Desde el abordaje de este eje intentamos hacerle un lugar en la agenda educativa a un tema que por momentos pareciera menor, pero que ocupa un lugar importante en la docencia haciendo irrupción en la cotidianeidad de los docentes, los estudiantes y las familias: el boletín.
El boletín es un híbrido que ha sido objeto de polémicas entre maestros y pedagogos, es el producto ente lo deseado y lo posible, entre lo innovador y lo conservador.
Nos proponemos desarmar, como si fuera un reloj, y mostrarles su funcionamiento interno, no como algo simple sino para ver como determinadas prácticas de evaluación son construcciones históricas-políticas, que marcan y dejan huellas en los sujetos.
Pero también volver a mirar las prácticas de evaluación con el propósito de desnaturalizarlas, haciendo foco en como construir estos instrumentos de devolución y comunicación que nos hablan de la trayectoria formativa de los alumnos y de nuestras propias prácticas.
Intentaremos construir interrogantes que puedan producir interrupciones en nuestras prácticas a la hora de bosquejar las evaluaciones y comunicar las valoraciones que se vuelcan en los boletines
Con la aspiración de ir haciendo lugar a lo nuevo, de no cerrar el análisis, de revisar recorridos propios, lo que posibiliten develar preocupaciones e inquietudes escolares en tiempos y espacios para pensar, para construir, buscando alternativas en un “equilibrio inestable”, en movimiento.
Movimiento que nos permite como docentes ir construyendo otros sentidos sobre el hacer cotidiano, donde enseñar y aprender parten de analizar las reglas, valores y normas que atraviesan el discurso educativo en sus formas institucionalizadas, confrontándolo con los sentidos que en la práctica expresan su continuidad o discontinuidad.
Analia y Daniela, docentes cursantes de la Especialización en Currículo y Prácticas Escolares (FLACSO)