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Corresponde a las consignas 1, 2 y 3

De Nanci Memler

La intención  de presentar este tema es hacer un recorte en una modalidad del sistema educativo qué aún sufre de numerosas “ausencias” o quizás de poco tratamiento.Me refiero a la Modalidad de la Educación Especial.

 Los cambios de regulación curricular en Argentina como lo expresa (Daniel Pinkasz)[i][1] son permanentes y continuos , y desde la apertura de la democracia (1984).estos van adecuándose e integrándose de manera medianamente armónica .

El nuevo modelo de educación como  “un derecho social”bajo el paradigma de la inclusión ,enfrenta  elementos de la cultura escolar que remite a viejas regulaciones y paradigmas.

Poder pensar que algunos elementos de la cultura escolar que mantienen una permanencia ,como también su importancia es plantear una tensión en cuanto a la situación de la certificación y acreditación en esta modalidad del sitema educativo  con lo que se solicita o requiere  desde el marco político-económico laboral.


[1] Daniel Pinkasz  (clase 4 – Diplomatura en Curriculum en contextos escolares ) cohorte N21


Reflexión sobre los boletines

de Ma. Rosa Lujuy

Los niños que ingresan al sistema escolar traen consigo una variedad de conocimientos que deben ser incorporarlos al proceso educativo, y con lo que nos permitiría a los profesores incluir estos conocimientos para ayudarnos a no establecer determinaciones tan definidas en relación de los perfiles que se vislumbran con los reportes escolares[1].

Incorporar a la cultura escolar la cultura de la infancia nos permitiría generar más posibilidades de decisiones en relación al futuro que nuestros estudiantes elijan.

En relación a lo anterior, líneas de investigación nos he permitido visualizar dinámicas y relaciones asociadas a la socialización infantil. La Sociología de la Infancia[2], ha comenzado a discutir estas formas de caracterizar la cultura infantil.

Esto ha permitido ir incorporando elementos con los cuales se ha enriquecido la práctica docente y al mismo tiempo ha generado que los profesores agreguen repertorios que van más allá de las calificaciones u las habilidades y competencias que los estudiantes pueden desarrollar en una signatura de clase para definir en lo que estos estudiantes pueden ser buenos; y con lo cual se ayuda a no determinar a las personas a través solamente de los boletines escolares.

En este sentido, una de las líneas de trabajo de la Sociología de la Infancia es sobre: El niño es un participante activo del proceso que define su identidad: junto con el adulto, participa de la constitución de su identidad social, aunque en diferentes posiciones de poder.[3]

Aun cuando, estas ideas han sido incorporadas a las prácticas educativas, seguimos ingresado a la escuela definida por una serie rituales y de códigos manifiestos y/o tácitos, que funcionarán como contextos de desempeño de cada cual: estudiante, docente, directivo, padre, entre otros. De cada rol, la institución tiene expectativas y para cada uno tiene algunas promesas. Quien quiebre las expectativas, se verá privado de las mieles de sus promesas y, de ese modo, se van configurando “buenos” y “malos” alumnos, “buenos” y malos” docentes, familias “bien” o “problemáticas”, “ausentes”, etc[4].

Por esta razón, estamos frente a un desafío que supone avanzar en la modificación de ciertas prácticas escolares del espacio escolar. Los niños viven hoy en sociedades que permiten, más que antes, que se discuta libremente y que se oponen a la autocracia. De la misma manera, su reconocimiento como sujetos autónomos y como ciudadanos imprime nuevas exigencias a las formas de construir una autoridad cultural docente.[5]


[1] Stagno, Leandro, Clase 1: Sobre las formas de pensar y vivir las infancias, pág. 9

[2] Stagno, Leandro, Clase 1: Sobre las formas de pensar y vivir las infancias, pág. 9

[3] Ibid.

[4] Siede, Isabelino, clase 3: Articulaciones, filtraciones, contrastes y aportes entre los niveles inicial y primario.

[5] Stagno, Leandro, Clase 1: Sobre las formas de pensar y vivir las infancias, pág. 9

Interés por la propuesta

Como docente de Educación Física siempre sentí la obligación de decir algo del proceso de enseñanza en el boletín o informe. La realidad me demostraba que no alcanzaba . Otra complejidad tiene que ver con el número de boletines o informes a realizar ya que se debe plasmar en los mismos a tod@s los estudiantes del nivel.

Ante esta realidad ¿Cual sería el formato para poder expresar el trabajo esencial que el docente de Educación Física realiza cotidianamente?, ¿Qué aspectos y contenidos son los que deben ser reflejados?, ¿Cómo comunicar de que se trata? ¿Educación Física es una asignatura silenciosa, silenciada, invisible?

El desafío será en este trabajo poder reflejar y analizar estos interrogantes desde variados informes y boletines en diferentes décadas en los cuales haya un pronunciamiento sobre la asignatura.

Sobre mi propia biografía

A lo largo de mi escolaridad el boletín siempre fue un momento especial en el cual se reflejaba los alcances de mi proceso formativo en los diversos niveles. Era un acontecimiento especial debido a que se esperaba algún tipo de reconocimiento por parte de la familia ante el reflejo de los resultados. Quizás con un helado (premio) se resolvía la emoción de su lectura. De esta manera matemática, lengua, sociales y naturales se manifestaban con letra cursiva de la docente de turno, no eran las únicas pero si las que promocionaban.

Como padre la asistencia a las reuniones continuaban reflejando mi propia biografía escolar y por supuesto las mismas se realizaban durante las clases de Educación Física con lo cual saber algo sobre el desempeño, la comprensión y la construcción de la corporeidad y motricidad de mis hijos era un milagro si me cruzaba al colega en el pasillo.

Algunos ejemplos de boletines e informes en los cuales está presente la asignatura Educación Física con diferentes diseños, legitimación y desarrollo

boletin 1

1-El boletín de la Institución Técnica Agropecuaria (año 2010) incluye Educación Física evaluando en forma de acreditación numérica y valorando el nivel de desempeño junto a una observación escrita en la cual se da cuenta de las comprensiones alcanzadas como la gimnasia, sus rutinas y el control de las diferentes partes del cuerpo.

boletin 2

2-El boletín de la escuela pública (año 2007) incluye Educación Física evaluándola de forma numérica sin ningún tipo de explicación, observación ni explicación de contenido abordado al igual que las otras áreas de conocimiento. En este caso la asignatura se inscribe por detrás de las cuatro supuestamente principales: Matemática, Lengua, C. Sociales y C. Naturales.

boletin 3

3-Boletín del año 1996 en el cual se incluye las asignaturas a evaluar escritas en cursiva y no en el cuerpo del documento dando a entender que podrían cambiar en determinado momento. Educación Física está presente en forma numérica y ocupa el último espacio escrito.

boletin 4

4-En este caso el boletín está dividido en dos grandes dimensiones. Uno el “superior” refleja asignaturas como matemáticas, Religión, C. Naturales; el segundo o de abajo incluye en primer lugar Educación Física seguido de dibujo, aseo entre otras. Todas son evaluadas en forma numérica a lo largo de los meses del ciclo lectivo excepto Educación Física que refleja su evaluación solo dos veces en el año.

boletin 5

5-El presente documento del año 1972 presenta diversas asignaturas cuya evaluación se lleva adelante con por lo menos cuatro categorías invariables de acreditación con formato de sello. En el mismo no se incluye la asignatura Educación Física.

boletin 6

6-El boletín del nivel primario de sexto grado a del año 1945 tiene una espacio de comentario mensual en el cual describe los avances alcanzados y en otro espacio la enumeración de las asignaturas cuya evaluación es numérica y entre las cuales no se encuentra Educación Física. Esta situación puede tener que ver con cuestiones históricas curriculares de la asignatura.

boletin 7

7-El boletín del nivel secundario de la Provincia de Río Negro del año 2012, incluye a la asignatura Educación Física ocupa un lugar diferente al de los anteriores. Esto se debe a en este caso a que el criterio de ubicación de las asignaturas tiene que ver con el orden alfabético. La misma está evaluada numéricamente por trimestres sin ninguna explicación extra.

boletin 8 para web

8-El siguiente boletín pertenece a una escuela privada de la Provincia de Río Negro del año 2004 el cual tiene como característica una hoja por cada asignatura con un desarrollo y ampliación de los contenidos evaluados. En este caso Educación Física se subdivide en cuatro categorías que responde por un lado a contenidos presentes en el Diseño Curricular del Nivel Primario de la Provincia y por otro a aspectos que se han diseñado evaluar. A su vez y por cada bimestre un espacio de observaciones en el cual el/la docente amplía sus consideraciones.

boletin 10boletin 9 para web 

9 y 10-Finalmente el último documento del año 1996 tiene que ver con el Nivel Inicial. El mismo es una digresión de todo lo presentado anteriormente ya que es autoría de quien escribe, preocupado por la idea que sobre la disciplina se tiene e intentando explicar de que se trata, que se trabaja y que se evalúa.

Retomando la experiencia publicada en los Foro  de Prácticas:

En aquel momento del Foro comentaba lo siguiente ,“Particularmente me fue significativo la lectura del aporte de Patricia al comparar los boletines del 67 con el del 2000 y observar las continuidades y rupturas en el tiempo dando cuenta de las asignaturas reconocidas o sus modificaciones”. En el presente trabajo retomo la inquietud focalizada en la asignatura Educación Física observando en los ejemplos de boletines aquí presentados algunas descripciones que reflejan aquel interés. La mayoría de ellos son pre establecidos por el Consejo Escolar correspondiente ubicando o no a la asignatura dentro del boletín reflejando un orden de importancia, de poder en el marco de la cultura escolar. Otros por orden alfabético democratizando su sentido. Los dos últimos tienen características particulares, el primero no solo ha sido elaborado y propuesto por el docente (cuestión muy interesante ya que son ellos quienes definen que evaluar relacionado con el Diseño Curricular de los años 90) sino que abarca un espacio considerable para poder informar los diversos contenidos mas un espacio de observación. El último está pensado para el nivel inicial e intenta presentar la asignatura caracterizándola y desglosando sus contenidos. Fue propuesta para ser leída por las familias pensando en su comprensión aunque siempre, en las reuniones de padres con presencia del profesor de Educación Física, era menester aclarar algún concepto.

A su vez el aspecto comunicacional del boletín es un tema interesante ya que como expresaba antes “la pregunta siempre giró alrededor de ¿que es lo importante que se debe comunicar?, ¿que es lo significativo que las familias deben recibir, comprender? ¿refleja el modo particular de aprender de cada niñ@? ¿Qué es lo que interesa?

Pensar el sentido de la evaluación y que es lo que se pretende informar inevitablemente nos invita a pensarnos a nosotros mismos como docentes, a la hora de elaborarlos, completarlos.

Articulando marco teórico

Los problemas que interesan tienen que ver principalmente con la asignatura Educación Física y su inclusión en el boletín. En segundo lugar y subsidiariamente con la anterior lo comunicacional en el boletín/informes planteado a partir de los interrogantes del punto anterior. En este sentido y para dar un encuadre teórico me remito a la clase 1 de la Diplomatura “Cultura Escolar. Una herramienta teórica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relación con la sociedad y la cultura” de Diana Goncalves Vidal.

La autora plantea en el texto el valor de analizar el concepto cultura escolar y los aportes que esta categoría propicia en las relaciones entre cultura y escuela: “a) Reflexiones acerca de la conservación y la renovación en la educación, b) la atención a la cultura material como elemento constitutivo de las prácticas escolares, c) la valorización de los sujetos escolares como agentes sociales”. El punto a) aporta reflexiones sobre las tensiones producidas entre las continuidades y las rupturas en la cultura escolar comprendiendo que en términos de Bourdieu, Passeron, Illich el análisis de la transmisión de los signos concibieron a la escuela como una maquinaria para la conservación del status quo y que en este razonamiento por lo tanto están presentes cuestiones de poder de la sociedad reflejados en el ámbito escolar. La escuela era/es reproductora del conocimiento de las Universidades. En este sentido el boletín se transforma en un “elemento estructurante permanente” en la escuela a lo largo del tiempo transmitiendo desde la sociedad a la escuela los significados de legitimación social de ciertos contenidos y asignaturas en desmedro de otras y construyendo en la escuela y a sus actores sobre todo niños-niñas y adolescentes y a las familias, sentidos sobre lo que es imprescindible aprender, saber y que no. En esta primera aproximación se puede reflexionar sobre el papel secundario que el cuerpo y su construcción social como corporalidad y la motricidad en los sujetos tiene para la escuela, para los sujetos escolares incluyendo maestros, niñ@s y familias en torno a los “múltiples intercambios establecidos entre la escuela y la sociedad”.

Siguiendo a Vincent, Lahire y Thin en el texto citado se diseminan aprendizajes asociados a los modos de ejercicio de poder configurando la forma escolar. Para Tyack y Cuban es la gramática escolar que plasma el énfasis en el mantenimiento de las estructuras y la resistencia que la escuela exhibe al cambio. En esta dirección aparecen ejemplos de boletines e informes que ofrecen oportunidad de cambio al expresar de otro modo y con mayor completad lo que se quiere transmitir revalorizando y proponiendo a los diversos actores escolares otra “lectura”. Sin embargo los ejemplos de cambio arriba mencionados de boletines e informes son planteados y generados por instituciones de enseñanza oficial privada ante lo cual se impone la pregunta sobre si la posibilidad de modificatoria en el marco público es mas complejo o si en la privada se cambia para no cambiar nada en términos de Inés Moreno (1990).

Por otro lado siguiendo a Chervel  se puede pensar en la posibilidad de cambio, de permeabilidad, de crear un dispositivo al servicio de la enseñanza, de los aprendizajes y para quienes lo leen. En este sentido para el autor “la institución escolar es capaz de producir un saber específico que emerge del propio funcionamiento escolar y cuyos efectos se extienden sobre la sociedad y la cultura”. Podría ser el ejemplo de las dos instituciones que elaboraron sus propios diseños de boletín.

En esta línea de reflexión hace muy poco tiempo la Provincia de Río Negro estableció una nueva ley de Educación Provincial con un trabajo de participación de base conformado por docentes, padres y directivos en el cual se reflejan aspectos de la cultura que son significativos por región y que antes no figuraban. El cambio de la ley no fue acompañado por una modificación en el boletín. Es decir el mismo instrumento de evaluación no acompaña la modificatoria de contenidos y sentidos educativos diferentes, más inclusivos, “para todos” tal como reza el eslogan de la Ley.

En el caso de Educación Física por ejemplo se han incorporados contenidos que se relacionan con la construcción de subjetividad en el entorno natural con propuestas como montaña y esquí escolar, tanto para el nivel primario como secundario. Pero en el actual boletín no es posible comunicarlo, expresarlo, evaluarlo, compartirlo quedando en la experiencia por la experiencia misma.

A modo de cierre provisorio

Pensar al boletín en general y desde la Educación Física en lo particular permite “indagar sobre como la escuela regula los rumbos de la educación, la participación de las familias” respecto a tensiones de poder en la cultura escolar reviendo las relaciones históricamente establecidas entre la escuela, la sociedad y la cultura. En este sentido, ¿Por qué, para que y cuando nos preguntamos por la corporalidad y la motricidad de los sujetos de aprendizaje?

Federico

A la sombra de los Boletines Escolares

INTRODUCCIÓN A LA PROPUESTA…INTERÉS POR EL TEMA

A la sombra de los Boletines de Calificaciones conforma una propuesta para pensar sobre dos cuestiones en torno a este “objeto – huella” de la escuela (Viñao, 2008): lo visible, aquello que se nos presenta comprensible, sin necesidad de explicaciones solidarias y; aquello que, de manera quizá invisibilizada, está latente en cada signo, en cada raya, en cada nota, en cada palabra que allí se plasman. ¿Qué relaciones son posibles de explorar entre lo que se ve y lo que queda a la sombra? En todo caso, ¿Qué se ve cuando se mira este “objeto-huella” escolar? y, ¿Qué queda a la sombra…qué hay detrás… que permanece oculto? ¿Qué trama simbólica se construye en torno a este dispositivo escolar, producción histórica de la escuela; y con cuidadoso y prudente recelo ha permanecido oculta? Quizá no visto o invisibilizado, queda a la sombra un conjunto de operaciones que se han naturalizado con un argumento apabullante: el de la claridad y el de la neutralidad, el de la objetividad y el acierto del maestro evaluador-calificador. Entre la luz y la sombra, que puede pensarse como la relación entre dos tonos, una amplia gama se habilita; donde es posible descubrir matices sobre efectos del Boletín de Calificaciones en biografías escolares: éxitos y fracasos, emociones, pensamientos, posicionamientos frente a sí y a los otros, indiferencias inconscientes o fingidas…

Esta imagen refleja una situación que, sin duda, ha sido reiterada en varios hogares... ¿Cómo puede ser tan fuerte el impacto de las malas notas en la vida de las personas? y, ¿en la constitución subjetiva?
Esta imagen refleja una situación que, sin duda, ha sido reiterada en varios hogares… ¿Cómo puede ser tan fuerte el impacto de las malas notas en la vida de las personas? y, ¿en la constitución subjetiva?

La película “Como estrellas en la tierra” constituye una muy buena propuesta para pensar, haciendo visible, las emociones que giran en torno a los Boletines Escolares de un niño y su familia; y el desafío de desarmar lo que allí se hace eco. Esta película arroja luz sobre los efectos que la escuela produjo en esas vidas. Invita a mirar el posicionamiento de los docentes frente al alumno que no aprende como se “espera”, las formas en que los “discursos docentes” acompañan la entrega del Boletín, las emociones del niño pero, también, la de los padres. La indiferencia de los adultos implicados en la tarea de educar frente al “anunciado” destino de fracaso del niño y, por último, la confianza de un educador que creyó en él más allá de las notas y las profecías de fracaso sentenciadas por sus colegas.  Si bien la película es extensa, recomiendo ver  a los 21:26 m una escena en el aula; a los 43:55 m las profesoras y la directora realizan una entrevista con los padres del alumno, donde entregan un informe o “Boletín” penoso y, a los 2:30:00 otra escena, donde los profesores de la nueva escuela entregan el informe de fin de año. Las calificaciones y apreciaciones, que esta vez marcan diferencia positiva.

 

ESCENAS DE EMOCIONES

Primera escena:

Libreta de Calificaciones que presenta una escena de repitencia escolar
Libreta de Calificaciones que presenta una escena de repitencia escolar

Esta Libreta presenta una escena que se reitera, quizá demasiado, en los escenarios de escuelas de periferia: “la escena de la repitencia escolar”. La línea sobre el sector correspondiente a la promoción al grado siguiente habla por sí sola. Este alumno, esta biografía, vive en primera persona el fracaso escolar y de manera muy temprana… primer grado…

Segunda escena…

 Esta escena fue extraída del libro “mal de escuela”, de Daniel Pennac. Este texto, muestra cómo ha impacto en la subjetividad del autor; quien logró desempeñarse y destarcarse en el ámbito educativo pero su historia, sus vivencias como alumno en la escuela han dejado huellas profundas de risteza, baja autoestima y sensaciones amargas…

Así expresa el autor:

“Hurgo en el montón de mis viejos papeles buscando mis boletines escolares y mis diplomas, y doy con una carta conservada por mi madre. Está fechada en febrero de 1959.

Hacía tres meses que yo había cumplido los catorce años. Le escribía desde mi primer internado:

Mi querida mamá:

También yo he visto mis notas, me siento asqueado, estoy arto [sic], cuando has llegado a estudiar 2 h enteras sin parar para conseguir un 1 en una tarea de álgebraque tú crehías [sic] buena hay motivo para estar desalentado, por tanto [sic] lo e dejado [sic] todo para repasar mis exámenes y mi 4 en aplicación explica sin duda el repaso de mi examen de geología durante la claze [sic] de mates,[etc.]No soy lo bastante inteligente y trabajador para continuar mis estudios. No me interesa, me agarra dolor de cabesa [sic] al encerarme [sic] en el papeleo, no hentiendo [sic] nada de inglés, ni de álgebra, no balgo [sic] nada en ortografía, ¿qué queda pues?”

                                                           Extraído de “Mal de escuela”(2007), de Daniel Pennac

REFLEXIONES

A modo de introducción

Boletines Escolares, Libretas de Calificaciones, Informes de alumnos… conforman objetos escolares que plasman, entre otros, la cultura material de la escuela.

Siguiendo a Escolano (2010), la cultura material de la escuela puede comprenderse como el registro o catálogo de experiencias plasmados en objetos que concretizan dicha cultura.

Los Boletines Escolares contienen huellas, trazos del paso y de las vivencias en la escuela.  La historia de estos “objetos-huellas”, como define Saccheto (Citado en Viñao, 2008) es un poco la historia de la escuela y de su modo de organización.

Pero la escuela, de la mano de los Boletines escolares y de las calificaciones, afectó a los alumnos mucho más de lo que las calificaciones en sí mismas podrían dar comprensión, conmovió imágenes propias y de los otros, afectó tramas vinculares escolares y familiares, devino en jerarquizador de saberes y, por sobre todo, de alumnos.

¿Qué puede verse más allá de un Boletín Escolar? ¿Qué permanece oculto, a su sombra?

De sombras y luces…

Siguiendo las escenas, se podría pensar sobre aquello que queda a la sombra de los Boletines Escolares, comprender sentires, traducir notas en clave emocional, visualizar haceres en el espacio escolar.

Conlleva el desafío de desnaturalizar vocablos que se utilizan para expresar valoraciones sobre los alumnos y que, luego, se plasman en bajas calificaciones. Cada nota conlleva su traducción. Buenas notas: buen alumno, exitoso, inteligente, capaz… O, malas notas: mal alumno, fracasado, incapaz, inmaduro, burro, zoquete…

Conlleva el desafío de desnaturalizar argumentos utilizados para justificar los fracasos de los alumnos: los que no aprenden, los que tienen bajas notas, los que reprueban…. Esto implica, siguiendo a Terigi, no perder de vista que los argumentos de la “educabilidad” de los alumnos, caracterizada por un conjunto de condiciones que deberían reunir los sujetos para poder aprovechar la experiencia educativa, han tenido consecuencias devastadoras, en especial, para las poblaciones pobres. En contraposición con esta idea la autora, tomando aportes de Baquero, propone pensar en las condiciones en que tiene lugar la escolarización, refinando los medios para educar, entendiendo que las posibilidades de los alumnos de ser educados dependen cada vez menos de sus capacidades, de sus posibilidades individuales de aprender, y más de las particularidades de la situación educativa, de las condiciones pedagógicas en que tiene lugar la escolarización, como un atributo de situación. Este atributo de situación, generalmente queda a la sombra de los Boletines Escolares.

Conlleva, además, pensar el desafío de las emociones. Las emociones de los alumnos (y de las familias) quedan a la sombra tras un –des- colorido paisaje de notas.

Sin embargo… ¿Quién puede significar esto que queda a su sombra? ¿Quién puede traducir los sentires, las emociones? ¿De uno a diez, cuánto duele un insuficiente? ¿Qué emoción despierta un dos? ¿Quién puede explicar –se- el dolor de no entender, de no poder responder a las preguntas, de quedar a la sombra de los “que saben”? ¿Cuánto dura el sentimiento de desilusión? ¿Cuánto duele una raya en la sección de promoción del Boletín de su hijo?  ¿Cómo es la vida en casa después de reprobar? Tras reprobar… ¿Qué queda pues?

De otras sombras…

Podría admitirse que la escuela tiene que disponer de este “objeto-huella” para dar cuenta de los logros de los aprendizajes de los alumnos. Ha sido así y, parece, seguirá siéndolo algún tiempo más.

Las notas pasan de mano en mano, de generación en generación de expertos evaluadores…y las prácticas de aprobar o reprobar se repiten, conservando técnicas del oficio del maestro.

Como artesanos, los maestros crean vínculos en torno a las habilidades que los unen entre sí (Escolano, 2010). Una habilidad muy practicada es “calificar”.

Los docentes noveles saben antes calificar con “precisión” que alfabetizar… ¿Quizá está en los ADN cultural del oficio?

Sin embargo, igualmente a la sombra o a oscuras, los Boletines de Calificaciones son objetos de la cultura escolar que permiten narrar cuentos con finales más o menos felices -o infelices- en la historia de los alumnos.

El desafío, viene dado por el otro. El otro “alumno”, que es calificado, a veces avergonzado, humillado, desvalorizado. El desafío es “mirarlo”, ver cuánto de esa práctica calificadora, con presunción de expertez, desubjetiva.

A modo de cierre

Hasta aquí, nada novedoso. Quizá, podría decir, una sencilla e incompleta reflexión que busca un destello sobre lo que queda a las sombras del Boletín de Calificaciones: emociones, haceres y sentires en la escuela.

 ARTÍCULOS

Artículo del diario on line: “La Vanguardia.com”

En este extracto del artículo, se pone de relieve cómo la escuela falló en las profecías de fracaso que realizó sobre algunos alumnos. De esta manera se instala cierta desconfianza sobre las calificaciones escolares y las prácticas que los docentes realizan al evaluar a los alumnos.

Link: http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20130208/54366495051/malos-estudiantes-grandes-genios.html

Malos estudiantes, grandes genios

Triunfar en el colegio de niños no es garantía de éxito profesional de adultos. Pero ser un mal estudiante tampoco es una condena de por vida. Más de un genio consagrado fue un auténtico desastre en la escuela. Siempre hay esperanza

Se un “asno” en el colegio no impide triunfar en la vida profesional de adultos Dan Burn-Forti

El veredicto del profesor suena inapelable. “Su rendimiento, sus resultados, son insatisfactorios. No asimila bien. Las notas donde apunta sus experimentos están rasgadas y confusas. A menudo se encuentra perdido, porque no escucha. Insiste en hacer las cosas a su manera. Me ha llegado la noticia de que quiere ser científico. En las circunstancias actuales, me parece algo ridículo. Si no puede ni siquiera aprender las bases de la biología, no tiene posibilidades de desempeñar el trabajo de un especialista. Sería una pura pérdida de tiempo no sólo para él, sino también para los que deberán enseñarle”.

El alumno en cuestión es John Gurdon. Medio siglo después de este juicio demoledor, en el 2012, a sus 64 primaveras, Gurdon se ha tomado su revancha al ganar el premio Nobel de Medicina. Sus pobres resultados en la Eton School, donde los académicos todavía se acuerdan de que sacó en una prueba una miserable puntuación de 2 sobre 50, no le impidieron llegar a lo más alto en su carrera profesional.

Genios que en el colegio fueron malos estudiantes: es más común de lo que se piensa y abarca todas las disciplinas. Por ejemplo, el profesor de Albert Einstein escribió: “Este chico no llegará nunca a ningún sitio”. Tampoco es que fuera un desastre (se ha exagerado mucho este aspecto), pero es cierto que sus maestros encontraban al joven Einstein lento y se quejaban de que reflexionaba demasiado antes de contestar a una pregunta. No conseguía aprender nada de memoria. No entendía las reglas y las órdenes. Rechazaba practicar deporte y esto lo llevó a aislarse. A los 16 años fue rechazado en una primera prueba de acceso a la Escuela Politécnica de Zurich por sus malos resultados en letras. Pese a ser excelente en matemáticas y física, era flojo en francés (se acababa de mudar a Suiza y no conocía el país), geografía y dibujo. Años después, el padre de la teoría de la relatividad dejó para la posteridad una de sus célebres frases sobre el tema: “La educación es lo que queda después de que uno ha olvidado lo que aprendió en la escuela”.

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Poema: “Boleta de calificaciones”

En este poema puede verse cómo impactan, de manera negativa, las supuestas calificaciones del hijo, a la vez que permite apreciar la dimensión que tiene este instrumento escolar en la vida de las personas.

 Era miércoles, 8:00 a. m., llegué puntual a la escuela de mi hijo.
– No olviden venir a la reunión, es obligatoria- fue lo que la maestra había dicho un día antes.

¡Pues qué cree la maestra! ¿Qué cree que podemos disponer del tiempo a la hora que ella diga? Si supiera qué importante era la reunión que tenía a las 8:30 a. m. De ahí dependía un buen negocio y… ¡Tuve que cancelarla!  

Ahí estábamos todos, papás y mamás, la maestra empezó puntual, agradeció nuestra presencia y empezó a hablar

No recuerdo qué dijo, mi mente estaba pensando cómo resolver lo de ese negocio, probablemente podríamos comprar un carro nuevo con el dinero que recibiría.
Juan Rodriguez… escuche a lo lejos No está el papa de Juan Rodriguez? -dijo la maestra

Si aquí estoy- conteste pensando en recibir la libreta de calificaciones de mi hijo.

Regrese a mi silla y me dispuse a verla.

-Para esto vine? Qué es esto?

La boleta estaba llena de 6 y 7, guarde las calificaciones inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona la viera las porquería de calificaciones de mi hijo.

De regreso a casa aumento más mi coraje, mientras pensaba… Si le doy todo! Nada le falta! Ahora si le va a ir muy mal!

Me estacione y salí del carro, entre a la casa, azote la puerta y grite:

Ven acá Juan!

Juan estaba en su cuarto y corrió a abrazarme:

_Papa

Respondí:

-Que papa ni que nada!

Lo retire de mi me quite la correa del pantalón y no cuantos golpes le di, al mismo tiempo que decía lo que pensaba de él.

Y te me vas para el cuarto!!!!!

Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba.
Mi esposa no dijo nada, solo movió la cabeza negativamente.

Cuando me fui acostar ya más tranquilo, mi esposa me entrego la libreta de calificaciones de Juan que estaban dentro de mi saco y me dijo:

Léela despacio y después toma tu decisión.

Esta decía así:
LIBRETA DE CALIFICACIONES “PARA EL PAPA”
Tiempo que le dedicas a tu hijo
Calificación
En conversar con él a la hora de dormir: 6

En jugar con el: 6

En ayudarlo hacer la tarea: 6

En salir de paseo con la familia: 7

En abrazarlo y besarlo: 6

El me había puesto seis y sietes, yo me hubiera calificado con menos de 5
Me levante y corrí al cuarto de mi hijo, lo abrace y llore.
Quería  regresar el tiempo, pero era imposible.
Juanito abrió sus ojos, aun estaban hinchados por sus lagrimas, me sonrió, me abrazo y me dijo:
TE QUIERO PAPA!
Cerró sus ojos y se durmió.

El BOLETÍN ESCOLAR DESDE LA MIRADA EVALUATIVA

Mi boletín, un breve relato

Reflexionar sobre el boletín escolar  me lleva rápidamente a pensar en mi infancia, en  mi paso por la escuela primaria  y se me  presenta el recuerdo de momentos vividos de  alegría o en algunas ocasiones de tristeza o  decepción  que era para mí y para mis padres ver  todo aprobado  o desaprobado, con notas y comentarios como ” sigue así”, “responsable, buena alumna” o ” espero ver más preocupación por las tareas”.

Pienso  en  el  boletín de mis hijos, y se repite  la misma historia de evaluación, cuantitativa y cualitativa (la nota y solo unas líneas de apreciación subjetiva).

Pasaron  seis años desde el último boletín de mi hijo y para saber qué pasa hoy en la escuela, y el boletín escolar  hablo con mi sobrina  que tiene a   su hijo en  4 to. grado  y le preguntó sobre la evaluación y   expresa “espero con mucha ansiedad el boletín  y  lo que más me preocupa, a parte de  la nota  son los comentarios de la señorita…siempre me llevo alguna sorpresa , espero que no diga ” más prolijidad y atención” en este trimestre…”

El boletín en su historia sigue siendo un instrumento o herramienta que emite un valor y una apreciación acotada, prevaleciendo todavía la medición de conocimientos, priorizando el control, la verificación de resultados, seguimos estando inscriptos en una evaluación tradicional, que no da cuenta de lo aprendizajes, de los conocimientos adquiridos, de las dificultades específicas, del ritmo de cada uno de los alumnos.

Creo necesario pensar en otras formas de evaluar y  plantearnos los interrogantes de ¿para qué evaluamos?, ¿qué se evalúa? ¿Cómo se evalúa? , ¿ Quiénes evalúan?,¿ cómo se evalúa?..Situándonos  en qué la evaluación debe dar cuenta de los procesos que los alumnos llevan a cabo para la construcción del conocimiento, la comprensión y explicación de los factores que intervienen en el aprendizaje y rescato esta definición de evaluación de Connell (1997) para seguir pensando:

“Por la evaluación se pueden confirmar, ahondar o sentenciar las diferencias. Por la evaluación también se puede buscar la distribución justa de conocimiento atendiendo a la situación peculiar de cada sujeto y de este, dentro de colectivos más amplios. Lo importante es que la evaluación esté basada en principios de equidad que justifiquen prácticas honestas.”

Adjunto el  boletín de mi hijo…nada ha cambiado a pesar del tiempo transcurrido.jpg. ramiro

Reflexiones que inquietan

La escuela moderna, tal como la conocemos, a lo largo de su historia  fue construyendo  una cultura material,  como señala Viñao Antonio (2008;pág. 31) compuesta por: “A) La disposición, distribución y usos del espacio y el tiempo escolares. B)  Los enseres del aula: estufas, relojes, retratos, armarios, estanterías y, sobre todo, el mobiliario de los alumnos y del profesor y su disposición espacial en el aula…[…]…C) El material didáctico escolar o “medios de enseñanza” del profesor y de “instrucción”  del alumno. …[…]…. Y los producidos en el seno dicha institución como resultado de actividades propias de la misma (cuadernos escolares, ejercicios y trabajos de los alumnos, exámenes,….)”.

Una cuestión clave a señalar que más allá del tiempo transcurrido el boletín sigue formando parte de una serie de elementos como el cuaderno o planilla de evaluación, las libretas de notas, aunque fue y es el privilegiado: el boletín es un elemento de la cultura escolar que ha marcado y sigue marcando o dejando huellas en  nuestras trayectorias escolares. Ha constituido y sigue constituyendo un sistema de evaluación, calificación y promoción de los alumnos. Podemos observar  a lo largo del tiempo que solo ha sufrido modificaciones en torno a las materias o áreas que se evalúan y la apreciación personal y social del alumno, dando lugar a una evaluación que sólo informa cuantitativa de los logros alcanzados por los estudiantes.

El boletín escolar debe poder dar cuenta de la “honestidad” de la buena enseñanza y de la buena evaluación de los aprendizajes. (Anijovich, R; 2010) aunque este proceso es complejo, mucho más de lo que parece en las palabras.

Tal vez deberíamos pensar en cómo cambiar las miradas acerca del sentido y el valor del boletín, que es un símbolo de las categorizaciones, las escalas, las jerarquías en el aula.  Y nos preguntamos:

¿Podemos pensarnos sin esos instrumentos calificadores para poder preocuparnos por los sujetos?

¿Será posible mirar la evaluación con verdadero sentido formativo y no como clasificador?

¿Podremos cambiar las prácticas pedagógicas sin cambiar la evaluación como elemento clave?

¿Podemos pensar en espacios/modos/instrumentos diferentes a los actuales en relación a las calificaciones?

Porque si hay algo que se ha mantenido de manera casi inalterable es el boletín, con sus mensajes explícitos e implícitos que hacen que los niños terminan muchas veces convencidos de que no podrán, no accederán, no lo lograrán…

BIBLIOGRAFÍA

  • Abreu Junior, Laerthe de Moraes (2004) “O caderno de recortes sobre educação do ‘Diário Oficial do Estado de São Paulo’: indícios de cultura material na Escola Primária ‘Dr. Jorge Tibiriçá’ (1930-1947)”, Revista Brasileira de História, v. 24, nº 48, p.171-188.
  • Escolano, Agustín (2010) “La cultura material de la escuela y la educación patrimonial”, Educatio Siglo XXI, vol. 28, nº 2, pp. 43-64.
  • Pennac, D. (2008) Mal de escuela. Mondadori. Buenos Aires.
  • Perrenoud, P (2008) La evaluación de los alumnos. De la producción de la excelencia a la regulación de los aprendizajes. Entre dos lógicas. Colihue. Buenos Aires.
  • Vidal, Diana (2007) “Culturas escolares: entre la regulación y el cambio”, Propuesta Educativa, año 16, nº 28, pp. 28-37.
  • Vidal, Diana (2008) “Cultura escolar. Una herramienta teórica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relación con la sociedad y la cultura”, Diploma Superior en Currículum y prácticas escolares en contexto, Buenos Aires, FLACSO Virtual.
  • Viñao, Antonio (2008) “La escuela y la escolaridad como objetos históricos. Facetas y problemas de la historia de la educación”, História da Educação, vol. 12, n° 25, pp. 9-54.
  • Páginas web: http://www.me.gov.ar/monitor/nro0/pdf/monitor17.pdf

Ser o No ser… Saber o No saber… ¡El boletín escolar es la cuestión!

Pensar en las emociones que encendemos con los boletines es,  a mi entender, pensar en qué sujetos vamos construyendo; es pensar la identidad y la autoestima que vamos formando poco a poco, escuela y familia, con cada nota plasmada en ese papel al que le hemos adjudicado una importancia excesiva.

Pensar en las emociones, es darles el lugar que les corresponde en los procesos de enseñanza y aprendizaje, lugar que le ha sido vedado, y que debe ser reclamado para la formación integral de la que tanto hablamos.

Escena N° 1: Al pensar en los boletines escolares, inmediatamente me vienen a la mente recuerdos de mis boletines y con ellos, una oleada de sentimientos de ansiedad y temor.

La primera imagen que  surge es el famoso apartado “observaciones” ya que antes de ver las notas, daba vuelta la “Libreta” como siempre la llamamos, y miraba nerviosa si los renglones estaban escritos. Aunque en los primeros cuatro años de mi educación primaria, las notas eran dieces y nueves, en el apartado “observaciones” estaba marcada con rojo “mi sentencia”, y digo mi sentencia porque para mí lo era, ya que a partir de ellas recibía serios castigos físicos y psíquicos, ya que para mi familia lo escrito en ese trozo de papel era “palabra sagrada”. En dichas observaciones se mencionaba, que a pesar de ser una niña sobresaliente en cuanto a los contenidos solicitados, era muy “charlatana” y “paseaba” por los bancos de mis compañeros al finalizar las actividades propuestas, distrayéndolos.

La espera de los boletines para mí siempre estuvo acompañada de mucha ansiedad, nervios y miedos, ya que a pesar del esmero sentía que ese papel no reflejaba quien era yo, no reflejaba mi realidad. El boletín era la certificación, el comprobante de que algo había realizado mal. Tal vez por ello y otros ingredientes del día a día escolar, no sentí que la escuela fuera mi hogar; sino un lugar sumamente estructurado de vigilancia y control.

Escena N° 2: Por otro lado, pienso en los boletines de mis hijas y debo reconocer que sigo sintiéndolos como algo ajeno, burocrático, poco objetivo. Particularmente, recuerdo la escena de la entrega de “la libreta” de una de mis hijas, el fin de año pasado. Fuimos, mi esposo y yo, al aula de 6°, y encontramos a las cuatro maestras del grado reunidas. Al vernos entrar, comentaron que justamente estaban conversando sobre nuestra hija Sofía, de lo bien que leía, analizaba y reflexionaba, de la riqueza de vocabulario al expresarse, y de su amor tan evidente por la lectura, etc. etc. Tomamos la libreta sin mirarla, e indagamos un poco más sobre su desempeño en otras áreas, nos despedimos y salimos al patio.

No puedo describir la mezcla de emociones y contradicciones, que motivó el ver un “7” en el área Lengua… ¿Un 7? ¿Será ese el concepto de excelente, de riqueza de vocabulario y amor  por la lectura? ¿O será que el siete, era producto de la evaluación sobre verbos que Sofía había tenido unas semanas antes, y en la que le habían puesto justamente un 7?

Nos guste asumirlo o no, los boletines muestran números que no reflejan lo aprendido, si no, la apreciación de lo que los docentes piensan que aprendieron. La nota es una valoración exclusivamente del docente, unilateral, ¿qué tan objetiva puede ser?

boletín-castigo

Como sostiene Flavia Terigi  (2014, clase 4), la escuela primaria moderna es productora de una cierta sensibilidad hacia la infancia, y se ha convertido en un aspecto decisivo del desarrollo ontogenético por varios motivos, entre ellos porque  a través de sus sanciones de éxito y fracaso incide en la historia individual de niños y niñas. Además, como explicita, porque formatea o encauza el desarrollo infantil de un modo distinto a como éste se producía antes de la universalización de la escuela primaria.

Terigi se pregunta, “cuál es el efecto, en el desarrollo de los niños y adolescentes, de asistir o no a la escuela? ¿Cuál es el aporte de la escuela al desarrollo infantil y del adolescente?”  (Terigi, clase 4, pp. 6)

En el caso particular de los boletines escolares, es indispensable que analicemos de forma conjunta, qué puentes con la cultura construimos con el formateo que realizamos, y si los “cauces” que estamos ofreciendo son los adecuados para su desarrollo.

¿Qué estamos formando, qué mensajes estamos dejándoles a los niños?, mensajes que serán luego, seguramente, traducidos en acciones en la sociedad. ¿Nuestro sistema de calificación fomenta el trabajo colaborativo, el trabajo en equipo, solidaridad, alegría, autoestima? ¿0 acaso promueve la competencia, la envidia, celos, miedos,  angustia, desazón?

No olvidemos las palabras de Rodoff: la escuela es “canalizadora del desarrollo cognitivo” (Rodoff, 1993, pp. 75, citado en Terigi, clase 4, pp. 6- 7) y por supuesto, impacta en ese desarrollo.

En todos los niveles del sistema educativo la instancia de evaluación genera una mezcla de sensaciones y sentimientos en los estudiantes; emociones provocadas por un bagaje que le ha aportado su entorno social, tanto familiar como escolar, respecto a la evaluación, las notas y los boletines escolares. Daniel Pinkasz (2014, clase 7) menciona que la evaluación ha sido y es un formidable portador de significados, y un vehículo eficiente de comunicación entre los distintos actores de la escena escolar. Expresa también, que la evaluación ha sido parte de los dispositivos de ejercicio de la autoridad en la escuela; dispositivo mediante el cual se ordena, y sanciona el progreso del alumno, premiando o castigando su esfuerzo, a través de la acreditación.

No es de extrañar entonces, que pese a los esfuerzos que actualmente muchos docentes realizamos para que se comprenda que la evaluación debe ser una instancia más de aprendizaje y no el fin del mundo, las respuestas tanto de forma oral como sintomáticas, sigan siendo las que históricamente hemos construido.

Como bien argumenta Leandro Stagno  (2014, clase 1) hay ciertos conceptos como el de niñez, que son construcciones sociales y se plasman en la sensibilidad; así también el boletín y su idea de certificación y constatación de lo aprendido, lo es. Esto significa que aunque como dice Terigi, los cambios culturales son lentos, y,  aún cuando la certificación a través del boletín o libreta de calificaciones tradicional, parezca una opción incuestionable, puede deconstruirse y construirse algo nuevo, un instrumento que enriquezca y fortalezca al sujeto en desarrollo, en vez de flagelarlo.

Es más que evidente, la necesidad de que en nuestra práctica educativa, nos enfoquemos en trabajar las emociones que despertamos con estos dispositivos, como así también en la modificación de esta visión histórica de disciplinamiento, control y abuso de poder asociada a estos dispositivos de evaluación. Por supuesto de más está decir, que debe ir acompañada de un cambio radical de nuestras prácticas y de toda la comunidad educativa para ser realmente efectiva, y no quedar como un discurso vacío y contradictorio.

Ahondar en la evaluación de los aprendizajes es considerar las emociones que despierta en el evaluador y en los evaluados, interpretar los contenidos y los modos de enseñar y aprender, los valores que se ponen en juego, los criterios de inclusión y exclusión, las creencias de los docentes acerca de las capacidades de aprender.

Rebeca Anijovich

Para seguir  profundizando sobre la temática:

En el siguiente enlace encontrarán una entrevista realizada a Rebeca Anijovich, donde nos habla de la evaluación y las prácticas pedagógicas. Nos cuenta que si bien podemos ver muchas experiencias innovadoras en cuanto a enseñanza se refiere, las prácticas de evaluaciones alternativas, son muy nuevas y aún no están asentadas. Al respecto Anijovich plantea que un obstáculo que se presenta con relación a las evaluaciones alternativas continúa siendo la distancia que hay entre cómo se enseña y cómo se evalúa.

Disponible en:http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.4081/pr.4081.pdf

Para comprender más sobre la importancia educar las emociones: identificarlas, comprenderlas y obtener algunas estrategias para trabajarlas con los niños, les dejo aquí el siguiente link de un documento práctico e interesante: http://www.apega.org/attachments/article/767/GUIAEMOCIONES_v2-1.pdf

Para comenzar, una imagen muy representativa

Esta contratapa del libro de Daniel Pennac, llamado “Mal de escuela” del año 2008, da pie a muchas de las ideas que intentaremos plantear, para reflexionar sobre los elementos que aparecen.

 Es decir, por un lado aparecen las disciplinas, rígidamente separadas entre sí, luego la calificación correspondiente al trimestre y luego un mensaje, que conjuga deseos, valoraciones, incentivos, denuncias. Y cierra con una frase que el mismo autor luego analiza: El tercer trimestre será decisivo.