Todas las entradas de: Maria Ines TARDITI

Bibliografía Utilizada

BOURDIEU, P. y SAINT MARTIN, M (1975). Las categorías del juicio profesoral. Actes de la Recherche en Sciencies Sociales, N3, París.

DUSSEL, Inés (2005). “Historias de guardapolvos y uniformes: sobre cuerpos, normas e identidades en la escuela”. En: Textos para repensar el día a día escolar. Sobre cuerpos, vestuarios, espacios, lenguajes, ritos y modos de convivencia en nuestra escuela. Ediciones Santillana, Bs. As.

DUSSEL, Inés. (2005). “Cuando las apariencias no engañan: Una historia comparada de los uniformes escolares en Argentina y en los Estados Unidos (siglos XIX-XX)”. Pro-posicoes, v.16.n.1. (46).

El ritual como semillero del cambio. En http://blogs.flacso.org.ar/elblogdecurriculum/about/

FOUCAULT, Michel (1986). “Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión”. SIGLO XXI EDITORES, S.A. Madrid.

GUILLEN, C (2008). Los rituales escolares en la escuela pública polimodal Argentina. Avá (Posadas), Posadas, n. 12, marzo 2008. Disponible en http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1851-16942008000100008&lng=es&nrm=iso

McLAREN, P. (1995). La escuela como un performance ritual. Hacia una economía política de los símbolos y gestos educativos. Buenos Aires: Siglo XXI.

TENTI FANFANI, E (1994). La educación como violencia simbólica: P. Bourdieu y J.C. Passeron. En Sociología de la Educación. Corrientes Contemporáneas. Buenos Aires, Mino y Dávila S.R.L.

VIDAL, D. (2007). Culturas escolares: entre la regulación y el cambio. Propuesta Educativa, ano 16, Nº 28, pp.28-37.

VIDAL, D. (2009). Cultura escolar. Una herramienta teórica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relación con la sociedad y la cultura. Clase 1. En Diplomatura Superior en Currículum y Prácticas escolares en contexto. Buenos Aires, FLACSO virtual. Argentina

Libreta de Clasificaciones Mensuales de 1928

Libreta Clasificaciones
Al inicio se leen datos que identifican al/a la alumno/a, a la escuela y al “Territorio Nacional”.
Artículos Ley 1420 y del Reglamento General de Escuelas.
Pueden leerse algunos artículos de la Ley 1420 y del Reglamento General de Escuelas. Al final la firma del “padre, tutor o encargado”

 

Los registro scomienzan a partir del mes de Abril.
Los registro scomienzan a partir del mes de Abril.

 

Registros Mayo/Junio: las dimensiones evaluadas "Aplicación" y "Conducta". Se observan las apreciaciones de la maestra
Mayo/Junio…   Las apreciaciones mensuales referidas a “Aplicación” y a “Conducta” dependía del concepto “que acerca de la actuación del alumno durante ese mes, se forme(ara) el maestro”.
Y en Noviemrbe... el alumno "Pasa de Grado"
Y en Noviemrbe… el alumno “Pasa de Grado”

 

Libreta de Clasificaciones para alumnos de escuelas públicas 1933

En la tapa se lee el nombre de la imprenta: "ROSSO"
La imprenta “ROSSO”… el precio de este boletín figura al pie de página: “0,50”
Datos de FILIACIÓN... e impresión digital
Datos de FILIACIÓN… e impresión digital
El color rojo es utilizado indistintamente para indicar "MAL" (Marzo) o "MUY BIEN" (Abril)
El color rojo es utilizado indistintamente para indicar “MAL” (Marzo) o “MUY BIEN” (Abril)
Calificaciones correspondientes al "EXAMNE PRIMER TERMINO"
Calificaciones correspondientes al “EXAMEN PRIMER TERMINO”
Mensaje de Reflexión dirigido a la familia donde se considera a la escuela un “taller donde se manipula lo más preciado y delicado de sus hijos: el corazón y el cerebro”
Mensaje de Reflexión dirigido a la familia donde se considera a la escuela un “taller donde se manipula lo más preciado y delicado de sus hijos: el corazón y el cerebro”
Registro mes de Noviembre...  A la derecha "Clasificaciones Finales": calificaciones numéricas.
Registro mes de Noviembre…
A la derecha “CLASIFICACIONES FINALES”: calificaciones numéricas.
El sello... "Librería del Colegio". A la izquierda surge  un nuevo campo: "Matriculación"
El sello… “Librería del Colegio”.
A la izquierda surge un nuevo campo: “Matriculación”

Esbozando continuidades y rupturas en los formatos

Por María Inés Tarditi

Me detengo un instante sobre cada una de las imágenes posteadas en la Galería para observar en la escritura algunos rasgos distintivos. Así percibo cómo el espacio geográfico de la hoja ha sido organizado para su utilización: papel impreso pautado por diferentes campos, se establece un sitio de registro para el maestro, se indica al final de cada una de las páginas un lugar destinado a las firmas del director y del “padre, encargado o tutor”.

Desde la dimensión física, los boletines del período comprendido entre 1928 y 1934 me señalan una singularidad: el número de páginas que conforman  una especie de libreta. Sin embargo, evidencio un cambio al observar el boletín de 1931, impreso en Realicó: una hoja apaisada doblada por la mitad.

Vuelvo sobre los boletines y veo emerger en los trazos realizados la presencia de objetos de escritura: plumín acompañado de tinta (azul, negra o roja), avanzando en el tiempo aparece la lapicera. Infiero los códigos elaborados para su uso: el color rojo es utilizado para las calificaciones numéricas que representan los exámenes de 1º y 2º Término; además, indica si el alumno “Pasa de grado” o no. Aunque, en la libreta de 1933 veo aparecer una particularidad: el rojo es utilizado para señalar indistintamente “Mal” (examen mes de marzo) y “Muy Bien” (examen mes de abril).

 

Voy más allá y registro una continuidad indicada en las dos dimensiones que se evalúan en los boletines desde 1928 hasta 1959: “Aplicación y Conducta”. Y en esta tentativa por indagar algo más, me encuentro con un texto en donde se explicita que “la apreciación mensual dependía del concepto que, acerca de la actuación del alumno se formaba el maestro”. De allí, que resultara en cierta forma arbitrario. También, esa pieza de la historia me permitió aproximarme al valor asignado a las pruebas de 1º y 2º Término “como elemento de juicio para la promoción”. Entrecruzo la importancia de esos exámenes con la utilización del color rojo en la escritura de esas calificaciones.

 

Me adelanto en la lectura de ese fragmento y diviso que en el apartado IV “Extensión de las notas numéricas” se aclara la utilización de la escala que va del 0 al 10. “No está de más recordar el significado de esta escala: 0 equivale a reprobado: 1,2 y 3, a aplazado o malo; 4 y 5, a regular; 6 y 7, a bueno; 8 y 9,  a distinguido; y 10 a sobresaliente”. Si regreso al boletín de 1934, puedo evidenciar una discontinuidad: en el punto 1º del apartado “Instrucciones” se explicita que las calificaciones semanales se harán según la escala que va del 0 al 5 donde.

 

Agudizo la mirada para encontrarme con las dimensiones que hacen de este documento un triple registro burocrático, disciplinar y pedagógico: Identificación (datos de filiación, nombre del alumno, edad), evaluación pedagógica (calificación numérica y conceptual), evaluación del comportamiento (emerge bajo la forma de observaciones generales), contabilización de la asistencia.

Dejo en suspenso la escritura… y reflexiono… como señala Gonzalez Vidal, si la escuela se produjo como correlato de la diseminación de la cultura escrita, las relaciones pedagógicas se efectúan por el recurso de la oralidad. Esas relaciones entre docente/alumnos y entre  docente/padres son captadas por la escritura,  a través de algunas huellas plasmadas en el espacio físico del boletín. Como testimonio de ello los invito a leer el “Mensaje de Reflexión” que la maestra adjuntó en el boletín de 1933 y va dirigido a la familia. Incluso si leemos detenidamente las “Observaciones” de la maestra al alumno seguramente nos imaginemos el cuadro de situación en el que se configuraba la relación entre ellos.

Reflexión acerca de esa forma ritual asociada a la entrega de boletines…

Por María Inés Tarditi

Vuelvo sobre esas escenas inadvertidas que dibujan “la compleja madeja de sentimientos, saberes, formas de vínculo social y otros acontecimientos que los rituales encierran” (McLaren, 1994). Puesta en escena donde la participación obligada de algunos actores es inducida sutilmente al firmar una circular en la cual puede leerse: “Queridos docentes, los invitamos a compartir la entrega de boletines”.

Cada actor ocupa un lugar prescripto en la cuadrícula espacio-temporal que viene a reforzar el formato escolar tradicional. El ritual va a dar comienzo. En su despliegue se perciben miradas y gestos que expresan aburrimiento. El movimiento de los cuerpos presentes pareciera entrar en un juego que transita del consentimiento a la resistencia silenciada. Hay algo en esa aparente contradicción entre “disconformidad retórica y conformidad performativa” (Guillén), que me hace preguntar: Por qué esos rituales persisten en las instituciones? Me aventuro a dilucidar alguna respuesta: quizá porque llevan implícitos u ocultos prescripciones sobre el lugar de los sujetos escolares, atestiguando de qué manera el cuerpo encarna relaciones de poder desiguales inscriptas en la cultura escolar.

El ritual pasa y traspasa, convirtiéndose en una especie de ceremonia donde entran en juego maneras de actuar que se repiten con cierto grado de invariabilidad aludiendo a cierta dimensión calificable de “sagrada” (McLaren, 1995:55). Ceremonia mediante la cual se realizan fuertes intentos por regular las prácticas dentro de una institución escolar evitando que caigan en el “flujo de la indeterminación” (Sally Falk Moore). Retomo lo señalado, para luego analizar desde otra mirada las circunstancias descriptas. Observo ahora, de qué manera el trabajo específicamente pedagógico, como trabajo racionalmente orientado produce determinado habitus.  Suspendo la escritura en un intento por comprender lo que subyace detrás de esas prácticas que nada tienen de desinteresadas. Así, el trabajo racionalmente orientado percibido en ese acto ritual induce un conjunto de disposiciones habituales y predisposiciones, tendencias o inclinaciones duraderas que, al integrar todas las experiencias pasadas, van a funcionar como una matriz de percepciones, apreciaciones y acciones. De este modo, los habitus construidos en ese momento determinado, pasan a convertirse en principios que van a estructurar las experiencias futuras de los sujetos (Tenti Fanfani).

Continúo con este ensayo por desnaturalizar esa forma ritual asociada a los boletines. Así veo surgir una nueva pista que revela la operación de clasificación evidenciada en la “sanción en cifras (la nota)” que puede estructurar el “juicio profesoral” (Bourdieu), sustentado sobre un conjunto de criterios difusos. Durante la puesta en acción de esa ceremonia develo que a veces las apreciaciones de los docentes parecen apoyarse sobre la escritura de los/las estudiantes, cuando se advierte sobre su “desprolijidad”, en clara referencia a una taxonomía práctica de la escuela que está lejos de ser neutra socialmente. Me detengo y retrocedo pensando en esa escena. En ese ejercicio encuentro que las apreciaciones más favorables aparecen cada vez con mayor frecuencia a medida que el origen social de los alumnos es más elevado. De esa manera, empiezan a asomar las formas escolares de clasificación que anuncian disimuladamente la diferenciación de clases.