En la primera escena me remito a pensar en mis propios boletines de calificaciones durante mi historia escolar primaria y secundaria, recuerdo cuando mi mamá se iba a retirar y en el mismo se detallaba minuciosamente las calificaciones de las diferentes materias. En ese momento la escuela tenía el poder de comunicar y los padres de aceptar sobre el avance o estancamiento. Siempre los boletines marcaban que mis notas eran buenas a excelentes, mi mamá no tenía de que preocuparse, por lo tanto a medida que pasaban los años cada vez me dejaba más sola en el aprendizaje, pues consideraba que yo podría sola, con los estudios. Eso significó para mí un verdadero condicionamiento, pues sabía que no la podría defraudar, que debía aprobar. Cuando fui a la universidad me di cuenta que las notas que se expresaban en los boletines de aquella primaria y secundaria, solo eran una pequeña porción del saber que en realidad tenía que aprender, y que para lograrlo debía acudir al trabajo colaborativo comprendiendo que la formación no sólo se trataba de lograr notas altas, sino en realidad de lograr un compromiso con lo que estaba estudiando es decir, con lo que deseaba ser, definiéndome como un sujeto constante y exigente.

En la segunda escena voy a narrar sobre el caso de una alumna en particular, quién también ha transitado ya por su educación primaria y actualmente se encuentra en la secundaria, éste caso decido narrar debido a que configura al sujeto de manera inversa a lo que yo escribía en la escena 1, es este caso, la alumna siempre ha tenido notas buenas a regulares, además debió rendir varias veces algunas materias como matemáticas y lengua, y a medida que fue avanzando en la secundaria fue desaprobando más materias hasta llegar a la repitencia escolar más de una vez. Siempre en sus boletines se mostraban notas como seis, siete y escasos ocho y nueve, eso generaba que éste sujeto se considerara a sí misma y a los que tenía a su alrededor un fracaso o un sujeto mediocre que no podía por sí mismo, a quién le costaría cualquier tipo de aprendizaje, y a quién se debía estar constantemente sobre para que pudiera lograr llegar a ser lo que la escuela aspiraba para con él. Sin embargo en la observación cotidiana de sus actos se demostraba un sujeto capaz de realizar actividades prácticas de manera eficiente, se denotaba excelente en los juegos electrónicos así como con una destreza para las artesanías y el arte en general, pero en la escuela no lograba dejar de ser un cinco o un seis. Hasta que al final decidió por sí mismo cambiarse de institución y de esa manera pudo lograr encauzarse pero situado ya desde un contexto diferente y con un grupo diferente. A partir de allí me pregunto ¿será que las instituciones en realidad no coartan las capacidades de los sujetos definiéndolos de una manera u otra y no dejando que sea el propio sujeto quién pudiera pensarse en relación a quién es y quién desea llegar a ser.

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