Todas las entradas de: Lucrecia Soledad Loza

Pelis…documentales… y artículos recomendados, a seguir emocionándonos!!!…

Documentales:

 

Película:

 

 Artículos relacionados al tema:

  • http//actividadesinfantil.com/ Cómo trabajar habilidades sociales en el aula. 
  • http//www.eduso.net/res/artículos/ Reforzar vínculos en la comunidad educativa a través de la intervención socioeducativa. 
  • http//www.eduso.net/res/ El derecho a la participación de niños y niñas.

 

 

Escenas:

Primera Escena:

Que tema el boletín y las notas!!! que al igual que varias de las herramientas de control originadas con la creación del sistema educativo , hoy siguen siendo cuestionadas… quiero destacar la función comunicativa que cumplía , y sigue cumpliendo “el Boletín”, en esa relación entre la familia y la escuela. Y como esas notas plasmadas en la Libreta afectan la subjetividad del alumno, como así también la relación con sus padres, ya que días anteriores se podía evidenciar todo ” el clima previo” a la entrega de libretas, frases que no paraban de sonar como: “¿cuándo la entregan?”, “¿cuantas materias te llevas?”, generaba un estado de ansiedad para ver las notas, y la cara de nuestros padres, ya que en el fondo sabíamos que de eso también dependía nuestra relación con ellos, ” las recompensas o castigos”, y sin pensarlo demasiado se transformaba en un motivo de discordia con nuestros hermanos, en ese afán competitivo de traer ” la mejor nota” pensando que eso nos aseguraría “más cariño”, no perder el lugar de ser “los preferidos”, o que nuestros padres “se sigan sintiendo orgullosos de nosotros”…Pero que pasaba cuando por más que te esforzabas, en la libreta figuraba un ” no cumplió con las expectativas”, y entonces era inevitable preguntarse: ¿ las expectativas de quienes, de los maestros, de los padres? …Esas expectativas excesivas a veces frente a los alumnos, tanto de la familia como de los maestros, generan exigencias donde la obtención de los éxitos a toda costa se vuelve un elemento determinante para la subjetividad y la construcción del vínculo. Si aún cuando la materia estaba aprobada con un 8, los padres siguen cuestionando ¿porqué un 8 y no un 10?…¿Pero las expectativas y emociones del alumno donde quedan, reducidas a un número, a una nota?…

(Lucrecia Loza)

Segunda Escena:

¡Qué interesante volver la vista atrás y recordar algunas escenas escolares-familiares!

Salida de las escuelas primarias: grupos de madres y padres que, como acto reflejo luego del beso a sus hijos, la apertura desenfrenada del cuaderno de clase. El hojeo rápido in situ y la pregunta acerca de aquello que “hicieron” en el día se dan como escenas contiguas, al tiempo que cada uno camina: el uno, arrastrando el carrito de la mochila; la otra, mirando hacia abajo, donde el cuaderno con quizás alguna corrección de la maestra le impide ver el piso.

Interior de casa: observación minuciosa de los números que porta el boletín de calificaciones. Ajá. Un 7 en Ciencias Sociales. Flojo. Pero un 10 en Lengua. Con lo desprolijo que sos. Bué. Repaso de lo que se tomaba como reflejo fiel del desempeño que uno tenía en las áreas. Me sorprende gratamente que los comentarios de mis compañeros de Especialización revelen un pasado común: yo había olvidado las apreciaciones de las maestras. A mí también me ponían: “Sigue así”, “Continúa como hasta hoy”. Nunca dejó de extrañarme el tratamiento de “tú”, cuando en clase era de “vos”. Cuestiones de creer la superioridad del español peninsular… Y se me vino un comentario de mi maestra de quinto grado: “No cambies.” Aun entendiendo su mejor elogio, no puedo dejar de pensar en cierta marca indeleble en esas palabras. No cambies respecto a qué. No cambies por qué. No cambies de acuerdo con qué parámetros y de quién…

La escuela primaria (y no el jardín) como institución formadora, correctiva y dadora de orden-conocimientos nos sigue atravesando, creo debido a su fuerte identidad y a que  desde hace mucho tiempo es indiscutible su necesidad (no así la de la escuela secundaria, más allá de la obligatoriedad plasmada en leyes).

Pensar en ese elemento que llega cada tres meses nos pone a desentrañar una red de situaciones y esquemas que no siempre conocemos y a los que los chicos de primaria están sujetos. ¿Uno es un alumno 7? ¿Por promedio o por capacidad? ¿Qué es ser un 7? ¿Implica ser peor que un 10? La dimensión cuantitativa del boletín nos sigue atando a un esquema que se pretende, en el acto educativo en el día a día, ganar en lo cualitativo. Ahí hay una contradicción, entre otras tantas.

Con esto de ser un 7, un 4, un 2 o un 10, hemos asumido en secundaria no colocar aplazos en el primer trimestre. Claro, “estos chicos no estudian, no leen, no aprovechan las oportunidades que uno les da”. ¿Cómo, cómo, cómo? El discurso docente se ha anquilosado y permanece allí, erguido en el lugar de poder legítimo, aun en los más jóvenes. ¿En qué cambia un 4 frente a un 2? ¿Menos daño “moral”? Deberíamos repensar la utilidad del número, en principio, y problematizar nuestra propia subjetividad al colocarlo. ¿Cómo medimos? ¿En qué pensamos? ¿Cuál es el punto de comparación?.

(de Kuryluk Gustavo Alejandro)

“Los afectos no obstaculizan la enseñanza, humanizan la educación”.

Me parece muy interesante realizar un análisis pedagógico respecto al lugar que ocupan las emociones dentro de la escuela, la relación existente, o no, entre los sentimientos y la educación.

Considero que no solo en la educación y el cuidado de los niños y jóvenes, el vínculo afectivo es condición de posibilidad de la tarea de educar. Ya que, en todas las circunstancias de la vida y demás relaciones humanas, la capacidad de ser afectados por el otro, involucrarse, es posibilidad de reconocimiento, representación, contención etc. La vinculación afectiva dentro de una institución salializadora, como lo es la escuela, nos compromete con la tarea  que realizamos, formar a los alumnos de todos los niveles (primario, secundario y terciario) como sujetos críticos y capaces de relacionarse con los demás.

Creo que es importante pensar y discutir sobre este tema porque por siglos ha existido una concepción hegemónica  sobre “el rol de maestro”, “lo profesional” que desconfía de los sentimientos y los afectos en el plano educativo. El amor aparece como un obstáculo  ante la objetividad de las calificaciones y la calidad de la enseñanza en general. Un vinculo desafectivizado con el otro, implica la objetivación del otro, la deshumanización del alumno.

Es por eso que los afectos, los sentimientos juegan un papel fundamental en la educación, ya que hoy en día, puede llegar a ser la escuela la única institución contenedora, que debe demostrar preocupación y cuidado por los alumnos.

A modo de reflexión:

A partir de este análisis pedagógica planteo cuestionar la función que tiene el boletín escolar, las notas reflejada las consecuencias emocionales que producen en la subjetividad de los alumnos, ya sean niños o adolescentes.

Recordando que el boletín escolar desde sus orígenes fue utilizado como un mecanismo de control, objetivando al alumno a partir de la nota, es así como la escuela les ha enseñado a competir con el otro, y a estar separados entre sí, considerando al otro no como su compañero sino como su rival. Memorizando no solo los contenido, sino también  que el docente es el quien educa, sabe, habla, disciplina, opta y prescribe su opinión, escoge el contenido, y los alumnos solo son, quienes jamás son escuchados , colocándolos en un rol pasivo de meros objetos que se adaptan a la situación, solo así, a través de la obediencia, se garantiza obtener “una buena nota final”, y es  como por medio de una “ calificación” lo alumnos son victimas del abandono, del maltrato y el desconocimiento de su propio potencial, de sus sentimientos, gustos, deseos y pensamientos.

Es por eso que insisto en plantear la necesidad de un nuevo paradigma educativo, que contemple lo afectivo, en esa relación escuela y cuidado de los alumnos.

Creo que se debe ampliar el rol del docente , dejar de ser vistos solo como transmisores del saber y controladores del disciplinamiento, sino que debemos darles a los educandos herramientas  para que sean personas con opinión, transmitirles conocimiento desde el amor y la comprensión, y explicarles diariamente  el respeto que deben tener por ellos mismos y por los otros.

Ayudarlos a formarse en el ámbito solidario, donde el intercambio entre pares afiance la pertenencia  a un grupo para revertir el rechazo que muchas veces recibe de la sociedad.

Es por eso que considero, desde mí rol como pedagoga social,  que es importante incorporar una educación social como práctica educativa, que tenga como principal objetivo cuidar al alumno desde lo afectivo, a través de una acción socioeducativa propuesta desde la escuela y ejercida no solo por docentes y alumnos, sino también comenzar a involucrar a las familias, como didáctica de lo social.

Entiendo que en la sociedad actual, y con las problemáticas sociales que se presenta, es fundamental que se priorice la socialización, como así también la adquisición de competencias sociales (la incorporación del sujeto de la educación a la diversidad de las redes sociales, entendida como el desarrollo de la sociabilidad y la circulación social) para una formación integral de los alumnos que les posibilite la participación cultural y social.

Este tipo de educación social contempla lo emocional, ya que forma parte de una educación integral del niño o adolescente, en donde ellos mismos puedan desarrollar la capacidad de sensibilidad , de expresar su vida afectiva, sus emociones y sentimientos, y acá en donde la escuela tiene un papel fundamental ya que  debe brindar la oportunidad de establecer un vínculo más directo a través de actividades artísticas que le enseñen a expresarse, y a su vez,  ayuden a crear nuevos lazos sociales al alumno con sus propios compañeros y con el docente.

El alumno mismo podrá desarrollar habilidades, destrezas y hábitos que serán transferibles a otras áreas de educación, trabajando conjuntamente y  comprometidos con estos valores sociales, como la afectividad y la comprensión del otro, desde una perspectiva interdiciplinar y transdiciplinar, teniendo en cuenta el proceso del alumno en su aprendizaje, y no, la calificación o nota final.

 

niño con alas.