Transformación e inmutabilidad ante los desafíos de la cultura digital.
Las transformaciones culturales influyen y afectan el proceso de socialización y las actividades culturales de los jóvenes. El adolescente esta signado por la palabra cambios y por ende atraviesa una etapa de transición de diferentes índoles.
Los propios de la sociedad posmoderna y que algunos llaman “masmediatización”, que surge del devenir de una cultura tradicional a una altamente tecnificada y globalizada con el surgimiento de las NTICs. y que impone por seducción, la tiranía blanda.
Los individuales y propios de su edad, al transitar de la juventud a la adultez, en un proceso de crecimiento, complejo y variado, sobre todo en estas últimas décadas, en donde una de las notas más salientes y que evidencian, lo antes expuesto, es la extensión de este paso, en los tiempos cronológicos, con las implicancias que ello conlleva, en lo personal, familiar, escolar, social, etc.
En lo escolar, específicamente, con una educación que trae la consigna o imperativo, de “inclusión para todos”, característica no conocida, ni practicada en las instituciones educativas secundarias, hasta fines del siglo pasado. Cabe concluir que estamos, y los jóvenes, por ende, frente a diferentes tensiones y desafíos, en donde las instituciones escolares, deben reacomodar sus antiguas concepciones, estructuras y prácticas, evitando la falta de equidad y la estandarización, ante el actual escenario postmoderno.
Las escenas narradas, nos ilustran sobre esas tensiones, mezcla de cambio y permanencia, en donde observamos, la “tecnología frontal” y/ o versus la “tecnología virtual”, dependiendo como se las hagan dialogar en un mismo contexto: el aula y con los mismos actores. El proceso de transición está presente, como un sello característico de nuestra época (Conf. Escena 1: a y b.-).
Las instituciones secundarias actuales viven, esas mismas vicisitudes y etapas de transición, debidas justamente a que deben recibir a una población juvenil, variada y compleja; que tienen otras demandas, expectativas, intereses e incluso, situaciones personales, distintas a las de nuestra época.
Docentes con posturas y emociones encontradas ante el cambio (Andy Hargreaves).
La Modernidad, con sus prácticas tradicionales y la posmodernidad, sinónimo de metamorfosis, conviven a diario en nuestras aulas. Como señala, Carbonell Sebarroja, al estado actual de la educación: “un cruce de caminos”.
Tiramonti, trae a colación la desinstitucionalización, que se ha producido en los últimos años e incluye a la escuela como el espacio en donde se daba la relación pedagógica, hoy desdibujada.
Existe una brecha generacional que influye directamente en la relación pedagógica y que se la entiende como un quiebre en el intercambio cultural. Una de las respuestas, dadas por las autoridades educativas secundarias, ha sido la reformulación de los Diseños curriculares, pensados como herramientas de acercamiento, de puente, donde los intereses de los jóvenes hallen eco.
Me pregunto: ¿El curriculum prescripto acompaña este nuevo panorama? ¿La sola inclusión de páginas web, son la solución a los problemas con los que nos enfrentamos como educadores? (Confr. Escena 2 a. y b.-). ¿Basta solamente el cambio de curriculum per se, para afrontar la problemática educativa actual?