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“¡¡¡¡Felicitaciones!!!! Ocupaste el Cuarto lugar”: El Boletín Escolar y el éxito profesional”

Ma. Rosa Lujuy

El Interés acerca de las emociones asociadas al boletín escolar, se relaciona con el poder que estos pueden tener para definir a los estudiantes en términos futuros.

La entrega de boletines implica una determinación en relación a las capacidades, habilidades y/o conocimientos que los estudiantes tienen y desarrollan durante su etapa escolar, los profesores las identifican y establecen ideas sobre lo que un estudiante debiera realizar en su futuro.

Al mismo tiempo las calificaciones entregadas en los boletines implican el mismo ejercicio de determinar la vida de un estudiante, es decir, si un estudiante tiene buenas calificaciones logrará ser un profesional y por el contrario si tiene malas calificaciones sus opciones profesionales serán limitadas.

En este sentido, los boletines escolares, de la forma que se estructuran podrían limitar las opciones futuras de las personas en la medida en que los únicos elementos para determinar el futuro de un estudiante sea o las calificaciones o las habilidades que el profesor pueda detectar a partir de las calificaciones que un estudiante tiene en una asignatura determinada.

boletin

Interés por la propuesta

Como docente de Educación Física siempre sentí la obligación de decir algo del proceso de enseñanza en el boletín o informe. La realidad me demostraba que no alcanzaba . Otra complejidad tiene que ver con el número de boletines o informes a realizar ya que se debe plasmar en los mismos a tod@s los estudiantes del nivel.

Ante esta realidad ¿Cual sería el formato para poder expresar el trabajo esencial que el docente de Educación Física realiza cotidianamente?, ¿Qué aspectos y contenidos son los que deben ser reflejados?, ¿Cómo comunicar de que se trata? ¿Educación Física es una asignatura silenciosa, silenciada, invisible?

El desafío será en este trabajo poder reflejar y analizar estos interrogantes desde variados informes y boletines en diferentes décadas en los cuales haya un pronunciamiento sobre la asignatura.

Sobre mi propia biografía

A lo largo de mi escolaridad el boletín siempre fue un momento especial en el cual se reflejaba los alcances de mi proceso formativo en los diversos niveles. Era un acontecimiento especial debido a que se esperaba algún tipo de reconocimiento por parte de la familia ante el reflejo de los resultados. Quizás con un helado (premio) se resolvía la emoción de su lectura. De esta manera matemática, lengua, sociales y naturales se manifestaban con letra cursiva de la docente de turno, no eran las únicas pero si las que promocionaban.

Como padre la asistencia a las reuniones continuaban reflejando mi propia biografía escolar y por supuesto las mismas se realizaban durante las clases de Educación Física con lo cual saber algo sobre el desempeño, la comprensión y la construcción de la corporeidad y motricidad de mis hijos era un milagro si me cruzaba al colega en el pasillo.

Algunos ejemplos de boletines e informes en los cuales está presente la asignatura Educación Física con diferentes diseños, legitimación y desarrollo

boletin 1

1-El boletín de la Institución Técnica Agropecuaria (año 2010) incluye Educación Física evaluando en forma de acreditación numérica y valorando el nivel de desempeño junto a una observación escrita en la cual se da cuenta de las comprensiones alcanzadas como la gimnasia, sus rutinas y el control de las diferentes partes del cuerpo.

boletin 2

2-El boletín de la escuela pública (año 2007) incluye Educación Física evaluándola de forma numérica sin ningún tipo de explicación, observación ni explicación de contenido abordado al igual que las otras áreas de conocimiento. En este caso la asignatura se inscribe por detrás de las cuatro supuestamente principales: Matemática, Lengua, C. Sociales y C. Naturales.

boletin 3

3-Boletín del año 1996 en el cual se incluye las asignaturas a evaluar escritas en cursiva y no en el cuerpo del documento dando a entender que podrían cambiar en determinado momento. Educación Física está presente en forma numérica y ocupa el último espacio escrito.

boletin 4

4-En este caso el boletín está dividido en dos grandes dimensiones. Uno el “superior” refleja asignaturas como matemáticas, Religión, C. Naturales; el segundo o de abajo incluye en primer lugar Educación Física seguido de dibujo, aseo entre otras. Todas son evaluadas en forma numérica a lo largo de los meses del ciclo lectivo excepto Educación Física que refleja su evaluación solo dos veces en el año.

boletin 5

5-El presente documento del año 1972 presenta diversas asignaturas cuya evaluación se lleva adelante con por lo menos cuatro categorías invariables de acreditación con formato de sello. En el mismo no se incluye la asignatura Educación Física.

boletin 6

6-El boletín del nivel primario de sexto grado a del año 1945 tiene una espacio de comentario mensual en el cual describe los avances alcanzados y en otro espacio la enumeración de las asignaturas cuya evaluación es numérica y entre las cuales no se encuentra Educación Física. Esta situación puede tener que ver con cuestiones históricas curriculares de la asignatura.

boletin 7

7-El boletín del nivel secundario de la Provincia de Río Negro del año 2012, incluye a la asignatura Educación Física ocupa un lugar diferente al de los anteriores. Esto se debe a en este caso a que el criterio de ubicación de las asignaturas tiene que ver con el orden alfabético. La misma está evaluada numéricamente por trimestres sin ninguna explicación extra.

boletin 8 para web

8-El siguiente boletín pertenece a una escuela privada de la Provincia de Río Negro del año 2004 el cual tiene como característica una hoja por cada asignatura con un desarrollo y ampliación de los contenidos evaluados. En este caso Educación Física se subdivide en cuatro categorías que responde por un lado a contenidos presentes en el Diseño Curricular del Nivel Primario de la Provincia y por otro a aspectos que se han diseñado evaluar. A su vez y por cada bimestre un espacio de observaciones en el cual el/la docente amplía sus consideraciones.

boletin 10boletin 9 para web 

9 y 10-Finalmente el último documento del año 1996 tiene que ver con el Nivel Inicial. El mismo es una digresión de todo lo presentado anteriormente ya que es autoría de quien escribe, preocupado por la idea que sobre la disciplina se tiene e intentando explicar de que se trata, que se trabaja y que se evalúa.

Retomando la experiencia publicada en los Foro  de Prácticas:

En aquel momento del Foro comentaba lo siguiente ,“Particularmente me fue significativo la lectura del aporte de Patricia al comparar los boletines del 67 con el del 2000 y observar las continuidades y rupturas en el tiempo dando cuenta de las asignaturas reconocidas o sus modificaciones”. En el presente trabajo retomo la inquietud focalizada en la asignatura Educación Física observando en los ejemplos de boletines aquí presentados algunas descripciones que reflejan aquel interés. La mayoría de ellos son pre establecidos por el Consejo Escolar correspondiente ubicando o no a la asignatura dentro del boletín reflejando un orden de importancia, de poder en el marco de la cultura escolar. Otros por orden alfabético democratizando su sentido. Los dos últimos tienen características particulares, el primero no solo ha sido elaborado y propuesto por el docente (cuestión muy interesante ya que son ellos quienes definen que evaluar relacionado con el Diseño Curricular de los años 90) sino que abarca un espacio considerable para poder informar los diversos contenidos mas un espacio de observación. El último está pensado para el nivel inicial e intenta presentar la asignatura caracterizándola y desglosando sus contenidos. Fue propuesta para ser leída por las familias pensando en su comprensión aunque siempre, en las reuniones de padres con presencia del profesor de Educación Física, era menester aclarar algún concepto.

A su vez el aspecto comunicacional del boletín es un tema interesante ya que como expresaba antes “la pregunta siempre giró alrededor de ¿que es lo importante que se debe comunicar?, ¿que es lo significativo que las familias deben recibir, comprender? ¿refleja el modo particular de aprender de cada niñ@? ¿Qué es lo que interesa?

Pensar el sentido de la evaluación y que es lo que se pretende informar inevitablemente nos invita a pensarnos a nosotros mismos como docentes, a la hora de elaborarlos, completarlos.

Articulando marco teórico

Los problemas que interesan tienen que ver principalmente con la asignatura Educación Física y su inclusión en el boletín. En segundo lugar y subsidiariamente con la anterior lo comunicacional en el boletín/informes planteado a partir de los interrogantes del punto anterior. En este sentido y para dar un encuadre teórico me remito a la clase 1 de la Diplomatura “Cultura Escolar. Una herramienta teórica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relación con la sociedad y la cultura” de Diana Goncalves Vidal.

La autora plantea en el texto el valor de analizar el concepto cultura escolar y los aportes que esta categoría propicia en las relaciones entre cultura y escuela: “a) Reflexiones acerca de la conservación y la renovación en la educación, b) la atención a la cultura material como elemento constitutivo de las prácticas escolares, c) la valorización de los sujetos escolares como agentes sociales”. El punto a) aporta reflexiones sobre las tensiones producidas entre las continuidades y las rupturas en la cultura escolar comprendiendo que en términos de Bourdieu, Passeron, Illich el análisis de la transmisión de los signos concibieron a la escuela como una maquinaria para la conservación del status quo y que en este razonamiento por lo tanto están presentes cuestiones de poder de la sociedad reflejados en el ámbito escolar. La escuela era/es reproductora del conocimiento de las Universidades. En este sentido el boletín se transforma en un “elemento estructurante permanente” en la escuela a lo largo del tiempo transmitiendo desde la sociedad a la escuela los significados de legitimación social de ciertos contenidos y asignaturas en desmedro de otras y construyendo en la escuela y a sus actores sobre todo niños-niñas y adolescentes y a las familias, sentidos sobre lo que es imprescindible aprender, saber y que no. En esta primera aproximación se puede reflexionar sobre el papel secundario que el cuerpo y su construcción social como corporalidad y la motricidad en los sujetos tiene para la escuela, para los sujetos escolares incluyendo maestros, niñ@s y familias en torno a los “múltiples intercambios establecidos entre la escuela y la sociedad”.

Siguiendo a Vincent, Lahire y Thin en el texto citado se diseminan aprendizajes asociados a los modos de ejercicio de poder configurando la forma escolar. Para Tyack y Cuban es la gramática escolar que plasma el énfasis en el mantenimiento de las estructuras y la resistencia que la escuela exhibe al cambio. En esta dirección aparecen ejemplos de boletines e informes que ofrecen oportunidad de cambio al expresar de otro modo y con mayor completad lo que se quiere transmitir revalorizando y proponiendo a los diversos actores escolares otra “lectura”. Sin embargo los ejemplos de cambio arriba mencionados de boletines e informes son planteados y generados por instituciones de enseñanza oficial privada ante lo cual se impone la pregunta sobre si la posibilidad de modificatoria en el marco público es mas complejo o si en la privada se cambia para no cambiar nada en términos de Inés Moreno (1990).

Por otro lado siguiendo a Chervel  se puede pensar en la posibilidad de cambio, de permeabilidad, de crear un dispositivo al servicio de la enseñanza, de los aprendizajes y para quienes lo leen. En este sentido para el autor “la institución escolar es capaz de producir un saber específico que emerge del propio funcionamiento escolar y cuyos efectos se extienden sobre la sociedad y la cultura”. Podría ser el ejemplo de las dos instituciones que elaboraron sus propios diseños de boletín.

En esta línea de reflexión hace muy poco tiempo la Provincia de Río Negro estableció una nueva ley de Educación Provincial con un trabajo de participación de base conformado por docentes, padres y directivos en el cual se reflejan aspectos de la cultura que son significativos por región y que antes no figuraban. El cambio de la ley no fue acompañado por una modificación en el boletín. Es decir el mismo instrumento de evaluación no acompaña la modificatoria de contenidos y sentidos educativos diferentes, más inclusivos, “para todos” tal como reza el eslogan de la Ley.

En el caso de Educación Física por ejemplo se han incorporados contenidos que se relacionan con la construcción de subjetividad en el entorno natural con propuestas como montaña y esquí escolar, tanto para el nivel primario como secundario. Pero en el actual boletín no es posible comunicarlo, expresarlo, evaluarlo, compartirlo quedando en la experiencia por la experiencia misma.

A modo de cierre provisorio

Pensar al boletín en general y desde la Educación Física en lo particular permite “indagar sobre como la escuela regula los rumbos de la educación, la participación de las familias” respecto a tensiones de poder en la cultura escolar reviendo las relaciones históricamente establecidas entre la escuela, la sociedad y la cultura. En este sentido, ¿Por qué, para que y cuando nos preguntamos por la corporalidad y la motricidad de los sujetos de aprendizaje?

Federico

EXPERIENCIAS REFERIDAS AL TEMA

de Miriam Meier

  1. El niño en la escuela esta al azar del docente o que otros condicionantes lo predeterminan era una de las preguntas con las que contextualicé el problema del boletín en el foro de práctica 1, que hoy a la distancia se puede observar en el resultado del boletín si se compara los boletines de 2º, 3º y 4º grado que se muestran más arriba, puesto que el de 3º grado justamente el del medio tiene una diferencia enorme en las calificaciones y de ahí la relación por el recuerdo. Si bien las maestra de 2º y 4º eran distintas personas en ambas se podía apreciar que te daban afecto, que había calidez  para con sus alumnos, te daban seguridad, tranquilidad, confianza, se sentía el trato amable, había diálogo, se notaba la mirada comprensiva de las maestras, era agradable estar en la escuela, en el aula, era como estar en casa; sin embargo en 3º grado recuerdo que la mañana era larga, era incómodo, se generaba ansiedad y miedo,  hoy me trae al recuerdo que al menos una vez la maestra tenía  una varita en el aula (hablando del año 79, y  no recuerdo haberlo contado en la casa).
  2. A una persona  que de chica le decían “yo no puedo” cuando se referían a ella tomando como algo gracioso, sin saber que esas palabras hacen daño, marcan y simplemente porque le habían pedido que haga algo al que no estaba preparada por la edad, pues era muy pequeña; sin embargo a ella le responde varias veces con esa frase a la que por año se la repitieron. Esa persona en lo académico tuvo mucha dificultad, pero logra finalizar el secundario tras repetir un año en el que se afianza y lo termina. Después de muchos años la encuentro y es una persona realizada, es muy perseverante que de no serlo no lograría llevar a cabo el trabajo que lo realiza actualmente. A la vez que  comprende y tiene una mirada reflexiva de los aconteceres de la vida, que le permite abordar a conclusiones como aquel que tuvo un mejor resultado académico y que ha hecho estudios superiores. Sin embargo por cuánto sufrimiento habrá pasado por la frustración que le generó los resultados de calificaciones, como habrá incidido el “yo no puedo” que lo estigmatizaba que además se reforzaba porque no veían en ella otras facilidades que tenía, que a partir de allí la hubieran incorporado a  los aprendizajes, en otras formas, áreas que hoy las lleva a cabo y que  le permitió también desarrollarse en lo profesional y personal.

REFLEXIÓN DE VARIOS PROBLEMAS DE LAS EXPERIENCIAS NARRADAS TENIENDO EN CUENTA LOS APROTES BIBLIOGRÁFICO DE LAS CLASES

Uno de los problemas narradas en las experiencias es que si el niño en la escuela estaría al azar del docente  para contar con buenas experiencias de su trayectoria escolar o si depende de otros condicionantes, a lo que la reflexión y lo aportado en las clases es que una escuela inclusora es vista  como posible si se cambien actitudes hacia los jóvenes. Que habría que cambiar ciertas prácticas y formas de relacionarse con los estudiantes, confiados de que el respeto hacia ellos genera respuestas positivas. Crear condiciones para desarrollarse como actores sociales.  La escuela tiene una parte sustantiva, continúa siendo un lugar de encuentro entre las generaciones. Tener en la cultura el cuidado al otro a través de la enseñanza sistematizada de conocimientos. Las nuevas infancias demandan un lugar en la escuela. El reconocimiento como sujetos autónomos y como ciudadanos exige construir nuevas formas una autoridad cultural docente. No es posible enseñar valores ciudadanos desde la sumisión y desigualdad.

Algo relacionado  a la materialidad del boletín es que  este conjunto que podríamos llamar  cultura material de la escuela permite conocer las estrategias de formación de la corporeidad de los sujetos impuestas por los mecanismos de poder.  Al estigma que genera, las huellas que dejan  y marcan las trayectorias de vida, es así que el boletín también produce alteraciones como materialidad conducen a reflexionar sobre las concepciones vigentes en torno a los estudiantes, al conocimiento y su producción, y a las maneras en que niños y adolescentes se apropian de él. La cultura material de la escuela produce sentimiento que uno tiene de conectar su propio pasado a través del contacto con estos objetos.

La noción de fracaso puede atribuirse a la escuela en sus modelos de organización pedagógica y didáctica. Ser un alumno que se las arregla solo en el marco escolar, es decir autónomo o en su defecto poco autónomo podría resultar una categoría que se asocie al fracaso escolar. De este modo estaríamos ante nuevas formas de estigmatizaciones producidas por los nuevos dispositivos de saberes y de ejercicio de poder. Las trayectorias no son lineales ni progresivas, tienen contramarcadas, son más extendidas en el tiempo o tienen destinos inciertos. El curriculum, en tanto organizados de los saberes y de la secuencia de su adquisición no contempla la complejidad en las transiciones juveniles actuales. Deben revisarse las “trayectorias escolares ideales” y con ella el conjunto de dispositivos pedagógicos que los regulan como los sistemas de calificación, las acreditaciones, las evaluaciones etc. Es necesario pensar la noción de fracaso en función que integre y que no excluya, régimen académicos diferentes a muchos que componen la juventud actual. Imaginar propuestas que supongan regulaciones temporales diferentes. Repensar las relaciones personales y de autoridad inter-intra generacionales y un curriculum con conocimientos que dé lugar a experiencias cultural moldeada por lo masmediatico sin reproducirla.

 

El Discurso del Rey – Discurso Final   Aquí puede notarse el tacto del maestro para dar la ayuda ajustada, la que ofrece la confianza necesaria para que el otro pueda progresivamente valerse por sí mismo.

Pensar que el boletín es una limitante o un motivador para que el sujeto escolar se reconozca exitoso no es desacertado. Cuanto estigmatiza la huella de malas experiencias escolares que se reflejan en el boletín; sin considerar que ese hecho signifique para el colectivo docente una oportunidad que genere mejora, desde donde partir para trabajar y así lograr recuperar la confianza del alumno en sí mismo. Lo que representa el resumen del boletín de lo transcurrido en cada etapa escolar produce significado en las vidas de las personas; allí está volcado los esfuerzos, los desajustes con lo establecido, la empatía, porque la evaluación siempre es subjetiva y no puede desprenderse de esa verdad. Se podría debatir si el boletín realmente representa lo que el sujeto incorporó como aprendizaje propio, es decir que no solo pueda identificar el conocimiento y decir concepto, sino que pueda también saber donde aplicarlo pero además transformarlo, recrearlo, aportando desde su singularidad. Cuanto se condiciona para el futuro por el mal trato por poder que se representa en el boletín. Cuantas formas de hacer se deja de lado por considerar solamente lo estipulado, limitando vocaciones, intereses, facilidades; que no se verán plasmadas en el boletín porque suele tener parámetros esperados diferentes, tomando como error aquello que se dispersa de lo establecido.

¿Por qué esta elección? Pues bien, todos aquellos que hemos transitado como alumnos en un primer momento y luego como educandos educadores por este sistema educativo nuestro, recordaremos que desde un primer año el boletín, la libreta, y el momento de entrega ha sido esperado con mucha expectativa, por los alumnos y por los padres.
Esto ha sido así y sigue siéndolo aun después de varios, muchos años.
En mi caso personal, transitando como alumno el nivel primario, secundario y terciario. Y, además, desempeñándome como maestro de nivel primario y también como profesor en el nivel secundario, me han llamado la atención los cambios que han sufrido los boletines con el correr de los años, dentro de un mismo nivel y comparando también los distintos niveles. Cambios que no se si llegaron a ser verdaderos hechos revolucionarios en lo que cultura evaluativa se refiere o, más bien, solo constituyeron un cambio de formatos y de nombres para seguir evaluando de la misma manera y plasmando el resultado de las evaluaciones del mismo modo que se venía realizando.
Si bien el boletín no es el único instrumento, es si uno importante dentro de un grupo cuya función es sostener el sistema de evaluación, calificación y promoción de nuestros alumnos y es, sin dudas un elemento que debiera “mostrar claramente” nuestra concepción como docente, como evaluador e inclusive como político, siguiendo la noción de Paulo Freire que educar es un acto político.

A la sombra de los Boletines Escolares

INTRODUCCIÓN A LA PROPUESTA…INTERÉS POR EL TEMA

A la sombra de los Boletines de Calificaciones conforma una propuesta para pensar sobre dos cuestiones en torno a este “objeto – huella” de la escuela (Viñao, 2008): lo visible, aquello que se nos presenta comprensible, sin necesidad de explicaciones solidarias y; aquello que, de manera quizá invisibilizada, está latente en cada signo, en cada raya, en cada nota, en cada palabra que allí se plasman. ¿Qué relaciones son posibles de explorar entre lo que se ve y lo que queda a la sombra? En todo caso, ¿Qué se ve cuando se mira este “objeto-huella” escolar? y, ¿Qué queda a la sombra…qué hay detrás… que permanece oculto? ¿Qué trama simbólica se construye en torno a este dispositivo escolar, producción histórica de la escuela; y con cuidadoso y prudente recelo ha permanecido oculta? Quizá no visto o invisibilizado, queda a la sombra un conjunto de operaciones que se han naturalizado con un argumento apabullante: el de la claridad y el de la neutralidad, el de la objetividad y el acierto del maestro evaluador-calificador. Entre la luz y la sombra, que puede pensarse como la relación entre dos tonos, una amplia gama se habilita; donde es posible descubrir matices sobre efectos del Boletín de Calificaciones en biografías escolares: éxitos y fracasos, emociones, pensamientos, posicionamientos frente a sí y a los otros, indiferencias inconscientes o fingidas…

Esta imagen refleja una situación que, sin duda, ha sido reiterada en varios hogares... ¿Cómo puede ser tan fuerte el impacto de las malas notas en la vida de las personas? y, ¿en la constitución subjetiva?
Esta imagen refleja una situación que, sin duda, ha sido reiterada en varios hogares… ¿Cómo puede ser tan fuerte el impacto de las malas notas en la vida de las personas? y, ¿en la constitución subjetiva?

La película “Como estrellas en la tierra” constituye una muy buena propuesta para pensar, haciendo visible, las emociones que giran en torno a los Boletines Escolares de un niño y su familia; y el desafío de desarmar lo que allí se hace eco. Esta película arroja luz sobre los efectos que la escuela produjo en esas vidas. Invita a mirar el posicionamiento de los docentes frente al alumno que no aprende como se “espera”, las formas en que los “discursos docentes” acompañan la entrega del Boletín, las emociones del niño pero, también, la de los padres. La indiferencia de los adultos implicados en la tarea de educar frente al “anunciado” destino de fracaso del niño y, por último, la confianza de un educador que creyó en él más allá de las notas y las profecías de fracaso sentenciadas por sus colegas.  Si bien la película es extensa, recomiendo ver  a los 21:26 m una escena en el aula; a los 43:55 m las profesoras y la directora realizan una entrevista con los padres del alumno, donde entregan un informe o “Boletín” penoso y, a los 2:30:00 otra escena, donde los profesores de la nueva escuela entregan el informe de fin de año. Las calificaciones y apreciaciones, que esta vez marcan diferencia positiva.

 

ESCENAS DE EMOCIONES

Primera escena:

Libreta de Calificaciones que presenta una escena de repitencia escolar
Libreta de Calificaciones que presenta una escena de repitencia escolar

Esta Libreta presenta una escena que se reitera, quizá demasiado, en los escenarios de escuelas de periferia: “la escena de la repitencia escolar”. La línea sobre el sector correspondiente a la promoción al grado siguiente habla por sí sola. Este alumno, esta biografía, vive en primera persona el fracaso escolar y de manera muy temprana… primer grado…

Segunda escena…

 Esta escena fue extraída del libro “mal de escuela”, de Daniel Pennac. Este texto, muestra cómo ha impacto en la subjetividad del autor; quien logró desempeñarse y destarcarse en el ámbito educativo pero su historia, sus vivencias como alumno en la escuela han dejado huellas profundas de risteza, baja autoestima y sensaciones amargas…

Así expresa el autor:

“Hurgo en el montón de mis viejos papeles buscando mis boletines escolares y mis diplomas, y doy con una carta conservada por mi madre. Está fechada en febrero de 1959.

Hacía tres meses que yo había cumplido los catorce años. Le escribía desde mi primer internado:

Mi querida mamá:

También yo he visto mis notas, me siento asqueado, estoy arto [sic], cuando has llegado a estudiar 2 h enteras sin parar para conseguir un 1 en una tarea de álgebraque tú crehías [sic] buena hay motivo para estar desalentado, por tanto [sic] lo e dejado [sic] todo para repasar mis exámenes y mi 4 en aplicación explica sin duda el repaso de mi examen de geología durante la claze [sic] de mates,[etc.]No soy lo bastante inteligente y trabajador para continuar mis estudios. No me interesa, me agarra dolor de cabesa [sic] al encerarme [sic] en el papeleo, no hentiendo [sic] nada de inglés, ni de álgebra, no balgo [sic] nada en ortografía, ¿qué queda pues?”

                                                           Extraído de “Mal de escuela”(2007), de Daniel Pennac

REFLEXIONES

A modo de introducción

Boletines Escolares, Libretas de Calificaciones, Informes de alumnos… conforman objetos escolares que plasman, entre otros, la cultura material de la escuela.

Siguiendo a Escolano (2010), la cultura material de la escuela puede comprenderse como el registro o catálogo de experiencias plasmados en objetos que concretizan dicha cultura.

Los Boletines Escolares contienen huellas, trazos del paso y de las vivencias en la escuela.  La historia de estos “objetos-huellas”, como define Saccheto (Citado en Viñao, 2008) es un poco la historia de la escuela y de su modo de organización.

Pero la escuela, de la mano de los Boletines escolares y de las calificaciones, afectó a los alumnos mucho más de lo que las calificaciones en sí mismas podrían dar comprensión, conmovió imágenes propias y de los otros, afectó tramas vinculares escolares y familiares, devino en jerarquizador de saberes y, por sobre todo, de alumnos.

¿Qué puede verse más allá de un Boletín Escolar? ¿Qué permanece oculto, a su sombra?

De sombras y luces…

Siguiendo las escenas, se podría pensar sobre aquello que queda a la sombra de los Boletines Escolares, comprender sentires, traducir notas en clave emocional, visualizar haceres en el espacio escolar.

Conlleva el desafío de desnaturalizar vocablos que se utilizan para expresar valoraciones sobre los alumnos y que, luego, se plasman en bajas calificaciones. Cada nota conlleva su traducción. Buenas notas: buen alumno, exitoso, inteligente, capaz… O, malas notas: mal alumno, fracasado, incapaz, inmaduro, burro, zoquete…

Conlleva el desafío de desnaturalizar argumentos utilizados para justificar los fracasos de los alumnos: los que no aprenden, los que tienen bajas notas, los que reprueban…. Esto implica, siguiendo a Terigi, no perder de vista que los argumentos de la “educabilidad” de los alumnos, caracterizada por un conjunto de condiciones que deberían reunir los sujetos para poder aprovechar la experiencia educativa, han tenido consecuencias devastadoras, en especial, para las poblaciones pobres. En contraposición con esta idea la autora, tomando aportes de Baquero, propone pensar en las condiciones en que tiene lugar la escolarización, refinando los medios para educar, entendiendo que las posibilidades de los alumnos de ser educados dependen cada vez menos de sus capacidades, de sus posibilidades individuales de aprender, y más de las particularidades de la situación educativa, de las condiciones pedagógicas en que tiene lugar la escolarización, como un atributo de situación. Este atributo de situación, generalmente queda a la sombra de los Boletines Escolares.

Conlleva, además, pensar el desafío de las emociones. Las emociones de los alumnos (y de las familias) quedan a la sombra tras un –des- colorido paisaje de notas.

Sin embargo… ¿Quién puede significar esto que queda a su sombra? ¿Quién puede traducir los sentires, las emociones? ¿De uno a diez, cuánto duele un insuficiente? ¿Qué emoción despierta un dos? ¿Quién puede explicar –se- el dolor de no entender, de no poder responder a las preguntas, de quedar a la sombra de los “que saben”? ¿Cuánto dura el sentimiento de desilusión? ¿Cuánto duele una raya en la sección de promoción del Boletín de su hijo?  ¿Cómo es la vida en casa después de reprobar? Tras reprobar… ¿Qué queda pues?

De otras sombras…

Podría admitirse que la escuela tiene que disponer de este “objeto-huella” para dar cuenta de los logros de los aprendizajes de los alumnos. Ha sido así y, parece, seguirá siéndolo algún tiempo más.

Las notas pasan de mano en mano, de generación en generación de expertos evaluadores…y las prácticas de aprobar o reprobar se repiten, conservando técnicas del oficio del maestro.

Como artesanos, los maestros crean vínculos en torno a las habilidades que los unen entre sí (Escolano, 2010). Una habilidad muy practicada es “calificar”.

Los docentes noveles saben antes calificar con “precisión” que alfabetizar… ¿Quizá está en los ADN cultural del oficio?

Sin embargo, igualmente a la sombra o a oscuras, los Boletines de Calificaciones son objetos de la cultura escolar que permiten narrar cuentos con finales más o menos felices -o infelices- en la historia de los alumnos.

El desafío, viene dado por el otro. El otro “alumno”, que es calificado, a veces avergonzado, humillado, desvalorizado. El desafío es “mirarlo”, ver cuánto de esa práctica calificadora, con presunción de expertez, desubjetiva.

A modo de cierre

Hasta aquí, nada novedoso. Quizá, podría decir, una sencilla e incompleta reflexión que busca un destello sobre lo que queda a las sombras del Boletín de Calificaciones: emociones, haceres y sentires en la escuela.

 ARTÍCULOS

Artículo del diario on line: “La Vanguardia.com”

En este extracto del artículo, se pone de relieve cómo la escuela falló en las profecías de fracaso que realizó sobre algunos alumnos. De esta manera se instala cierta desconfianza sobre las calificaciones escolares y las prácticas que los docentes realizan al evaluar a los alumnos.

Link: http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20130208/54366495051/malos-estudiantes-grandes-genios.html

Malos estudiantes, grandes genios

Triunfar en el colegio de niños no es garantía de éxito profesional de adultos. Pero ser un mal estudiante tampoco es una condena de por vida. Más de un genio consagrado fue un auténtico desastre en la escuela. Siempre hay esperanza

Se un “asno” en el colegio no impide triunfar en la vida profesional de adultos Dan Burn-Forti

El veredicto del profesor suena inapelable. “Su rendimiento, sus resultados, son insatisfactorios. No asimila bien. Las notas donde apunta sus experimentos están rasgadas y confusas. A menudo se encuentra perdido, porque no escucha. Insiste en hacer las cosas a su manera. Me ha llegado la noticia de que quiere ser científico. En las circunstancias actuales, me parece algo ridículo. Si no puede ni siquiera aprender las bases de la biología, no tiene posibilidades de desempeñar el trabajo de un especialista. Sería una pura pérdida de tiempo no sólo para él, sino también para los que deberán enseñarle”.

El alumno en cuestión es John Gurdon. Medio siglo después de este juicio demoledor, en el 2012, a sus 64 primaveras, Gurdon se ha tomado su revancha al ganar el premio Nobel de Medicina. Sus pobres resultados en la Eton School, donde los académicos todavía se acuerdan de que sacó en una prueba una miserable puntuación de 2 sobre 50, no le impidieron llegar a lo más alto en su carrera profesional.

Genios que en el colegio fueron malos estudiantes: es más común de lo que se piensa y abarca todas las disciplinas. Por ejemplo, el profesor de Albert Einstein escribió: “Este chico no llegará nunca a ningún sitio”. Tampoco es que fuera un desastre (se ha exagerado mucho este aspecto), pero es cierto que sus maestros encontraban al joven Einstein lento y se quejaban de que reflexionaba demasiado antes de contestar a una pregunta. No conseguía aprender nada de memoria. No entendía las reglas y las órdenes. Rechazaba practicar deporte y esto lo llevó a aislarse. A los 16 años fue rechazado en una primera prueba de acceso a la Escuela Politécnica de Zurich por sus malos resultados en letras. Pese a ser excelente en matemáticas y física, era flojo en francés (se acababa de mudar a Suiza y no conocía el país), geografía y dibujo. Años después, el padre de la teoría de la relatividad dejó para la posteridad una de sus célebres frases sobre el tema: “La educación es lo que queda después de que uno ha olvidado lo que aprendió en la escuela”.

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Poema: “Boleta de calificaciones”

En este poema puede verse cómo impactan, de manera negativa, las supuestas calificaciones del hijo, a la vez que permite apreciar la dimensión que tiene este instrumento escolar en la vida de las personas.

 Era miércoles, 8:00 a. m., llegué puntual a la escuela de mi hijo.
– No olviden venir a la reunión, es obligatoria- fue lo que la maestra había dicho un día antes.

¡Pues qué cree la maestra! ¿Qué cree que podemos disponer del tiempo a la hora que ella diga? Si supiera qué importante era la reunión que tenía a las 8:30 a. m. De ahí dependía un buen negocio y… ¡Tuve que cancelarla!  

Ahí estábamos todos, papás y mamás, la maestra empezó puntual, agradeció nuestra presencia y empezó a hablar

No recuerdo qué dijo, mi mente estaba pensando cómo resolver lo de ese negocio, probablemente podríamos comprar un carro nuevo con el dinero que recibiría.
Juan Rodriguez… escuche a lo lejos No está el papa de Juan Rodriguez? -dijo la maestra

Si aquí estoy- conteste pensando en recibir la libreta de calificaciones de mi hijo.

Regrese a mi silla y me dispuse a verla.

-Para esto vine? Qué es esto?

La boleta estaba llena de 6 y 7, guarde las calificaciones inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona la viera las porquería de calificaciones de mi hijo.

De regreso a casa aumento más mi coraje, mientras pensaba… Si le doy todo! Nada le falta! Ahora si le va a ir muy mal!

Me estacione y salí del carro, entre a la casa, azote la puerta y grite:

Ven acá Juan!

Juan estaba en su cuarto y corrió a abrazarme:

_Papa

Respondí:

-Que papa ni que nada!

Lo retire de mi me quite la correa del pantalón y no cuantos golpes le di, al mismo tiempo que decía lo que pensaba de él.

Y te me vas para el cuarto!!!!!

Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba.
Mi esposa no dijo nada, solo movió la cabeza negativamente.

Cuando me fui acostar ya más tranquilo, mi esposa me entrego la libreta de calificaciones de Juan que estaban dentro de mi saco y me dijo:

Léela despacio y después toma tu decisión.

Esta decía así:
LIBRETA DE CALIFICACIONES “PARA EL PAPA”
Tiempo que le dedicas a tu hijo
Calificación
En conversar con él a la hora de dormir: 6

En jugar con el: 6

En ayudarlo hacer la tarea: 6

En salir de paseo con la familia: 7

En abrazarlo y besarlo: 6

El me había puesto seis y sietes, yo me hubiera calificado con menos de 5
Me levante y corrí al cuarto de mi hijo, lo abrace y llore.
Quería  regresar el tiempo, pero era imposible.
Juanito abrió sus ojos, aun estaban hinchados por sus lagrimas, me sonrió, me abrazo y me dijo:
TE QUIERO PAPA!
Cerró sus ojos y se durmió.

 

http://www.lanacion.com.ar/1588936-repudian-adoctrinamiento-politico-en-boletines-escolares

Historia de una idea polémica

Las recompensas en la escuela

Inés Dussel

Desde hace mucho tiempo, los docentes buscaron modos de reconocer a sus alumnos cuando realizan un buen trabajo o se portan “correctamente”. La “aprobación y estima” de los maestros fue por muchos años para los alumnos un elemento valioso, que solía cobrar forma material en medallas, libros, estampitas o notas en los cuadernos. En la Grecia antigua, por ejemplo, se daba una corona de laureles a los atletas jóvenes que se destacaban en sus disciplinas. Esa costumbre se retomó en el Renacimiento, cuando la “corona de la virtud” se daba a los mejores alumnos como premio por su desempeño en los estudios. En la Inglaterra del 1600, se entregaban lapiceras y flechas de plata a los estudiantes destacados; sus profesores, por otra parte, también recibían un premio en monedas cada vez que sus alumnos triunfaban en disputas académicas con otros colegios o universidades.1

Con el correr de los años, la masificación de la escuela volvió más difícil entregar medallas u objetos de valor.

También surgieron posturas pedagógicas contrarias a los premios monetarios que, se afirmaba, creaban conductas especuladoras y poco independientes en los alumnos. Veamos, por ejemplo, qué se decía en la Argentina de la década de 1880:

“A efecto de asegurar el orden durante las clases y patentizar la disciplina en todos los actos del día, …cada sección de 10 alumnos tiene un capitán que se elige a votación y está encargado de pasar revista de aseo diariamente, y cada jueves, revisar los libros y cuadernos para recompensar al que los tenga en buen estado y multar al descuidado. Las recompensas y penas consisten en ganar ó perder monedas ó billetes, que se cambian cada semana por vales y estos por cédulas, cuyo canje se continúa haciendo durante el año.”(Lijó, José, “Escuela elemental de varones Nº 1 de Chacabuco”, en: Revista de Educación. Nº XXII abril de 1883, pág.369)

En cambio, un inspector opinaba que no debía usarse el dinero para incentivar las buenas conductas:

“La recompensa o el castigo deben ser únicamente de carácter moral. (…) Yo creo que tratándose de los niños que concurren a nuestras escuelas, . el premio es una necesidad basada en la justicia, teniendo por objeto la recompensa y el estímulo para continuar en las buenas obras….” (Inspector General de Escuelas Dr. Nicanor Ibarra, “Recapitulación de las Conferencias Pedagógicas del Verano”, en: Revista de Educación. Año 3. Nº XXXIV. Abril de 1884:pág.395)

En aquella época, los premios dejaron de ser monetarios y tomaron la forma de diplomas o estampitas que se les daban a los alumnos en ocasiones especiales. Una maestra encargada de dar conferencias pedagógicas opinaba en 1884 que la única recompensa aceptable era el sistema de calificaciones, y que no era necesario dar otro estímulo a los estudiantes.2Esto llevó, muchas veces, a que el sistema de calificaciones fuera usado como castigo para faltas disciplinarias y no solo señalara problemas en el estudio. También convirtió en habitual una práctica como el cuadro de honor, que daba una recompensa simbólica a algunos estudiantes y creaba jerarquías dentro de los grados, premiando muchas veces a los que venían de hogares con más preparación académica y a los que eran más obedientes.

Hoy es mucho menos común encontrarse con recompensas de este tipo. Los docentes escriben o dicen notas afectuosas y alentadoras, y las “caritas sonrientes “en los cuadernos han reemplazado las estampitas y diplomas. Sin embargo, no está de más preguntarse si los mismos sistemas clasificatorios que llevaban a recompensar a alumnos y alumnas por su carácter “obediente, prolijo y limpito”3, no siguen operando bajo formas más sutiles y cada vez más ineficaces, ya que los chicos perciben tempranamente que la sociedad no valora esas cualidades como cuestiones importantes.

Para finalizar, es claro que todos queremos que nos reconozcan cuando realizamos un buen trabajo, cuando nos esforzamos para hacer las cosas bien, o cuando afrontamos con éxito una dificultad. Esas palabras de aliento y de estímulo son muy significativas para animarse con los pasos que siguen. Lo que hay que cuidar es que ese reconocimiento no reproduzca jerarquías sociales o culturales entre los alumnos, y esté igualmente disponible para todos.

Y también es importante que ese reconocimiento tome formas consistentes con lo que buscamos transmitirles a chicas, chicos y adolescentes acerca de lo que tiene valor en nuestra sociedad. Qué conductas destacamos y alentamos, y de qué modos, es una decisión sobre la que vale la pena reflexionar.

1 Fenn, P. y Malpa, A., Rewards of Merit. Tokens of a Child´s Progress and a Teacher´s Esteeem, The Ephemera Society of America, Charlottesville, 1994.

2 “Conferencia del 23 de marzo sobre penas y recompensas escolares por la Maestra Superiora Señorita Segunda Duprat” en: Revista de Educación. Año 3. Nº XXXIV. Abril de 1884, pág. 370- 375.

3 Ginocchio,V., Alumnos obedientes, prolijos y aseados, Tesis de Maestría, Escuela de Educación. Universidad de San Andrés, 2006.

En http://www.me.gov.ar/monitor/nro8/museo.htm

El BOLETÍN ESCOLAR DESDE LA MIRADA EVALUATIVA

Mi boletín, un breve relato

Reflexionar sobre el boletín escolar  me lleva rápidamente a pensar en mi infancia, en  mi paso por la escuela primaria  y se me  presenta el recuerdo de momentos vividos de  alegría o en algunas ocasiones de tristeza o  decepción  que era para mí y para mis padres ver  todo aprobado  o desaprobado, con notas y comentarios como ” sigue así”, “responsable, buena alumna” o ” espero ver más preocupación por las tareas”.

Pienso  en  el  boletín de mis hijos, y se repite  la misma historia de evaluación, cuantitativa y cualitativa (la nota y solo unas líneas de apreciación subjetiva).

Pasaron  seis años desde el último boletín de mi hijo y para saber qué pasa hoy en la escuela, y el boletín escolar  hablo con mi sobrina  que tiene a   su hijo en  4 to. grado  y le preguntó sobre la evaluación y   expresa “espero con mucha ansiedad el boletín  y  lo que más me preocupa, a parte de  la nota  son los comentarios de la señorita…siempre me llevo alguna sorpresa , espero que no diga ” más prolijidad y atención” en este trimestre…”

El boletín en su historia sigue siendo un instrumento o herramienta que emite un valor y una apreciación acotada, prevaleciendo todavía la medición de conocimientos, priorizando el control, la verificación de resultados, seguimos estando inscriptos en una evaluación tradicional, que no da cuenta de lo aprendizajes, de los conocimientos adquiridos, de las dificultades específicas, del ritmo de cada uno de los alumnos.

Creo necesario pensar en otras formas de evaluar y  plantearnos los interrogantes de ¿para qué evaluamos?, ¿qué se evalúa? ¿Cómo se evalúa? , ¿ Quiénes evalúan?,¿ cómo se evalúa?..Situándonos  en qué la evaluación debe dar cuenta de los procesos que los alumnos llevan a cabo para la construcción del conocimiento, la comprensión y explicación de los factores que intervienen en el aprendizaje y rescato esta definición de evaluación de Connell (1997) para seguir pensando:

“Por la evaluación se pueden confirmar, ahondar o sentenciar las diferencias. Por la evaluación también se puede buscar la distribución justa de conocimiento atendiendo a la situación peculiar de cada sujeto y de este, dentro de colectivos más amplios. Lo importante es que la evaluación esté basada en principios de equidad que justifiquen prácticas honestas.”

Adjunto el  boletín de mi hijo…nada ha cambiado a pesar del tiempo transcurrido.jpg. ramiro

Reflexiones que inquietan

La escuela moderna, tal como la conocemos, a lo largo de su historia  fue construyendo  una cultura material,  como señala Viñao Antonio (2008;pág. 31) compuesta por: “A) La disposición, distribución y usos del espacio y el tiempo escolares. B)  Los enseres del aula: estufas, relojes, retratos, armarios, estanterías y, sobre todo, el mobiliario de los alumnos y del profesor y su disposición espacial en el aula…[…]…C) El material didáctico escolar o “medios de enseñanza” del profesor y de “instrucción”  del alumno. …[…]…. Y los producidos en el seno dicha institución como resultado de actividades propias de la misma (cuadernos escolares, ejercicios y trabajos de los alumnos, exámenes,….)”.

Una cuestión clave a señalar que más allá del tiempo transcurrido el boletín sigue formando parte de una serie de elementos como el cuaderno o planilla de evaluación, las libretas de notas, aunque fue y es el privilegiado: el boletín es un elemento de la cultura escolar que ha marcado y sigue marcando o dejando huellas en  nuestras trayectorias escolares. Ha constituido y sigue constituyendo un sistema de evaluación, calificación y promoción de los alumnos. Podemos observar  a lo largo del tiempo que solo ha sufrido modificaciones en torno a las materias o áreas que se evalúan y la apreciación personal y social del alumno, dando lugar a una evaluación que sólo informa cuantitativa de los logros alcanzados por los estudiantes.

El boletín escolar debe poder dar cuenta de la “honestidad” de la buena enseñanza y de la buena evaluación de los aprendizajes. (Anijovich, R; 2010) aunque este proceso es complejo, mucho más de lo que parece en las palabras.

Tal vez deberíamos pensar en cómo cambiar las miradas acerca del sentido y el valor del boletín, que es un símbolo de las categorizaciones, las escalas, las jerarquías en el aula.  Y nos preguntamos:

¿Podemos pensarnos sin esos instrumentos calificadores para poder preocuparnos por los sujetos?

¿Será posible mirar la evaluación con verdadero sentido formativo y no como clasificador?

¿Podremos cambiar las prácticas pedagógicas sin cambiar la evaluación como elemento clave?

¿Podemos pensar en espacios/modos/instrumentos diferentes a los actuales en relación a las calificaciones?

Porque si hay algo que se ha mantenido de manera casi inalterable es el boletín, con sus mensajes explícitos e implícitos que hacen que los niños terminan muchas veces convencidos de que no podrán, no accederán, no lo lograrán…

BIBLIOGRAFÍA

  • Abreu Junior, Laerthe de Moraes (2004) “O caderno de recortes sobre educação do ‘Diário Oficial do Estado de São Paulo’: indícios de cultura material na Escola Primária ‘Dr. Jorge Tibiriçá’ (1930-1947)”, Revista Brasileira de História, v. 24, nº 48, p.171-188.
  • Escolano, Agustín (2010) “La cultura material de la escuela y la educación patrimonial”, Educatio Siglo XXI, vol. 28, nº 2, pp. 43-64.
  • Pennac, D. (2008) Mal de escuela. Mondadori. Buenos Aires.
  • Perrenoud, P (2008) La evaluación de los alumnos. De la producción de la excelencia a la regulación de los aprendizajes. Entre dos lógicas. Colihue. Buenos Aires.
  • Vidal, Diana (2007) “Culturas escolares: entre la regulación y el cambio”, Propuesta Educativa, año 16, nº 28, pp. 28-37.
  • Vidal, Diana (2008) “Cultura escolar. Una herramienta teórica para explorar el pasado y el presente de la escuela en su relación con la sociedad y la cultura”, Diploma Superior en Currículum y prácticas escolares en contexto, Buenos Aires, FLACSO Virtual.
  • Viñao, Antonio (2008) “La escuela y la escolaridad como objetos históricos. Facetas y problemas de la historia de la educación”, História da Educação, vol. 12, n° 25, pp. 9-54.
  • Páginas web: http://www.me.gov.ar/monitor/nro0/pdf/monitor17.pdf

Ser o No ser… Saber o No saber… ¡El boletín escolar es la cuestión!

Pensar en las emociones que encendemos con los boletines es,  a mi entender, pensar en qué sujetos vamos construyendo; es pensar la identidad y la autoestima que vamos formando poco a poco, escuela y familia, con cada nota plasmada en ese papel al que le hemos adjudicado una importancia excesiva.

Pensar en las emociones, es darles el lugar que les corresponde en los procesos de enseñanza y aprendizaje, lugar que le ha sido vedado, y que debe ser reclamado para la formación integral de la que tanto hablamos.

Escena N° 1: Al pensar en los boletines escolares, inmediatamente me vienen a la mente recuerdos de mis boletines y con ellos, una oleada de sentimientos de ansiedad y temor.

La primera imagen que  surge es el famoso apartado “observaciones” ya que antes de ver las notas, daba vuelta la “Libreta” como siempre la llamamos, y miraba nerviosa si los renglones estaban escritos. Aunque en los primeros cuatro años de mi educación primaria, las notas eran dieces y nueves, en el apartado “observaciones” estaba marcada con rojo “mi sentencia”, y digo mi sentencia porque para mí lo era, ya que a partir de ellas recibía serios castigos físicos y psíquicos, ya que para mi familia lo escrito en ese trozo de papel era “palabra sagrada”. En dichas observaciones se mencionaba, que a pesar de ser una niña sobresaliente en cuanto a los contenidos solicitados, era muy “charlatana” y “paseaba” por los bancos de mis compañeros al finalizar las actividades propuestas, distrayéndolos.

La espera de los boletines para mí siempre estuvo acompañada de mucha ansiedad, nervios y miedos, ya que a pesar del esmero sentía que ese papel no reflejaba quien era yo, no reflejaba mi realidad. El boletín era la certificación, el comprobante de que algo había realizado mal. Tal vez por ello y otros ingredientes del día a día escolar, no sentí que la escuela fuera mi hogar; sino un lugar sumamente estructurado de vigilancia y control.

Escena N° 2: Por otro lado, pienso en los boletines de mis hijas y debo reconocer que sigo sintiéndolos como algo ajeno, burocrático, poco objetivo. Particularmente, recuerdo la escena de la entrega de “la libreta” de una de mis hijas, el fin de año pasado. Fuimos, mi esposo y yo, al aula de 6°, y encontramos a las cuatro maestras del grado reunidas. Al vernos entrar, comentaron que justamente estaban conversando sobre nuestra hija Sofía, de lo bien que leía, analizaba y reflexionaba, de la riqueza de vocabulario al expresarse, y de su amor tan evidente por la lectura, etc. etc. Tomamos la libreta sin mirarla, e indagamos un poco más sobre su desempeño en otras áreas, nos despedimos y salimos al patio.

No puedo describir la mezcla de emociones y contradicciones, que motivó el ver un “7” en el área Lengua… ¿Un 7? ¿Será ese el concepto de excelente, de riqueza de vocabulario y amor  por la lectura? ¿O será que el siete, era producto de la evaluación sobre verbos que Sofía había tenido unas semanas antes, y en la que le habían puesto justamente un 7?

Nos guste asumirlo o no, los boletines muestran números que no reflejan lo aprendido, si no, la apreciación de lo que los docentes piensan que aprendieron. La nota es una valoración exclusivamente del docente, unilateral, ¿qué tan objetiva puede ser?

boletín-castigo

Como sostiene Flavia Terigi  (2014, clase 4), la escuela primaria moderna es productora de una cierta sensibilidad hacia la infancia, y se ha convertido en un aspecto decisivo del desarrollo ontogenético por varios motivos, entre ellos porque  a través de sus sanciones de éxito y fracaso incide en la historia individual de niños y niñas. Además, como explicita, porque formatea o encauza el desarrollo infantil de un modo distinto a como éste se producía antes de la universalización de la escuela primaria.

Terigi se pregunta, “cuál es el efecto, en el desarrollo de los niños y adolescentes, de asistir o no a la escuela? ¿Cuál es el aporte de la escuela al desarrollo infantil y del adolescente?”  (Terigi, clase 4, pp. 6)

En el caso particular de los boletines escolares, es indispensable que analicemos de forma conjunta, qué puentes con la cultura construimos con el formateo que realizamos, y si los “cauces” que estamos ofreciendo son los adecuados para su desarrollo.

¿Qué estamos formando, qué mensajes estamos dejándoles a los niños?, mensajes que serán luego, seguramente, traducidos en acciones en la sociedad. ¿Nuestro sistema de calificación fomenta el trabajo colaborativo, el trabajo en equipo, solidaridad, alegría, autoestima? ¿0 acaso promueve la competencia, la envidia, celos, miedos,  angustia, desazón?

No olvidemos las palabras de Rodoff: la escuela es “canalizadora del desarrollo cognitivo” (Rodoff, 1993, pp. 75, citado en Terigi, clase 4, pp. 6- 7) y por supuesto, impacta en ese desarrollo.

En todos los niveles del sistema educativo la instancia de evaluación genera una mezcla de sensaciones y sentimientos en los estudiantes; emociones provocadas por un bagaje que le ha aportado su entorno social, tanto familiar como escolar, respecto a la evaluación, las notas y los boletines escolares. Daniel Pinkasz (2014, clase 7) menciona que la evaluación ha sido y es un formidable portador de significados, y un vehículo eficiente de comunicación entre los distintos actores de la escena escolar. Expresa también, que la evaluación ha sido parte de los dispositivos de ejercicio de la autoridad en la escuela; dispositivo mediante el cual se ordena, y sanciona el progreso del alumno, premiando o castigando su esfuerzo, a través de la acreditación.

No es de extrañar entonces, que pese a los esfuerzos que actualmente muchos docentes realizamos para que se comprenda que la evaluación debe ser una instancia más de aprendizaje y no el fin del mundo, las respuestas tanto de forma oral como sintomáticas, sigan siendo las que históricamente hemos construido.

Como bien argumenta Leandro Stagno  (2014, clase 1) hay ciertos conceptos como el de niñez, que son construcciones sociales y se plasman en la sensibilidad; así también el boletín y su idea de certificación y constatación de lo aprendido, lo es. Esto significa que aunque como dice Terigi, los cambios culturales son lentos, y,  aún cuando la certificación a través del boletín o libreta de calificaciones tradicional, parezca una opción incuestionable, puede deconstruirse y construirse algo nuevo, un instrumento que enriquezca y fortalezca al sujeto en desarrollo, en vez de flagelarlo.

Es más que evidente, la necesidad de que en nuestra práctica educativa, nos enfoquemos en trabajar las emociones que despertamos con estos dispositivos, como así también en la modificación de esta visión histórica de disciplinamiento, control y abuso de poder asociada a estos dispositivos de evaluación. Por supuesto de más está decir, que debe ir acompañada de un cambio radical de nuestras prácticas y de toda la comunidad educativa para ser realmente efectiva, y no quedar como un discurso vacío y contradictorio.

Ahondar en la evaluación de los aprendizajes es considerar las emociones que despierta en el evaluador y en los evaluados, interpretar los contenidos y los modos de enseñar y aprender, los valores que se ponen en juego, los criterios de inclusión y exclusión, las creencias de los docentes acerca de las capacidades de aprender.

Rebeca Anijovich

Para seguir  profundizando sobre la temática:

En el siguiente enlace encontrarán una entrevista realizada a Rebeca Anijovich, donde nos habla de la evaluación y las prácticas pedagógicas. Nos cuenta que si bien podemos ver muchas experiencias innovadoras en cuanto a enseñanza se refiere, las prácticas de evaluaciones alternativas, son muy nuevas y aún no están asentadas. Al respecto Anijovich plantea que un obstáculo que se presenta con relación a las evaluaciones alternativas continúa siendo la distancia que hay entre cómo se enseña y cómo se evalúa.

Disponible en:http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.4081/pr.4081.pdf

Para comprender más sobre la importancia educar las emociones: identificarlas, comprenderlas y obtener algunas estrategias para trabajarlas con los niños, les dejo aquí el siguiente link de un documento práctico e interesante: http://www.apega.org/attachments/article/767/GUIAEMOCIONES_v2-1.pdf

Acerca de la evaluación y los boletines en escuelas del ámbito rural

Quiero rescatar un tema que a mí particularmente me interesa que es la educación en ámbitos rurales, a partir del plurigrado. En estos casos, tal como plantea Terigi (2006), la gradualidad se cumple dentro de una sección múltiple. Allí se plantean estrategias metodológicas y actividades que rompen con las formas de trabajo de escuelas con secciones convencionales con alumnos de una misma edad o de un mismo grado en el aula. Y me pregunto qué pasa con la evaluación, la calificación y con la información que se escribe en los boletines, por ejemplo ¿se califica el grado de autonomía alcanzado por los alumnos, o el trabajo colaborativo entre alumnos de grados diferentes que trabajan y aprenden juntos? ¿Qué se informa en esos boletines?, si se piensa en estrategias evaluativas que no den como resultado calificaciones individuales ¿cómo se vuelca esa información en un boletín común? Los saberes que se acreditan ¿incluyen los contenidos y conocimientos alrededor de las tecnologías y los medios? Porque si se piensa en diferentes formas y capacidades resultantes de estas heterogéneas maneras de enseñar y de aprender, eso ¿se contempla en los boletines? ¿O los boletines siguen siendo idénticos, homogéneos, comunes a las escuelas graduadas con sección única?

Por otro lado pienso en cómo se podría resolver la información que entrega o trasmite un boletín si propongo un trabajo alrededor de proyectos interdisciplinarios en un aula rural, donde la gradualidad existe porque es parte del sistema, pero hay otro tipo de experiencias, aprendizajes, saberes circulando que no aparecen en la lista del boletín.

Bueno, como verán, lo mío son todas preguntas, no logro encontrar respuestas posibles, para un sistema educativo como el nuestro, que sigue manteniendo algunas características idénticas desde hace más de 130 años.

Mabel Diaz

BOLETINES, LIBRETAS, INFORMES….¿REFLEJO DE LA EVALUACIÓN EN PROCESO?
Puntualmente me interesa analizar el rol que cumplen los boletines e informes en los distintos niveles del sistema educativo, especialmente en la escuela secundaria. Partimos de la base que el boletín es considerado por el imaginario social un instrumento legitimador de los saberes socialmente validados y establecidos en diferentes momentos históricos y que involucra a muchos actores; alumnos, padres, docentes, directivos y comunidad educativa en general.Tanto los boletines como los informes o libretas en todos los niveles cumplen una función informadora y disciplinadora del desempeño cognitivo-actitudinal de los estudiantes . El boletín en su historia sigue siendo un instrumento o herramienta que emite un valor y una apreciación acotada, prevaleciendo todavía la medición de conocimientos, priorizando el control, la verificación de resultados, en clara relación con una evaluación tradicional, que no da cuenta de lo aprendizajes, de los conocimientos adquiridos, de las dificultades específicas, del ritmo de cada uno de los alumnos, es decir del proceso de cada uno de los estudiantes.Si bien respecto al pasado, nos encontramos con cambios y permanencias, entre las segundas se encuentran la fragmentación del saber en áreas y en etapas, y la calificación conceptual o numérica, de éste modo, n el nivel secundario las libretas de calificaciones responden claramente a una pedagogía del éxito, sin contemplar el proceso y como parte de él , el error como parte del proceso de aprendizaje.
Para el punto de las imágenes seleccioné la película ¨Escritores de la libertad¨ fundamentalmente porque está basada en una historia real que transcurre en Long Beach, en el Instituto Wilson que se encuentra en una zona mayoritariamente próspera, pero en donde los alumnos asignados al aula 203 son los clasificados como casos perdidos, imposibles de enseñar; un grupo de ‘intocables’ que deben superar todo tipo de circunstancias: pobreza, mala educación, historial criminal, drogadicción, padres en la cárcel, y dependencia de pandilleros, más allá de la virtual marginación de la propia Institución que los ¨amontona¨ en un aula estigmatizándolos. Este contexto no se encuentra muy lejos de la realidad cotidiana que los docentes de la escuela bonaerense encontramos en las aulas de la escuela pública con la presencia de un interesante mosaico étnico vinculado a los recientes procesos de inmigración de países limítrofes.Erin Gruwell la profesora de esa aula llena de ideales escoge enseñar en Wilson para hacer un aporte a la sociedad y, en lugar de hallar un programa educativo basado en la igualdad de oportunidades, encuentra un clima de tensión racial, intolerancia, desesperanza y cultura de pandilleros en la que los chicos practican una conducta social de auto-segregación como forma de supervivencia. Esta actitud la muestran a través de la colocación de las mesas por sectores, creando una separación de forma automática, delimitando fronteras entre ellos, dividiendo el aula en diversos territorios y formando grupos separados y de espaldas a la profesora, en un gesto de desafío y de unidad con el propio grupo.La profesora en cuestión, no se da por vencida y donde los demás veían fracasos, ella veía oportunidades. Desde el principio su objetivos era que vieran la relevancia de los textos que tenía en el programa, ya fuera un soneto o un libro como “La Odisea”para que los conectaran con su vida, que las palabras saltaran de la página impresa y cobraran sentido para ellos. Fue propositiva. Quería crear un puente entre los libros y su formación vital, enseñarles que la educación tiene una gran fuerza liberadora y es un instrumento igualitario. nunca bajó el nivel ni los consintió como niños pequeños. Aprendió de ellos para ajustar su programa, dio tiempo extra, fue comprometida con su labor educativa, perseverante, luchadora, objetiva, constante, paciente y honesta. Partió de la historia de vida de los miembros del grupo para encontrar puntos de convergencia y de diferencias, para que aprendan a valorar a cada una de las personas por lo que son, utilizando estrategias y recursos didácticos que partan de las necesidades de los educandos, adaptándolas a sus contextos y de ahí realizar el desarrollo curricular eligiendo los materiales idóneos que den significado a sus problemáticas.. Fomentó a su vez, el uso por estudiante, de un diario, en donde día a día iban utilizándolo para la construcción de sus apuntes. La evaluación era constante, permanente, reflejando el proceso…. por ende, las devoluciones se plantean en forma permanente, día a día, el proceso de marcha y contramarcha, no hay boletín a fin de trimestre que muestre las ¨calificaciones¨ , es una evalución por proyectos en donde la autoevaluación cumple un rol fundamental. Es en el informe final donde aparece la síntesis de la evaluación permanente que se fue haciendo al andar…. No es necesario un calificador, un nomenclador que limite el proceso, que lo califique, que lo numere, que lo estigmatice…

De los boletines de primaria puedo hacer un registro autoreferencial de mi paso por los últimos años de la escuela primaria durante los primeros años de la dictadura. Boletines que recuerdo perfectamente bien, por la diferenciación por áreas y por los calificativos conceptuales que utlizaban en ese momento. Palabras de aliento, de conocimiento del maestro hacia al alumno, de sugerencias y de comentarios actitudinales, daban cuenta a la familia de la trayectoria temporal que habíamos recorrido. Familia que, prácticamente, no tenía interacción en la escuela, sólo cuando era el momento de la entrega de los boletines y ese, era un momento importante para todos. Siempre me hizo ruido (como alumna y como profesora del nivel medio) el término calificación. Entendiendo la evaluación desde esa perspectiva como medida, como instrumento de medición compartimentada frente a un aprendizaje mecánico y memorístico.Hoy las cosas son bien distintas. Fundamentalmente porque el aprendizaje es considerado un proceso y, por ende la evaluación también, en donde se espera que el alumno reflexione, analice, sea crítico sin apelar a recursos fácticos, mecánicos y memorísticos. De ahi que me hace ruido pensar en el boletín simplemente como un calificador, pienso en la necesidad de una libreta, de un cuaderno de evaluación en donde el docente pueda explayarse sobre el aprendizaje del alumno, sobre sus actitudes para con la escuela, sus pares, la disciplina, con el docente….. en el nivel secundario he utilizado muchísimo su libreta para, justamente, alentar, estimular, sugerir, comentar, el recorrido del estudiante frente a la materia que dictaba y que, lamentablemente eso terminaba reducido a una nota numérica que no representaba lo que las palabras significan para ellos y su entorno.

Siguiendo a Guillermina Tiramonti y Flavia Terigi , entre los variados problemas que se presentan en las escuelas, nos encontramos con las asimetrías que se presentan en el proceso de individualización de los jóvenes. Por un lado, para un grupo de los sectores medios y altos es claro que hay una ampliación de las opciones individuales y una mayor presencia de decisiones autónomas (más allá de sus entramados familiares y de clase). En cambio, y, si bien, en el extremo mas bajo de la escala social se repite la ampliación de la autonomía individual es más difícil hacer una asociación con mayores grados de libertad (Castel, ¨individualización negativa¨), es decir, una parte significativa de la población está compulsivamente sometida al proceso de “ser ellos mismos”, sin recursos y sin red de protección social. De ahí la configuración desigual de las oportunidades educativas, las asimetrías y las diferenciaciones que se producen institucionalmente generando tensiones entre lo viejo y lo nuevo, entre lo que representan ¨las prácticas “habituales” y “corrientes” de las escuelas secundarias) y toda la serie de “invenciones” y alternativas originales que estas escuelas han elaborado para su funcionamiento¨. Este posicionamiento nos permite volver al rol de los boletines, informes y notas en los niveles educativos. Si retomo el contexto socio económico que plantea el film que seleccioné, o al que remití sobre el entramado multicultural en la escuela pública bonaerense, me pregunto ¿Cómo se legitiman las condiciones de educabilidad de los alumnos/as frente a un entramado cultural heterogéneo? ¿Cómo se evalúa y se ¨califica¨ a estos alumnos dentro del concepto de inclusión pero respetando y valorando las diferencias? ¿Qué rol ocupa el calificador llamado boletín en estos contextos?. 2 Terigi, F. (2008). Los cambios en el formato de la escuela secundaria Argentina: por qué son necesarios, por qué son tan difíciles. Revista Propuesta Educativa (29). Tiramonti, G. (2004). La trama de la desigualdad educativa. Mutaciones recientes de la escuela media, Buenos Aires: Manantial.3. Tiramonti, G. (2014) Clase 6, La Escuela Media frente a los mandatos sociales… FLACSO virtual. Especialización Currículum…….Prof. Marisa D’ Aquino