Acuerdo con Balardini cuando considera que las nuevas generaciones viven la tecnología actual con naturalidad, sin extrañeza ni dificultades de relación ya que evidencian un procesamiento de la información sumamente veloz, acceden a un medio no lineal de aprendizaje, poseen la capacidad de realizar varias cosas a la vez lo cual los ubica en situación de multitarea permanente y con posibilidad de interacción en forma exponencial, A partir de ello, resulta muy interesante el aporte que Dussel expresa como un desafío que se le plantea a la escuela en su función de inscribir a los chicos y la chicas en la cultura ya que esto implica, entre otros desafíos, mostrar los usos y las consecuencias de las tecnologías en la vida cotidiana y en las transformaciones globales que está experimentando nuestro planeta; así como propiciar el análisis de los nuevos fenómenos socioculturales, especialmente los vinculados con el ejercicio de la ciudadanía y el acceso a la información.
Considero que la escuela debería reconocer a las nuevas tecnologías de comunicación como tecnologías de intelectuales, esto es -según Tiramonti- como estrategias de conocimiento, y no como meros auxiliares de la tarea escolar. En ese sentido y en acuerdo con la autora, la escuela debería proporcionar a los niños y a los jóvenes un “filtro cognitivo” que los desplace del lugar de espectador pasivo y los transforme en lectores inteligentes de los mensajes que se les dirigen, ya sea como consumidores a través de las propagandas, o como receptores culturales.