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Los sujetos escolares y el boletín

Currículas, boletines y evaluaciones: de cómo los sujetos hacen escuela en contextos específicos

Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre

arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino

bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que

existen y les han sido legadas por el pasado.

Preguntarse por las disciplinas que se evalúan en el diseño curricular es, en este ejercicio, una puerta de entrada a pensar la escuela, su devenir socio-histórico y el desarrollo de las circunstancias en que las prácticas se construyen y tienen significación. Nuestro supuesto es que los diseños curriculares de todos los momentos históricos y de todas las jurisdicciones que han construido uno, condensan, en parte, mucho de lo que es esperable que suceda en las escuelas, para los sujetos que las habitan. Pero sobre todo lo hace el desarrollo concreto de un currículum real en una escuela concreta. Porque condensa también la trama de conflictos que allí se teje y la polisemia sobre los objetos que la componen. Se trata de pensar la base material propia de los contextos sociales en que los sujetos producen formas culturales de actuación. (Ver Southwell y Dussel)

Estos sujetos -y no otros- se vinculan entre sí y con los objetos escolares -como los boletines o el diseño curricular- de maneras particulares, y producen prácticas y discursos en contextos específicos -a cuya construcción también aportan-, y son suceptibles de ser pensados en el contexto del desarrollo histórico más general mencionado más arriba. Sus producciones singulares son realizadas en condiciones que las posibilitan y que al mismo tiempo son transformadoras del desarrollo socio-histórico.

En este trabajo presentaremos un proceso institucional de modificación de los items de evaluación de los boletines de calificaciones, que tuvo lugar en el período previo al inicio del ciclo lectivo 2012 en una escuela primaria de gestión privada de la Ciudad de Buenos Aires, con una matrícula de 208 alumnos. Durante el año anterior algunos maestros habían comenzado a interpelar el diseño del boletín que se usaba hasta ese momento por considerar que no reflejaba fielmente, por así decirlo, las propuestas de enseñanza en las áreas incluidas, especialmente en prácticas del lenguaje. Por ejemplo, tal vez no quedaban bien representados los quehaceres del lector y del escritor, o no se considereban los propósitos comunicativos desde el punto de vista del alumno, al evaluar los siguientes items, en Lengua:

Comprensión de la lectura; Lectura en voz alta; Utilización de contenidos gramaticales enseñados; Producción de textos comprensibles; Capacidad para revisar sus escritos; Concentración para concretar tareas en clase; Legibilidad de la escritura; Utilización de la ortografía y la puntuación; Participación oral en los intercambios en clase.

Dicho proceso implicó la deliberación entre maestros y equipo directivo sobre un trabajo de relectura del Diseño Curricular vigente y de los instrumentos de evaluación que estaban siendo usados hasta ese momento en la escuela. Durante varios días las discusiones giraron en torno a cómo hacer que se vea reflejada la formación del hablante/oyente/escritor/lector, en un sentido más completo y tomando como referencia las prácticas sociales de uso del lenguaje, en lugar de listar una serie de conceptos o conductas que toman como referencia producciones académicas (de las ciencias del lenguaje); también estuvo presente el problema de la objetividad/subjetividad del mensaje a transmitir y la valoración de la escala numérica o conceptual de las calificaciones.

Ahora narraré lo sucedido en el marco de un programa provincial de acompañamiento a escuelas con altos índices de sobreedad y repitencia. El acompañamiento implicaba asesoramiento a los equipos directivos en gestión escolar, y a los maestros, directivos e inspectores, en las didácticas especiales de matemática, ciencias naturales y prácticas del lenguaje, siendo ésta última mi área de trabajo.

Una de las acciones del programa consistió en agregar las calificaciones de los primeros dos bimestres volcadas en los registros de asistencia, en cuadros estadísticos según diversos criterios: cantidad de aprobados por área, por ciclo, por escuela, por distrito; compar la evolución entre un bimestre y otro; y comparar la cantidad de repitentes y tasa de sobreedad, etc.

Más adelante intentamos reflexionar sobre cuales eran las miradas pedagógicas de las que nos hablaban esos números. Como se puede ver en uno de los cuadros, las calificaciones en todos los casos tenían, a simple vista, patrones de evolución. Es decir, había un bimestre en el que todas las calificaciones de un grado subían notablemente; al bimestre siguiente, lo contrario. Había un primer grado en el que cerca del cuarenta por ciento de los niños repetía (y esto era así desde hacía varios años) y otro primer grado de una escuela cercana, en el que solo el cinco por ciento lo hacía. En esa época no existía la resolución 174 del Consejo Federal de Educación.
Entendimos que los números nos hablaban, no solo de los procesos de aprendizaje sino sobre todo, de las prácticas de enseñanza de los maestros. Resultó interesante proponerles a las escuelas pensar en los indicadores de progresión en los aprendizajes singulares, en lugar de intentar obtener datos objetivos sobre el dominio de conceptos o habilidades obstractas (o conductas). Porque en este último caso se perdía de vista la posibilidad de diseñar intervenciones didácticas que acompañen los procesos reales de los alumnos.

Sobre las disciplinas del diseño curricular. En las dos experiencias está presente una imagen de tensión entre el Diseño Curricular vigente y prácticas y formas escolares instaladas. Los contenidos seleccionados y organizados desde los diseños curriculares de Ciudad y Provincia de Buenos Aires presentan una mirada -oficial y prescriptiva- sobre qué debe enseñar la escuela y también sobre cómo deben ser los procesos didácticos; por supuesto esta mirada dialoga con diseños curriculares anteriores y con los de otras jurisdicciones. Pero también lo hace con las lecturas compartidas y divergentes de los sujetos -conflictivas siempre-, en este caso, de los colectivos docentes. En las dos experiencias aparece discutida la “serie de conceptos o conductas que toman como referencia producciones académicas” o la obsesión por “obtener datos objetivos sobre el dominio de conceptos o habilidades obstractas”, que no son parte de las propuestas curriculares oficiales, sino más bien del desarrollo histórico de estas instituciones: la escuela como producto cultural, y las historias de estas escuelas en particular.

Haciendo referencia a Romero (2011)1, a los sentidos que activan los usos de los texos, entendemos la lectura en un sentido amplio; la tarea docente requiere que estemos leyendo permanentemente. En nuestro análisis nos referimos en particular a estar leyendo las disposiciones políticas condensadas en el Diseño Curricular vigente, entre otros documentos y textos, y a estar leyendo el propio acontecer institucional, junto con su contexto y con todos los sujetos que las habitan. Tampoco sería exagerado sostener que la tarea exige estar constantemente escribiendo, produciendo prácticas culturales con efectos sobre los sujetos y sobre la escuela. Las imágenes que presentamos más arriba son una forma de documentar algunas de esas escrituras -en proceso- y también resultado de procesos de asimilación, apropiación y transformación inscriptos en la cultura escolar. Y siguiendo a la autora diremos que estos maestros hacen un esfuerzo por construir las disciplinas escolares en su práctica cotidiana. Y respecto de los efectos, son al mismo tiempo, sobre las subjetividades y sobre la estructuración de las formas escolares, dialécticamente.

En este sentido, y pensando en los modos en que el diseño curricular, en tanto prescripción, forma parte del desarrollo socio histórico de la escuela y “se vive” de modos singulares, los maestros se vinculan entre sí y con el cuerpo de contenidos que la sociedad espera que transmitan; también lo hacen con los niños con los que trabajan y con sus familias, construyendo discursos, dentro de márgenes de posibilidad, sobre esos sujetos y encauzando el desarrollo infantil de un modo distinto (Terigi, 2014)2, a través de la reconstrucción del dispositivos escolar, de prácticas culturales en que se produce el desarrollo ontogenético.

Flavia Terigi propone una mirada desde la cual el dispositivo escolar moderno produjo modos del desarrollo infantil y del desarrollo cognitivo diferentes al desarrollo ontogenético de la especie antes de la invención escolar. Pero nuestro intento es el de documentar algunas formas particulares en que ese puente se construye en algunas escuelas concretas a través de cambios locales en la pauta curricular que, además, genera objetos materiales -como huellas- que forman parte del contexto.

Miriam Southwell e Inés Dussel (2005)3 se preguntan cómo se fue dando la incorporación de las nuevas formas de producción cultural en nuestras escuelas, pregunta que tiene un claro carácter histórico. Tal vez las discusiones y preguntas presentadas ilustren cómo algunas prácticas van siendo incorporadas a las formas escolares, a veces desde propuestas oficiales, otras imponiéndose por la demanda social o “entrando por la ventana”.

1Romero, Nancy (2011) “Nuevos papeles del texto escolar en la escuela primaria. Prácticas con matices”, en Finocchio, Silvia; Romero, Nancy (comp.) Saberes y prácticas escolares, Buenos Aires, FLACSO-Homo Sapiens, pp. 117-151

2Terigi, Flavia (2014) “Clase 4: la educación de las infancias”, clase de la Especialización en Currículum y Prácticas Escolares, Buenos Aires, FLACSO.

3 Dussel, I. y Southwell, M. (2005). “Lenguajes en plural”. Monitor de la educación común. (13) Dossier La escuela y las nuevas alfabetizaciones”.

 

LA OPINIÓN DE UN EXPERTO SOBRE EL PROYECTO DE CIUDADANIZACIÓN

(http://www.cerronorte.com.ar/CEAB/CEAB_php/EXP-11.php?Panelista=A014)

En el año 2011, una comisión del Ministerio de Educación de la Nación, visitó nuestra escuela. La comitiva estaba compuesta por integrantes de dicho ministerio, de la modalidad Educación en Contextos de Encierro, un funcionario referente de la modalidad de cada una de las regiones del país (cuyo, Patagonia, noroeste y noreste) y el Profesor Rafael Gagliano. Luego de realizar una presentación formal del proyecto institucional de la escuela, de la entrevista con estudiantes y de la visita a la escuela, el profesor dio una conferencia abierta en la que reflexionó a partir de la experiencia visitada. Específicamente sobre este proyecto dijo:

 “Pero también  una escuela es una forma de tratarse, al menos me quedó bien claro que la escuela es una forma de tratarse, una forma de respetarse, aunque la palabra suene anacrónica, saber que no sabemos del otro sino lo que el otro dice de él, agradecer que el otro esté frente a mí porque dar la cara en una sociedad individualista que se mediatiza, comienza a ser algo  que debemos agradecer, que el otro este ahí, que no falte, que se reúnan conmigo, que me escuchen, etc, entonces la escuela sirve para hacer esas cosas intangibles, formas de tratarse, de agradecerse, de conectarse con el deseo de saber.

En la escuela  aparecen vocaciones, deseos de trabajar de modos distintos: hay una reforma académica hay un régimen académico distinto .Por ejemplo está claro que nadie se entusiasma por las disciplinas por sí mismo, que la organización curricular  que tenemos fundada en  disciplina no es algo que resuelve las necesidades hondas de los estudiantes; me atrevería a decir tampoco de los docentes. Sin embargo, no existe ese deseo de saber que yo creo que se materializa, se concretiza en la escuela, en lo que podemos denominar proyectos  integrados, es ahí  donde circula con mayor felicidad y productividad conocimiento. En proyectos integrados que funden un vinculo interdisciplinario del conocimiento y una posibilidad real para dar sentido a los aprendizajes culturales. De lo contrario la propuesta es puramente curricular y no hay un proyecto integrador que dialogue con las otras disciplinas y con los otros niveles del sistema, la pregunta es para qué estamos aprendiendo? Para qué aprendo lengua? Para qué aprendo gramática? Para qué aprendo matemática suelta? Para qué aprendo geografía suelta? Creo que es la demanda metodológica de los estudiantes de sentirse implicados en los proyectos integradores como los de ciudadanización, modélico para todo el país y para mi es un gusto  es un… es haber captado el carácter de aprendizaje interdisciplinario de los jóvenes y gente… como significativo. Porque en los proyectos integrados hay otras evidencias de aprendizaje distintas al aprendizaje acumulativo interdisciplinario común. En principio un proyecto integrado implica la realización de algo tangible, los adultos, también los niños y los adolescentes, pero necesariamente los adultos necesitan conectar el conocimiento con evidencias de aprendizaje tangibles, objetos, prototipos, distintos productos finales de aprendizaje que puedan objetivarse…” (Gagleano, Rafael: 2011. Río Cuarto. s/e)

http://www.cerronorte.com.ar/CEAB/CEAB_php/EXP-11.php?Panelista=A014

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Panelistas en el proyecto “Ciudadanización en tiempos actuales” (en la capilla de la cárcel)

EXPERIENCIA 1

Había sido una jornada plena, colmada de emociones fuertes y sentires de gloria, de haber triunfado. Era el último día de clases de la primera parte del año y todas las escuelas que se desempeñan en ese establecimiento penitenciario habían llevado a cabo el primer evento del año del proyecto “Ciudadanización en tiempos actuales”. Éste ha costado más que otros, en tanto el servicio penitenciario intentó opacar sus potencialidades a través de la burocracia de las autorizaciones. Es un proyecto sentido, valorado, premiado, reconocido y que consiste en que los estudiantes presos inviten a personalidades del medio (políticos, funcionarios, etc.) a debatir con ellos sobre temas que le son de interés. Este viernes charlábamos sobre “El trabajo y la capacitación laboral”.

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Debate en el proyecto “Ciudadanización en tiempos actuales” (Capilla de la cárcel)

 

Tomamos la palabra. Proyecto “Ciudadanización en tiempos actuales” (Capilla de la cárcel)
Tomamos la palabra. Proyecto “Ciudadanización en tiempos actuales” (Capilla de la cárcel)

Al terminar dicho evento en el que el trabajo había sido puesto en cuestión, así como la relación de los estudiantes con él, donde habían circulado conceptos e ideas muy potentes respecto a la vinculación del trabajo con la inclusión y la exclusión; un estudiante que no asistió al mismo, desde su pabellón me reclama que le entregue su boletín. A su pedido se sumaron otros y vi en ellos un reclamo poderoso que, para mí no se correspondía con lo que solicitaban. ¿El boletín incluía más que la participación en el evento? 

EXPERIENCIA 2

http://pilaradiario.com/noticias/Tribuna-del-lector-Violencia-en-las-escuelas_14603  http://www.amsafe.org.ar/formacion/index.php/4-el-derecho-a-la-educacion-y-las-trayectorias-escolares-de-ninos-y-jovenes

Luego de escuchar a Luis Cabeda y su experiencia sobre invitar a los docentes a “felicitar a los estudiantes”, nos propusimos provocar a los profesores para que, junto a las notas del 2° trimestre del año, enviaran una “felicitación” a sus estudiantes. Personalizada y basada en la experiencia del tiempo compartido. Confeccionamos entonces, un boletín diferente. Incorporamos una tabla en la parte posterior en la que aparecían todos los motivos por los que cada profesor felicitaba al estudiante. (Ver boletín). Fue impresionante el impacto. Profesores que se negaban a hacerlo, profesores que en lugar de felicitar compartían una característica negativa del estudiante (por ejemplo: “distraído”). Estudiantes sorprendidos, sensibilizados, agradecidos, cercanos.

 Boletín con felicitaciones

1° hoja

CENMA Nº 89

Ciclo lectivo

2013

CURSO DIVISIÓN
ESTUDIANTE: PEREZ,  RAMON
ASIGNATURAS

1º Tri

2º Tri

3º tri

Anual

coloq

Exam

Final

Lengua

9

7,5

Matemática

10

10

Inglés

8,5

8

Historia

9,5

10

Geografía

9,5

10

Físico Quí

7,5

7,5

Biología

7,5

7

Taller ciudadanía y participación

8

8,5

Taller orientación

8

9

Formación para el Trabajo

9,5

9,5

Se trata de un boletín informal, dado para que los estudiantes conozcan y puedan dar a conocer a sus familias las calificaciones obtenidas en sus estudios.

Dorso:

Estudiante: PEREZ, RAMÓN
El profesor… Te felicita por:
Nydia Gómez Por tu aplicación al estudio
Alejandro Ramirez Por las excelentes producciones y relaciones realizadas
Mónica García respeto esfuerzo y participación

Laura Sicardi

Por tu curiosidad, solidaridad y trato respetuoso

María Velez y Natalia Brito

Por tu trabajo constante, tu participación, responsabilidad y reflexión.
Miguel Estuardo Tu participación y aportes en las clases.
Marcela Baigorria Por tu asistencia y trabajo en clase
Claudia Torres entusiasta

Cada profesor expresó su felicitación al mismo estudiante que fueron comunicadas de esta manera.

 

La complejidad de las experiencias relatadas problematizan y ponen en cuestión el boletín, los proyectos integrados, la relación docente – estudiante, la valorización de la escuela y la vinculación de estos aspectos con la evaluación. El boletín, como ritual de una escuela moderna que expulsó a nuestros estudiantes con sus gramáticas y currículum y a la que ellos pretenden y reclaman pertenecer. Exigen estar, ser parte y que esa inclusión se represente a través de ese ritual de “pertenencia”.
Desde esta posición los sujetos estudiantes presos, así como la ideología de los que gobiernan las cárceles, imaginan una escuela tradicional y homogénea que “modere” las conductas de los sujetos a través de prácticas y dispositivos funcionales. El boletín, como única expresión de certificación y como privilegiado medio de comunicación entre la escuela, los estudiantes y las familias; es uno de los rituales que parecen formar parte de un imaginario inclusor.
La pregunta que complica es ¿Cómo potenciar prácticas de intercambio cultural con rituales propios de una escuela expulsora? La política nacional que enmarca la Educación en Contextos de Encierro, así como los proyectos institucionales sueñan otra escuela y otros modos de relacionamientos. La educación como un derecho, la experiencia educativa como escenario de intercambio de saberes, el currículum como lazo social que hace mella en los procesos de inclusión simbólica.
Los boletines como cultura material de la escuela moderna, ritualizados en tanto acreditación del “ser parte”, “comprender”, “aprobar”; son reclamados por los estudiantes como rituales de inclusión a un mundo que ya no existe. Pero también a un mundo del que fueron excluidos. Por ello, este tipo de inclusión ficcional nos pone en el centro de un conflicto. Si el boletín forma parte de lo que llamamos cultura material de la escuela, y pensamos al lazo cultural como lazo identitario, podemos ver traducidas las demandas por un boletín en un reposicionamiento y exteriorización de unos procesos de subjetivación que colocan a los estudiantes presos en un nuevo lugar: el de “estudiantes”. Construyendo una nueva identidad, que los acerca a lo que Robert Castel (1995) denomima: “… la inscripción del sujeto en estructuras portadoras de sentido” . Tener el boletín es ser estudiante, pero no sólo por lo que éste representa físicamente, sino porque puede comunicar al resto un proceso que el estudiante vivió y que lo posiciona como “potencia”. Las buenas calificaciones lo ligan simbólicamente, le modifican su imagen frente al entorno inmediato, pero también legitiman sus potencialidades frente al mundo y a sus propias representaciones.
La exclusión se profundiza cuando se “cierran” las posibilidades de comprensión del mundo y de la cultura y los aconteceres se ritualizan en prácticas supuestamente inclusivas pero que, al estar vacíos de sentido, no producen conflictos. La invitación a más, a hacer algo con los procesos de identidad que ofrece la cultura escolar con su nueva gramática, aquella que amplía cada vez más los procesos de subjetivación. Aquella que provoca, a través del diálogo cultural, a los sujetos en su integralidad, que los conflictúa al atravesarlos con nuevas y diferentes creaciones. Que sacude el cuerpo y el alma al provocar los sentidos y la reflexión. Para graficar esta idea, recupero la última frase del films “César debe morir”: “Cuando el arte entró a mi vida, mi celda se convirtió en una cárcel”.

El boletín en las escuelas que funcionan en las cárceles: entre rito y lazo

Cómo se vinculan, qué representaciones tienen sobre él o qué representa para los sujetos un elemento de la cultura material escolar como el boletín. Constructo que está siendo cuestionado, que en más de una ocasión se convierte en un corsé que pretende encasillar y estructurar, lo que para muchos no puede encerrarse. Lo que ocurre a los sujetos en un proceso de intercambio de experiencia, en un espacio de creación y construcción, raras veces puede ser comunicado a través de un formato pre establecido y estructurado, que viene a imponer un límite temporal externo, que interrumpe, frena, o acelera aconteceres.

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El sujeto estudiante preso: sujeto de derechos

Sin embargo, algo les pasa a los sujetos con él, algo que los lleva a reclamarlo, a necesitarlo y referenciarlo como parte indiscutible e irreemplazable del proceso educativo. Sin boletín, no hay escuela. Si no se tiene el boletín, no se aprendió.  Pareciera que el único elemento de certificación de que lo que aconteció es real, el único que permite que los procesos adquieran materialidad  y puedan comunicarse, es el boletín.

El sujeto estudiante preso
El sujeto estudiante preso