crack con la palanca de la Olivetti Lettera, ni hablar de la posibilidad de corregir sin descartar la hoja. Pensaba, en esa época, que la computadora no tendría más ventajas que esas para ofrecerme. Veinte años después debo reconocer mi error, el mismo que cometí cuando pensaba que los viejos Tango 300 serían un lujo pasajero, reservado sólo a las clases acomodadas. Cuando veo a los jóvenes de la escuela secundaria, sin demasiadas posibilidades económicas, manipular sus Blackberries, adquiridos en cuotas a partir de que perciben la imperiosa necesidad de estar conectados todo el día, me doy cuenta de que las mentalidades juveniles han cambiado. Y han cambiado porque ha cambiado la época, porque las percepciones no son las mismas, debido a que el entorno se ha transformado. La era digital nos depara muchas sorpresas seguramente, algunas de las cuales terminaremos por rechazar.

La escuela en la era del Bit

Introducción

Hace algunos días escuché una entrevista radial al Indio Solari (ex cantante de los Redonditos de Ricota) en la que  expresaba que muchas personas  seguían pensando la realidad en términos de átomos, bajo las ideas y conceptos que fueron organizados a partir del  descubrimiento físico del átomo como unidad mínima de la materia. La entrevista corría por el lado de los cambios que se estaban produciendo en  la música particularmente, en la forma de grabar los temas musicales y demás, pero a poco de empezar  se disparó hacia el proceso de cambios  sociales más amplios promovidos por las nuevas tecnologías.  Las escuelas actuales están transitando por la era del bit, aunque algunos, a juzgar por la forma en la que ejercen el acto de enseñar, no lo hayan advertido aún. En  los colegios se está produciendo un cambio en la gramática escolar, en la comunicación, en los temas de interés y en la forma de abordarlos. Las denominadas nuevas tecnologías producen un impacto del que somos protagonistas privilegiados.  La inclusión de la palabra de un músico de gran influencia  en muchos argentinos me pareció importante porque esto también es ya un cambio entre la escuela en la era atómica y la escuela en la era del bit. La escuela atómica estaba cerrada a las voces no escolares, en la escuela ¨biteana¨ el ingreso de las voces ¨extranjeras¨ ( y con ello los intereses, lo que lo alumnos consumen, lo que viven, lo que producen fuera de las escuela) se hace cada vez más necesario. En el siguiente apartado se analizarán algunos aspectos de la relación escuela-nuevas tecnologías a partir de la matriz cambios y permanencias.

Ones and Zeros Extending into Distance Stylised_Lithium_Atom

 

De la atención a la excitación

                                                                                  ¨Lo que más importa al hombre moderno                                                                                       no es ya el placer o el displacer, sino ser excitado¨ Nietzsche

Recuerdo que en el año 1992 cuando estaba cursando el segundo año del Profesorado de Enseñanza Primaria (que en aquel entonces era una carrera de 2 años y medio) me llevaron a una clase de informática. En el salón había unos 10 televisores Talent con unas cajas enormes al lado y muy ruidosas. En el cursado de ese espacio aprendimos solo a trasladar nuestra mecanografía a un teclado mucho más blando y a observar lo que escribíamos en un tv. También contábamos con la ventaja de que los errores se podían corregir antes de la impresión, lo cual era un avance con respecto a las máquinas de escribir. Además estaba la posibilidad de almacenar en un disquete de 5 pulgadas (se acuerdan?) aunque ya en esos años existían las máquinas de escribir eléctricas que tenían como una memoria pequeña. El recuerdo a la distancia se me presenta casi cómico les diría. Nunca pensé que la tecnología iba a avanzar de esta manera. Cuando tuve mi primer correo electrónico iba a la universidad, puse en casa una cuenta de unas cinco horas de navegación por semana que venía con el teléfono. Sólo leía, no se veían videos ni otros archivos. Y había que tomarse un ansiolítico para leer el diario por lo que tardaba en abrirse!

En la actualidad me desempeño como profesor de Prácticas Docentes del mismo instituto en el que me recibí y del cual extraje la escena anterior. En nuestro IFD contamos con una plataforma virtual a través de la cual podemos cargar clases virtuales, comunicarnos con nuestros alumnos, compartir sitios webs y bibliografía digitalizada. Cuando los alumnos ingresan al profesorado, se los carga en la plataforma, el único requisito es tener activa una cuenta de correo electrónico. Las clases se completan en forma virtual, muchos debates iniciados en las aulas se continúan en los foros virtuales. Ayer fuimos a una escuela primaria a buscar lugares para los residentes. La directora del establecimiento nos pidió que los practicantes incluyeran en sus planificaciones propuestas novedosas con el uso de las  nuevas tecnologías. Hay sin lugar a dudas, un nuevo mundo dentro de la docencia, un mundo en el que la virtualidad juega un papel importante.

 Las nuevas tecnologías de la comunicación y la información invitan a repensar el amplio abanico de  relaciones sociales, dentro de las que se encuentran, claro está, las relaciones de índole estrictamente pedagógicas. Pero las relaciones en las escuelas  no se producen en absoluto hermetismo con el mundo exterior. Cada día se hace más necesario ¨hacer entrar¨ la cultura que se produce afuera de las instituciones.  Las escuelas ya no se presentan ante sus usuarios como la que viene a traer ¨la verdad del mundo¨ ni siquiera como un agente primordial de saberes. Quienes transitamos por los salones de clase observamos que nuestros alumnos participan en simultáneo de diversos campos culturales: el académico,  el mediático, las redes sociales, etcétera. La cultura en la actualidad no se encuentra exclusivamente en la escuela. Pero a diferencia de esta, la que está afuera es altamente excitante. Es una cultura predominantemente visual, colorida, rica en imágenes, de pocas palabras;  una cultura rápida, entretenida, con otra coherencia. Y eso es lo que las nuevas generaciones gustan usar.  Dice Paul Virilio que ¨la cuestión de la técnica es inseparable de la del lugar de la técnica¨.  Podemos repasar entonces las imágenes iniciales en virtud del lugar asignado a la tecnología en ambos casos.

En la primera imagen las máquinas se presentan como un accesorio. Uno escribía y pasaba en esas computadoras el escrito. Ese trabajo se podía trasladar en otro formato distinto al papel, era un disquete pequeño, del tamaño del bolsillo de la camisa. Estas actividades beneficiaban el trabajo, lo hacían un poco más cómodo, pero nada más. Muchos de nosotros hicimos el magisterio por aquél entonces sin poseer una computadora. El lugar de la tecnología en la segunda imagen es marcadamente diferente: acá la tecnología deja de ser un accesorio para proponerse como algo principal. En la segunda imagen no es lo mismo estar dentro del campus que estar fuera de él. No se trata sólo de una comodidad o de un pequeño lujo. En la segunda imagen la tecnología se nos presenta como una continuación, como un complemento de la realidad presencial. Entonces quienes queden fuera no serán partícipes de una parte del mundo de la clase y se perderán parte del proceso de enseñanza. Aprender a moverse en este mundo implica estar alfabetizados tecnológicamente como señala Inés Dussel. En esta época que vivimos la alfabetización en nuevas tecnologías se presenta en el mismo plano que la alfabetización clásica que consistía en aprender a leer y escribir.  Las nuevas alfabetizaciones no reemplazan a las viejas, las complementan. Esto   significa no descuidar el desarrollo del plano de la atención en beneficio de la mera excitación.

 

 

 

ENTRE LO TRADICIONAL Y LO NUEVO – TRANSICIÓN

ESCENA 2: ENTRE LO TRADICIONAL Y LO NUEVO TRANSICIÓN

Diseño Curricular del Nivel de Educación Secundaria de E. Ríos.

QUINTO AÑO- Espacio curricular: Biología (pág. 57 y sgtes.).-

 

Escena: a.-    

Escena2A

Escena: b.-

Escena2B

 

Los nuevos diseños curriculares han sido elaborados, con claras referencias e indicadores de lo tradicional y de lo innovador, tal como se observan en las imágenes. Se puede apreciar que al referirse al material bibliográfico a consultar o sugerido, tanto para el docente como por el estudiante, conviven ambos. Por una parte la bibliografía clásica: autores de libros impresos y la incorporación de lo virtual: link de  páginas web.

Coloca al estudiante, con estas innovaciones, ya no solo como espectador, sino como  sujeto activo en su propio proceso de aprendizaje, con cierto grado de autonomía. Ya no es el docente el transmisor, quien en forma unidireccional y jerárquica, escoge y direcciona el proceso y en este caso concreto selecciona el material bibliográfico, a la vieja usanza.

A la par, es inevitable no pensar en qué modelos de educadores nos está demandando, este tercer milenio. Entre muchas de las que tradicionalmente sabemos, una nueva se nos agrega, el manejo de las nuevas TICs. Pero no sólo su uso, sino la apreciación clara de sus potencialidades educativas, el manejo adecuado en relación al contenido y actividades y a la elaboración de propuestas didácticas a través de estas nuevas herramientas.

¿Qué retos y exigencias traen en si misma esta revolución digital, que toma posición y se integra a lo educativo? Esencialmente, un cambio de mentalidad, y se focaliza, en una mirada diferente, respecto de la función de educador.

Ya no de mero transmisor, sino de facilitador, de intermediación en los procesos de aprendizaje, con un plus extra, el de la capacidades, habilidades y aptitudes para transformar la información en conocimiento, para lograr una real transposición didáctica,  mediante el uso eficaz y eficiente de los medios que nos brinda la nueva tecnología, del siglo XXI, sin olvidar el nuevo espacio que ambos tienen asignado.

TRADICIÓN E INNOVACIÓN.

ESCENA 1: TRADICIÓN E INNOVACIÓN.

 ESCENA: a.-    

comdigital1

ESCENA: b.-                                 

 EscenaB

 

Permanencias: la palabra escrita y la lectura & el cambio: las NTICs               

El término “cultura”, alude al conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc. Podemos apreciar que está ligado esencialmente al quehacer humano. De allí que, las características de la misma, es su transmisibilidad y variabilidad, a través de la historia.

Así, las personas, que viven en determinada época y en determinada cultura, fomenten determinadas permanencias e introducen cambios, que se van redefiniendo cronológica e históricamente.

Ello a través de de las elaboraciones y evoluciones que se expresan en la sociedad a partir del desarrollo de diferentes sectores.

En este momento histórico, puntualmente, la cultura digital, es una realidad que ha llegado para quedarse. No es una opción. Estamos en pleno proceso de transición, en donde convive lo tradicional y lo virtual.  Las Tics y todo lo que ello trae aparejado, han llegado para quedarse y en mayor o menor medida forman parte de nuestra realidad, en los distintos órdenes y ámbitos.

Un hecho a considerar, en relación a lo antes expuesto, es que hasta hace poco tiempo atrás, conocíamos los términos “nativos” e “inmigrantes digitales”, para diferenciar a aquellos que nacen y los que llegan a esta nueva cultura. Sin embargo, ya comienza a usarse el término “analfabetos digitales”, para designar a aquellos que no se incorporan o que no tienen acceso a la cultura digital.

Si bien estamos en un proceso de transición, tal como lo demuestran las imágenes, sabemos lo vertiginoso de los cambios tecnológicos y su influencia en lo cultural. De allí que, como educadores, debamos comenzar a transitar este camino, acompañando a los nativos e incluyendo a los analfabetos digitales.

La nueva era digital nos espera…

Es evidente que en esta nueva era, la tecnología llegó para quedarse,  entonces… ¿ por qué no amigarnos con ella? : si somos conscientes que este proceso  tecnológico tuvo su principio, pero alguien puede a ciencia cierta afirmar ¿ cuándo será su fin?

Más allá de las cuestiones generacionales, es innegable el fuerte impacto cultural que generó en la sociedad, y más aún en educación con la llegada de las NET a las escuelas, con el Programa Nacional Conectar Igualdad. Sin lugar a dudas esta decisión político- educativa, ha sido de gran trascendencia. Las TIC, como recurso didáctico para el aula, en donde el docente y el alumno tengan su Net,  ofrece una invalorable herramienta pedagógica, en la que se pueden generar experiencias muy innovadoras y creativas. Como por ejemplo: crear aulas virtuales, blogs, Word- press, etc.

Además el uso de las TIC, ha generado cambios curriculares significativos, dado que su aplicación en materia educativa se incorporó, en los distintos espacios curriculares en todos los niveles de formación, desde Inicial hasta el Terciario. Por lo tanto, para comprender esta nueva era digital y darle un uso en el aula, la capacitación  y el conocimiento, son elementos claves, para utilizarlo en el aula, lo que permitirá explotar y aprovechar  todo su potencial.

Por lo tanto, es una herramienta que hay que valorar, y adaptarse a su utilización y seleccionar los materiales que sean significativos para el aula, ahí creo que está la clave.

Pero, gracias a esta nueva era, hoy estamos compartiendo e intercambiando entre compañeros y profesores ideas y experiencias en este sistema virtual, en donde nos podemos comunicar desde el lugar en que estemos, lo cuál hace décadas atrás ¡¡era impensado!!

 

 

 

 

 

 

Escenas

 

1. Lunes, 24 de junio de 2013, 15:36

“Hola a todos!

Creo que cuando se habla de la “brecha digital” estamos cayendo en un reduccionismo que nos aleja de lo cotidiano. Esa brecha tiene múltiples sentidos y  es complejo adecuar nuestros contextos a los grandes discurso al respecto. Aparentemente (puedo estar muy equivocado) detrás de esa brecha está el discurso sobre los nuevos “alfabetizados” y “analfabetos” y yo no veo cómo en los contextos en los que me desenvuelvo esa dicotomía emerge: no puedo adjudicar esa disyunción a los grupos con lo que aprendo y enseño.

Con relación a la introducción de las netbooks, mi experiencia es pésima (lo que no quiere decir que desprecio esa nueva herramienta, al contrario). Por ejemplo: seis meses con mis alumnos con la net y sin acceso a Internet en la institución. Como una manera de “empezar” a utilizar esa herramienta aun cuando sea de una manera elemental en la praxis docente, pregunto a mis alumnos quienes tenían correo electrónico: ninguno… Me llamó la atención y pregunté cuántos tenían “facebook”…¡todos! Es decir, el previo paso de generar un correo electrónico para construir su perfil en la red social había sido olvidado por completo. Por supuesto, nadie sabía “guglear” y de hecho, preferían sus celulares en vez de las net para “conectarse”. Lo peculiar es que el contexto socio-económico era absolutamente de marginalidad.

En otra institución (uno de Formación Docente), el uso de las Net se reducía al de un procesador de texto, dado que “el currículo” no daba posibilidades de apartarse del programa y la bibliografía estipulada. En cambio, en una Escuela de Bellas Artes, el acceso a los museos virtuales (para dar un solo ejemplo) marcó una diferencia positiva, un salto cualitativo y marcadamente atractivo.

En fin, creo que las herramientas tecnológicas en cierto sentido colisionan con las estructuras institucionales que, como toda institución, tienen una carga conservadora que perime la dinámica que debería estar asociada a la utilización de los nuevos artefactos”

2. Lunes, 24 de junio de 2013, 15:44

“Ah! creo que no debemos confundir la “habilidad práctica” para utilizar los nuevos artefactos, con la “habilidad conceptual” para hacer de esos artefactos una herramientas valiosas. Apelo a una metáfora deportiva: un chico puede ser un malabarista con el balón de fútbol y hacer muchos “jueguitos” pero eso no lo convierte en un jugador de fútbol. O, también, podemos ser muy habilidosos en el manejo de un automóvil, hacer cambios rápidos, adelantamientos temerarios, etc., pero ello no nos convierte en buenos conductores. Pasaba lo mismo con los libros tradicionales: había quienes reducían sus estudio a los diccionarios…”