Esperanza…

De  Renata Maria Florencia Pinilla Sitja

En relación a lo expuesto en las consignas 1, 2, 3 y 4 y luego de realizar la lectura de la bibliografía propuesta por la especialización, se desprende la siguiente reflexión, aunque cabe aclarar que motivó el trabajo la lectura de la clase N° 6 de Guillermina Tiramonti y su experiencia en las Escuelas de Reigreso. También en este caso tengo en cuenta mi experiencia personal ya que trabajo en una escuela, que forma parte de un proyecto especial para recuperar a alumnos jóvenes y adultos, que han transitado la escuela “común” y han quedado fuera de ella, por diferentes motivos y también incorporar a los recién llegados a la educación media.

Cuesta reducir la reflexión en pocas palabras ya que hay mucho que decir y tener en cuenta en esta temática. La selección de las escenas narradas está vinculada con la idea de Guillermina Tiramonti donde expresa que en este terreno cultural existen nuevos formatos escolares que tratan de superar desatinos del formato heredado en la escuela media; donde la existencia de una oferta educativa que garantizaría un ascenso social no llego de igual modo para todos, al contrario, fue un mandato teñido de segregación y posteriormente de cierre al  aclamado ascenso social ya que no todas las personas tuvieron la oportunidad, los recursos materiales y simbólicos  para poder formar parte de la escuela. De aquí  que vemos que ya desde sus comienzos, la escuela no cumplió ni garantizo una educación para todos, a pesar de las diferentes políticas educativas, y las demás estrategias por parte del sector educativo para incorporar y abarcar a toda la población, los resultados no son del todo positivos.

Cabe aclarar que hoy por hoy existen más incentivos para poder lograr la concurrencia a la escuela, pero claro está que es una ardua tarea a la que nos enfrentamos los educadores.

“Después de las reformas de los 90 y de sus dificultades para intervenir sobre las prácticas escolares, hay un consenso generalizado respecto de que el problema de las reformas generales radicó en que no intervinieron sobre la gramática escolar y tampoco modificaron en forma significativo la distribución del tiempo y del espacio en las escuelas. Si bien es cierto que las reformas no generaron este tipo de intervención, debe considerarse que una serie de cambios en el orden escolar no se inscriben en una reforma general. En muchos casos esos cambios son el resultado de los esfuerzos de las instituciones por dialogar con contextos diferentes o de los intentos puntuales del Estado o de las organizaciones de la sociedad civil para modificar determinados grupos de escuelas o generar algunas instituciones destinadas a sectores específicos de la población, a las que se las organiza de modo diferente”.(G, Tiramonti, Clase 6)

La existencia de nuevos formatos educativos, donde hay una nueva organización del tiempo, reformas curriculares que demandan la participación de docentes militantes, arraigados a la vocación, marca también la ausencia de instituciones  de todo tipo que contengan o briden un espacio para ser transitado tanto para jóvenes como adultos. A su vez, estas nuevas estructuras tienen, o deben tener en cuenta cambios en la concepción de los jóvenes, las nuevas formas de familias,  adecuación a horarios laborales ya no solo de los adultos sino de los alumnos que desde muy jóvenes trabajan para subsistir, jóvenes en “riesgo social”.

Así, es necesario dejar de  pensar en la escuela como mera reproductora de contenidos ya que en la misma institución hay una demanda de contención, que alberga cuestiones relacionas a la asistencia social, como comedor, en mi caso laboral organizamos un ropero escolar, asistencia y orientación en caso de violencia familiar,  adicciones, entre otras cosas.

Estas demandas no son actuales, sino heredadas desde el origen de la escuela, desde la esfera de las políticas educativas o el Estado, entre otros, muchas veces hay una resistencia o temor e inclusive una ausencia de marco legal que garantice una estabilidad  laboral a los docentes que formamos parte de esta faena, que dificulta que se desarrollen experiencias de educación formal alternativas.

Así mismo, estos nuevos formatos deben ser desarrollados de manera seria, organizada y tienen que brindar  calidad educativa.

Frente a estas nuevas demandas que con el paso del tiempo seguro irán cambiando, los docentes debemos revisar lo que no funcionó en la escuela común para poder realizar experiencias exitosas, reviendo nuestras prácticas profesionales  para nuestros alumnos y adecuarnos a los nuevos tiempos.

Para una mejor interpretación, pregunte a los alumnos por qué les gustaba el proyecto, sus comentarios fueron subidas a YouTube

http://www.youtube.com/watch?v=NXkScMcDoSE&feature=youtu.be

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