La escuela en la era del Bit

Introducción

Hace algunos días escuché una entrevista radial al Indio Solari (ex cantante de los Redonditos de Ricota) en la que  expresaba que muchas personas  seguían pensando la realidad en términos de átomos, bajo las ideas y conceptos que fueron organizados a partir del  descubrimiento físico del átomo como unidad mínima de la materia. La entrevista corría por el lado de los cambios que se estaban produciendo en  la música particularmente, en la forma de grabar los temas musicales y demás, pero a poco de empezar  se disparó hacia el proceso de cambios  sociales más amplios promovidos por las nuevas tecnologías.  Las escuelas actuales están transitando por la era del bit, aunque algunos, a juzgar por la forma en la que ejercen el acto de enseñar, no lo hayan advertido aún. En  los colegios se está produciendo un cambio en la gramática escolar, en la comunicación, en los temas de interés y en la forma de abordarlos. Las denominadas nuevas tecnologías producen un impacto del que somos protagonistas privilegiados.  La inclusión de la palabra de un músico de gran influencia  en muchos argentinos me pareció importante porque esto también es ya un cambio entre la escuela en la era atómica y la escuela en la era del bit. La escuela atómica estaba cerrada a las voces no escolares, en la escuela ¨biteana¨ el ingreso de las voces ¨extranjeras¨ ( y con ello los intereses, lo que lo alumnos consumen, lo que viven, lo que producen fuera de las escuela) se hace cada vez más necesario. En el siguiente apartado se analizarán algunos aspectos de la relación escuela-nuevas tecnologías a partir de la matriz cambios y permanencias.

Ones and Zeros Extending into Distance Stylised_Lithium_Atom

 

De la atención a la excitación

                                                                                  ¨Lo que más importa al hombre moderno                                                                                       no es ya el placer o el displacer, sino ser excitado¨ Nietzsche

Recuerdo que en el año 1992 cuando estaba cursando el segundo año del Profesorado de Enseñanza Primaria (que en aquel entonces era una carrera de 2 años y medio) me llevaron a una clase de informática. En el salón había unos 10 televisores Talent con unas cajas enormes al lado y muy ruidosas. En el cursado de ese espacio aprendimos solo a trasladar nuestra mecanografía a un teclado mucho más blando y a observar lo que escribíamos en un tv. También contábamos con la ventaja de que los errores se podían corregir antes de la impresión, lo cual era un avance con respecto a las máquinas de escribir. Además estaba la posibilidad de almacenar en un disquete de 5 pulgadas (se acuerdan?) aunque ya en esos años existían las máquinas de escribir eléctricas que tenían como una memoria pequeña. El recuerdo a la distancia se me presenta casi cómico les diría. Nunca pensé que la tecnología iba a avanzar de esta manera. Cuando tuve mi primer correo electrónico iba a la universidad, puse en casa una cuenta de unas cinco horas de navegación por semana que venía con el teléfono. Sólo leía, no se veían videos ni otros archivos. Y había que tomarse un ansiolítico para leer el diario por lo que tardaba en abrirse!

En la actualidad me desempeño como profesor de Prácticas Docentes del mismo instituto en el que me recibí y del cual extraje la escena anterior. En nuestro IFD contamos con una plataforma virtual a través de la cual podemos cargar clases virtuales, comunicarnos con nuestros alumnos, compartir sitios webs y bibliografía digitalizada. Cuando los alumnos ingresan al profesorado, se los carga en la plataforma, el único requisito es tener activa una cuenta de correo electrónico. Las clases se completan en forma virtual, muchos debates iniciados en las aulas se continúan en los foros virtuales. Ayer fuimos a una escuela primaria a buscar lugares para los residentes. La directora del establecimiento nos pidió que los practicantes incluyeran en sus planificaciones propuestas novedosas con el uso de las  nuevas tecnologías. Hay sin lugar a dudas, un nuevo mundo dentro de la docencia, un mundo en el que la virtualidad juega un papel importante.

 Las nuevas tecnologías de la comunicación y la información invitan a repensar el amplio abanico de  relaciones sociales, dentro de las que se encuentran, claro está, las relaciones de índole estrictamente pedagógicas. Pero las relaciones en las escuelas  no se producen en absoluto hermetismo con el mundo exterior. Cada día se hace más necesario ¨hacer entrar¨ la cultura que se produce afuera de las instituciones.  Las escuelas ya no se presentan ante sus usuarios como la que viene a traer ¨la verdad del mundo¨ ni siquiera como un agente primordial de saberes. Quienes transitamos por los salones de clase observamos que nuestros alumnos participan en simultáneo de diversos campos culturales: el académico,  el mediático, las redes sociales, etcétera. La cultura en la actualidad no se encuentra exclusivamente en la escuela. Pero a diferencia de esta, la que está afuera es altamente excitante. Es una cultura predominantemente visual, colorida, rica en imágenes, de pocas palabras;  una cultura rápida, entretenida, con otra coherencia. Y eso es lo que las nuevas generaciones gustan usar.  Dice Paul Virilio que ¨la cuestión de la técnica es inseparable de la del lugar de la técnica¨.  Podemos repasar entonces las imágenes iniciales en virtud del lugar asignado a la tecnología en ambos casos.

En la primera imagen las máquinas se presentan como un accesorio. Uno escribía y pasaba en esas computadoras el escrito. Ese trabajo se podía trasladar en otro formato distinto al papel, era un disquete pequeño, del tamaño del bolsillo de la camisa. Estas actividades beneficiaban el trabajo, lo hacían un poco más cómodo, pero nada más. Muchos de nosotros hicimos el magisterio por aquél entonces sin poseer una computadora. El lugar de la tecnología en la segunda imagen es marcadamente diferente: acá la tecnología deja de ser un accesorio para proponerse como algo principal. En la segunda imagen no es lo mismo estar dentro del campus que estar fuera de él. No se trata sólo de una comodidad o de un pequeño lujo. En la segunda imagen la tecnología se nos presenta como una continuación, como un complemento de la realidad presencial. Entonces quienes queden fuera no serán partícipes de una parte del mundo de la clase y se perderán parte del proceso de enseñanza. Aprender a moverse en este mundo implica estar alfabetizados tecnológicamente como señala Inés Dussel. En esta época que vivimos la alfabetización en nuevas tecnologías se presenta en el mismo plano que la alfabetización clásica que consistía en aprender a leer y escribir.  Las nuevas alfabetizaciones no reemplazan a las viejas, las complementan. Esto   significa no descuidar el desarrollo del plano de la atención en beneficio de la mera excitación.

 

 

 

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