Ma. Luz Ayuso
En una reunión de profesores, una colega nos contaba el siguiente relato a propósito de la llegada de las netbooks a las escuelas.
“Una profesora de escuela media pidió la realización de un trabajo de investigación a los alumnos para realizar en sus casas sobre el tema de violencia. Hizo además una salvedad, estaba prohibido usar Internet”.
Las fuentes de información
Con muy pocas excepciones, podemos afirmar que los libros de textos fueron la principal fuente de información como medios para la enseñanza. ¿Qué maestro o profesor no basa su enseñanza en algún libro de texto, sea este un manual, material didáctico, o bibliografía sobre el tema?
Lo mismo vale para el alumno en su aprendizaje. En algún momento fueron libros para atesorar en las bibliotecas familiares, en otros momentos manuales para intercambiar en puestos de canje o en los primeros días de escuela con los compañeros del año anterior, algunos para descartar porque proponen fichas a completar en el mismo libro, otros en versión fotocopia cuando la lista de libros a comprar supera la previsión del bolsillo familiar y la canasta escolar, o cuando el profesor prefiere sumar variada bibliografía para cada tema.
¿Qué textos de enseñanza adoptar en las escuelas? ¿Qué materiales utilizar para enseñar? ¿Por qué razones? Internet ofrece una nueva superficie para la obtención de información. ¿Qué prejuicio moviliza la enunciación de una consigna que incluye que está prohibido usar Internet? Veamos por la historia. En la Memoria de 1865 presentada por Amadeo Jacques[1] para elaborar un plan de Instrucción Pública se preguntaba acerca de cuáles deberían ser los textos de enseñanza a adoptar en los Colegios Nacionales, y respondía como sigue:.
“Todos y ninguno”; todos, porque no existe uno tan malo que no se pueda sacar de él algún partido; ninguno, porque no hay uno solo que sea absolutamente perfecto; y aún cuando existiera tal libro, se debería vacilar en adoptarlo, porque adoptar un estilo de enseñanza oficial, es casi prescribir y por consiguiente, hasta cierto punto, excluir.
Tampoco dudaba en cambiar el eje del debate. Proponía que el docente no debía ser sujetado por un libro, sino a un programa, “muy completo y muy detallado si es menester”. A propuesta de pensar ese pasaje: de pensar en clave editorial a hacerlo en términos de un diseño curricular prescripto desde el Estado como una norma pública capaz de regular el carácter público de la distribución de saberes en la escuela, sigamos en rodeo por las fuentes de información.
Puesto que si el carácter público de distribución del saber requiere de regulación por parte del Estado, qué pensar sobre los productores de información. La web aquí podría presentarse con algunos velos para muchos de nosotros. ¿Quiénes producen la información en la web?
¿Qué sucede cuando evidenciamos a nuestros alumnos el porqué de la elección de una determinada fuente de información sobre otra, en vez de enaltecer o legitimar unas, negar, ignorar, desconocer otras? Internet podría ser un ejemplo de estas últimas, como el cine, la música, los mass media, entre otros. Sin embargo ofrece un conjunto muy variado de productores, con lógicas colectivas de construcción y de debate on line que podría ubicarnos en nuevas posiciones respecto al saber, ya no desde el consumo de respuestas sino desde la elaboración de preguntas que habiliten imaginar lo inédito.
Matar la instrucción
En la variedad de los textos y lo imprevisto de la enseñanza residía para Jacques no solo sacudir la rutina y despertar el espíritu de indagación del profesor, sino también el interés por aprender que suscitaba en el discípulo. Sentenciaba: “hacer estudiar [solamente] de un libro es inmovilizar en una sola forma y luego matar la instrucción, que vive de movimiento y de progreso”.
Ahora bien, no se trata solamente de pensar sobre la selección de lo que se lee, su variedad y de quien produce el contenido, sino también de las formas en que se enseña a leer. Esta tarea nos llama especialmente, y claro está que prohibir una fuente de información no solo es un acto de violencia sino también una forma de enseñar a leer.
[1] Jacques, Amadeo (1865): Memoria presentada a la Comisión encargada de elaborar un Plan de Instrucción Pública y Universitaria. En: Escritos. Compilados por Juan Mantovani. Buenos Aires. Estrada, 1945.
Hablar de Internet, muchas veces es resaltar los motores de busqueda de los buscadores, y nosotros los docentes nos sentimos de alguna manera “burlados” por nuestros alumnos que aplicaron un recurso propio de los sistemas operativos actuales (copiar y pegar). Pero es interesante pensar creo yo que como existe esto, existe tambien el libro digital (formato *.pdf; hoy con aplicaciones gratuitas, para leer o crear). Creo que un docente no se puede agotar su trabajo en un libro y un buen programa garantiza un buen trabajo, pero con éstas nuevas tecnologías de información, nos cabe a nosotros investigar más y estudiar sobre nuevos recursos, donde se necesitará investigación, lectura, interpretación, ejemplo la Webquest, que son programas de aplicación gratuita en Interntet
Norberto Paganini
Cuando los docentes habrimos las puertas para que nuestros alumnos encaren procesos de aprendizaje que tienen que ver con la construcción de saberes y conocimientos a partir de la reflexión, el temor al uso de Internet como fuente de información desaparece. Todo esta en el proceso de evaluacion del uso de la misma y de los resultados que nuestros alumnos logran. Internet, amén de otros medios, a logrado una verdadera democratización del conocimiento: revistas de investigacion, publicaciones, libros…que no podemos encontrar. Y si los alumnos caen en el copio y pego ¿Acaso no lo hacen tambien, de los libros, al responder por ejemplo una guia de trabajo?
Considero que el asunto es tal como se presenta en el genial texto de Amadeo, porque vamos a excluir, cuando podemos sumar, ampliar, incluir. En todo caso el asunto será ver como generar nuevas estrategias si lo que preocupa es que se dediquen a Control + C y control + V. Recuerdo que como tenía faltas de ortografía, una tía docente, me regalo un hermso cuaderno, y me indicó que copiara de el libro que yo quisiera sólo 3 renglones del cuaderno por día, pero sólo 3 renglones. Por lo tonto de la cosa y el poco esfuerzo que podía significar lo hice, y verdaderamente que sirvió a su objetivo, pero además extendí mi vocabulario, me colgaba con la historia y me quedaba leyendo y asi devore muchos libros. Ella basaba esta estrategia en que se aprovechan los primeros 5 minutos de mayor atención.
Y esto sería un poco eso, buscar en un buscador y encontrar algo que sirva, implica leer varias cosas, seleccionar entre ellas, y dentro de ellas algún pasaje con algún criterio, y finalmente en ensamblarlo, todas tareas que organizan estrategias de aprendizaje. Quizás sea sobre ellas ue debamos reflexionar un poco para proponer mejores consignas que los orienten y conduzcan a dar estos pasos de modo que podamos evaluar dentro lo copiado cuanto hay de producción por parte del alumno…
Un docente mío de filosofía decía que un “sabio” no era alguien que sabía todo, sino que sabía donde ir a buscar lo que necesitaba saber en se momento…
Creo que es momento de volverse ecléctico, probar un poco de todo y tener conciencia de que con los cambios de estos nuevos recursos tecnológicos, inevitabemente tendremos que cambiar nuestros recursos ddácticos; más trabajo, pues sí con toda seguridad, como dice el dicho “a la tumba yendo y aprendiendo…”
A mi hija le piden que haga los trabajos a mano para evitar que copien desde el computador. El resultados muchos compañeros copian a mano…desde el computador.