De ayer, de hoy y… ¿de siempre?

Tal y como han explicado y desarrollado distintos autores, tales como Lahire, Tyack y Cuban, Viñao, la escuela y los elementos que la constituyen se encuentran atravesados por la tensión entre permanencia y cambio; por aquello que hizo que se perpetuara en el tiempo y el espacio y por lo que le permite ser la institución educativa por antonomasia. Niños, jóvenes, adultos y adultos mayores se encuentran familiarizados con los objetos escolares, entre estos, el boletín escolar. Más de uno puede contarnos una anécdota que lo traiga a colación al relatar una experiencia de la escuela. A su vez, los boletines se encuentran rodeados, o bien, se construyen en su entorno un sinfín de representaciones que son propias de cada uno de los sujetos con los cuales se vincula: el dueño del boletín, el docente que lo completa, la directora que lo firma, el entorno familiar que lo recibe y debe firmarlo… Toda esta “escena” se activa en cada periodo escolar; la nota que va al boletín, la reunión de padres para entregarlos, la firma de los padres que no debe faltar, el “compromiso” de mejorar las notas, etc. Imágenes, situaciones que pueden hallarse en la biografía escolar de varias generaciones. Y no sólo eso, como siempre afirmaban (¿y afirman?) los docentes “el boletín es un documento, no es cualquier papel”; fuera de la sacralizad que en ciertas ocasiones se le ha otorgado, es una realidad. El boletín comunica la evolución en el proceso de escolaridad, señala los avances y retrocesos, a la vez que permite dar paso, o no, a que el alumno promocione al siguiente año de escolaridad.
Por todos estos motivos elegí abordar los boletines escolares, y por eso también la pregunta inicial. Si consideramos el tiempo de vida de la escuela, y la permanencia de sus objetos, podemos afirmar que llevará tiempo rasgar el núcleo duro de la gramática escolar en lo que refiere a la evaluación, calificación y comunicación de los resultados obtenidos por los alumnos; en este sentido, quizás no podemos decir que los boletines estarán siempre…pero si que todavía les queda camino por recorrer al interior de la institución escolar.

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