LOS PARA QUÉ DEL BOLETÍN
Boletín, libreta de calificaciones… cuando se hace público con la idea de comunicación que implica sólo una forma de información unidireccional, docente-alumno, escuela, familia con una finalidad de notificación y certificación social.
En este sentido, Margarita Poggi expresa, que “la acreditación a diferencia de la evaluación, hace referencia al acto a través del cual se certifican determinados conocimientos (a los que se puede asignar una calificación…responde más a una lógica institucional y social que a la del proceso de aprendizaje de un sujeto”(Poggi Margarita , 2008 ). Aquí la dimensión pública muestra la delegación de poder hacia los docentes para certificar ciertos conocimiento, capacidades y competencias.
Formando parte de un conjunto de artefactos evaluadores, se encuentran los registros y las planillas de observaciones que dejan al descubierto situaciones del currículum oculto naturalizadas desde décadas: “ si todos los alumnos son iguales, si se porta mal se baja la nota en formación ética, lo personal social es de suma importancia pero el excelente no se pone”.
Los Boletines contextualizados, como construcciones históricas, nos muestran claramente , más allá de las materias-disciplimas-áreas, en otros espacios físicos de los mismos (observaciones,otras apreciaciones, extractos de decretos, renglones en blanco ) con qué parámetros se complementan los juicios evaluativos, por ejemplo, la prolijidad, el orden, la asistencia perfecta, el aseo personal y hasta las merecidas vacaciones.
“ La imagen global sobre los alumnos que todo docente construye se funda sólo en parte sobre una evaluación institucionalizada. La evaluación informal, es decir, tanto el juicio implícito como el espontáneo, interviene en un dispositivo de evaluación. Y no sólo revela las representaciones del docente, sino que supone la puesta en juego de diversas fuentes de información…Esto require pensar , consecuencia, en la interacción dinámica que se despliega entre el juicio evaluativo implícito y espontáneo, es decir, la evaluación informal, y el que se formula a partir de dispositivos institucionalizados de evaluación ” (Poggi, Margarita, 2008).
Los documentos nos muestran cómo los docentes tienen “ normas de excelencia abstractas” que se observan representadas en los mejores alumnos. Pero en la mayoría de los casos no se espera que ellos aparezcan en las calificaciones de los primeros bimestres, sino que van mejorando y así a la vez justifican la intervención docente hacia final de año, y sólo algunos logran la excelencia.
Un artículo para compartir : de Juan Delval http://www.mzapata.uncu.edu.ar/upload/delval1.pdf