Archivo por días: 29 agosto, 2014

 El boletín en el nivel primario se puede pensar y analizar teniendo en cuenta varias dimensiones. Las emociones asociadas a este documento es una de ellas.

Las notas representan, en la vida del escolar, un papel considerable. Cuando se llega al momento de completar el boletín se tiene que determinar en una calificación sea nominal u ordinal todos los procesos y los conocimientos que se desarrollan en un determinado periodo del año. El boletín presenta información sobre el progreso del alumno, teniendo en cuenta el grado de madurez y el ritmo de aprendizaje en las distintas áreas del currículum así como también la formación de hábitos, habilidades y actitudes valorativas dentro del ámbito escolar y sus intereses particulares para las distintas actividades.

En este proceso el docente pone en juego emociones que van desde la responsabilidad de la tarea, sus propios recuerdos que lo retrotraen a su propia historia escolar, la necesidad de la objetividad que en ciertos momentos se hace muy difícil, la generación de las preguntas sobre la claridad en los criterios y en la representación de la calificación. Pero a su vez también están los sentimientos que experimentan los alumnos y las familias ya que  las notas que se plasman en el boletín son las que establecen el saldo de su actividad cotidiana, de sus progresos mensuales y anuales y pueden constituir para él un documento que va a acompañarlo hasta la vida adulta, y conforme al cual será juzgado por su familia y compañeros.

La calificación expresada en el boletín puede desatar una serie de impactos en el desarrollo de la vida adulta de los alumnos, y también podría acarrear efectos inmediatos en el seno familiar.

1era escena

Cuando tuve que reflexionar acerca de los boletines en la escuela, enseguida lo relacione con mi propia experiencia en los primero años de la escuela primaria. Yo era una de las alumnas más chicas ya que cumplo los años en el mes de Mayo, por lo que ingrese en primer año con 5 años cuando había otros chicos que me llevaban hasta 10 meses de diferencia. No se si se refería a una cuestión pedagógica o institucional pero tuve la misma maestra en primero y segundo grado. La cual planteaba respecto a mi aprendizaje la falta de prolijidad en el desarrollo de las actividades en el cuaderno, y comparaba otros cuadernos, y mostrándoles a todos como se debían hacer las actividades y cómo no había que hacerlas en base a mi cuaderno. Yo en la actualidad soy Licenciada en Ciencias de la Educación y hay una pregunta que me surge a partir de esta experiencia y está relacionada con la arbitrariedad en la decisión sobre la edad en la cual los niños entran en el nivel primario teniendo en cuenta que el nivel de desarrollo en los chicos no es el mismo como así los ritmos de aprendizajes, el apoyo de las familias y mucho otros factores presentes en el aprendizaje.

2nda Escena

Comentándole sobre el tema elegido para el presente trabajo a una colega, comenzó a reflexionar sobre el tema de modo informal y me conto sobre su experiencia con su ahijado, el cual recientemente se había cambiado de colegio ya que el colegio anterior, las clases eran numerosas y eran muy rígidos con la disciplina lo cual no hacia ningún favor a la conducta del chico. En cambio en la nueva escuela, una escuela donde las cuestiones pedagógicas son más importantes y hay menos alumnos, el chico había encontrado la forma de mejorar en la escuela, inclusive en asignaturas como inglés donde no conseguía generar los aprendizajes que le proponían,  y las calificaciones. Por lo que en el momento que vio a la persona que me relataba la experiencia, lo primero que le dijo fue ¿querés ver mi boletín?…

Las evaluaciones son mediciones, son juicios de valor que toman algunos datos y momentos de un proceso, y que nunca lo abarcan todo.

Más de una vez, en los boletines se colocan las calificaciones obtenidas en una prueba como si ella pudiera ser la expresión más fiel de todos los trabajos realizados, el proceso de aprendizaje seguido en los trabajos grupales, la participación en el aula, la curiosidad manifestada en las preguntas y en las respuestas. Con el furor evaluativo, que además solo suele considerar a la medición cuantitativa como la única fiable, se corre el riesgo de creer que lo que no puede evaluarse de esa manera no sirve, no existe, o no importa.

Tal como afirma Edith Litwin en su texto es importante preguntarse ¿A quiénes van dirigidos los boletines? Pregunta nos lleva a una dificultad en torno al destinatario ¿“Padre, tutor? ¿O alumnas y alumnos? La respuesta no es banal. Las y los docentes utilizan este espacio la mayoría de las veces como un lugar de documentación dirigido a los padres. Sin embargo, entendemos que el principal destinatario es el estudiante que entiende que merece o no las notas obtenidas. En los casos de los boletines que se acompañan en este trabajo vemos ejemplos donde diferentes docentes dan información a los padres sobre el desarrollo de sus hijos, lo que puede entenderse como un intento de hacerlos participes de la educación de sus hijos. También vemos como en estos casos los docentes hacen alusiones a diferentes aspectos del desarrollo de los niños, se refieren a cuestiones actitudinales, cognitivas y procedimentales sin distinción. Es interesante explicar estas prácticas desde la idea que la escuela primaria produce cambios en la crianza tal como Flavia Terigi plantea en la clase 4. La crianza de los niños se ve intervenida por prácticas que son posibles por la difusión de la escuela primaria. Las prácticas de crianza transformadas por la escuela revierten, por su parte, sobre la escuela, y se abre el problema didáctico de cómo potenciar los aprendizajes de los niños y niñas cuyas prácticas de crianza les anticipan el contacto previo a la escuela con objetos de conocimiento que son contenidos escolares. Señalando, no de manera peyorativa, que no todas las familias son iguales, debemos reflexionar sobre las emociones, los sentimientos que generan las calificaciones volcadas en los boletines entendiendo que pretenden plasmar en una nota o en una serie de frases el desarrollo y el aprendizaje de los niños.

Boletin 1Boletin 2

 

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Panelistas en el proyecto “Ciudadanización en tiempos actuales” (en la capilla de la cárcel)

EXPERIENCIA 1

Había sido una jornada plena, colmada de emociones fuertes y sentires de gloria, de haber triunfado. Era el último día de clases de la primera parte del año y todas las escuelas que se desempeñan en ese establecimiento penitenciario habían llevado a cabo el primer evento del año del proyecto “Ciudadanización en tiempos actuales”. Éste ha costado más que otros, en tanto el servicio penitenciario intentó opacar sus potencialidades a través de la burocracia de las autorizaciones. Es un proyecto sentido, valorado, premiado, reconocido y que consiste en que los estudiantes presos inviten a personalidades del medio (políticos, funcionarios, etc.) a debatir con ellos sobre temas que le son de interés. Este viernes charlábamos sobre “El trabajo y la capacitación laboral”.

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Debate en el proyecto “Ciudadanización en tiempos actuales” (Capilla de la cárcel)

 

Tomamos la palabra. Proyecto “Ciudadanización en tiempos actuales” (Capilla de la cárcel)
Tomamos la palabra. Proyecto “Ciudadanización en tiempos actuales” (Capilla de la cárcel)

Al terminar dicho evento en el que el trabajo había sido puesto en cuestión, así como la relación de los estudiantes con él, donde habían circulado conceptos e ideas muy potentes respecto a la vinculación del trabajo con la inclusión y la exclusión; un estudiante que no asistió al mismo, desde su pabellón me reclama que le entregue su boletín. A su pedido se sumaron otros y vi en ellos un reclamo poderoso que, para mí no se correspondía con lo que solicitaban. ¿El boletín incluía más que la participación en el evento? 

EXPERIENCIA 2

http://pilaradiario.com/noticias/Tribuna-del-lector-Violencia-en-las-escuelas_14603  http://www.amsafe.org.ar/formacion/index.php/4-el-derecho-a-la-educacion-y-las-trayectorias-escolares-de-ninos-y-jovenes

Luego de escuchar a Luis Cabeda y su experiencia sobre invitar a los docentes a “felicitar a los estudiantes”, nos propusimos provocar a los profesores para que, junto a las notas del 2° trimestre del año, enviaran una “felicitación” a sus estudiantes. Personalizada y basada en la experiencia del tiempo compartido. Confeccionamos entonces, un boletín diferente. Incorporamos una tabla en la parte posterior en la que aparecían todos los motivos por los que cada profesor felicitaba al estudiante. (Ver boletín). Fue impresionante el impacto. Profesores que se negaban a hacerlo, profesores que en lugar de felicitar compartían una característica negativa del estudiante (por ejemplo: “distraído”). Estudiantes sorprendidos, sensibilizados, agradecidos, cercanos.

 Boletín con felicitaciones

1° hoja

CENMA Nº 89

Ciclo lectivo

2013

CURSO DIVISIÓN
ESTUDIANTE: PEREZ,  RAMON
ASIGNATURAS

1º Tri

2º Tri

3º tri

Anual

coloq

Exam

Final

Lengua

9

7,5

Matemática

10

10

Inglés

8,5

8

Historia

9,5

10

Geografía

9,5

10

Físico Quí

7,5

7,5

Biología

7,5

7

Taller ciudadanía y participación

8

8,5

Taller orientación

8

9

Formación para el Trabajo

9,5

9,5

Se trata de un boletín informal, dado para que los estudiantes conozcan y puedan dar a conocer a sus familias las calificaciones obtenidas en sus estudios.

Dorso:

Estudiante: PEREZ, RAMÓN
El profesor… Te felicita por:
Nydia Gómez Por tu aplicación al estudio
Alejandro Ramirez Por las excelentes producciones y relaciones realizadas
Mónica García respeto esfuerzo y participación

Laura Sicardi

Por tu curiosidad, solidaridad y trato respetuoso

María Velez y Natalia Brito

Por tu trabajo constante, tu participación, responsabilidad y reflexión.
Miguel Estuardo Tu participación y aportes en las clases.
Marcela Baigorria Por tu asistencia y trabajo en clase
Claudia Torres entusiasta

Cada profesor expresó su felicitación al mismo estudiante que fueron comunicadas de esta manera.

 

La complejidad de las experiencias relatadas problematizan y ponen en cuestión el boletín, los proyectos integrados, la relación docente – estudiante, la valorización de la escuela y la vinculación de estos aspectos con la evaluación. El boletín, como ritual de una escuela moderna que expulsó a nuestros estudiantes con sus gramáticas y currículum y a la que ellos pretenden y reclaman pertenecer. Exigen estar, ser parte y que esa inclusión se represente a través de ese ritual de “pertenencia”.
Desde esta posición los sujetos estudiantes presos, así como la ideología de los que gobiernan las cárceles, imaginan una escuela tradicional y homogénea que “modere” las conductas de los sujetos a través de prácticas y dispositivos funcionales. El boletín, como única expresión de certificación y como privilegiado medio de comunicación entre la escuela, los estudiantes y las familias; es uno de los rituales que parecen formar parte de un imaginario inclusor.
La pregunta que complica es ¿Cómo potenciar prácticas de intercambio cultural con rituales propios de una escuela expulsora? La política nacional que enmarca la Educación en Contextos de Encierro, así como los proyectos institucionales sueñan otra escuela y otros modos de relacionamientos. La educación como un derecho, la experiencia educativa como escenario de intercambio de saberes, el currículum como lazo social que hace mella en los procesos de inclusión simbólica.
Los boletines como cultura material de la escuela moderna, ritualizados en tanto acreditación del “ser parte”, “comprender”, “aprobar”; son reclamados por los estudiantes como rituales de inclusión a un mundo que ya no existe. Pero también a un mundo del que fueron excluidos. Por ello, este tipo de inclusión ficcional nos pone en el centro de un conflicto. Si el boletín forma parte de lo que llamamos cultura material de la escuela, y pensamos al lazo cultural como lazo identitario, podemos ver traducidas las demandas por un boletín en un reposicionamiento y exteriorización de unos procesos de subjetivación que colocan a los estudiantes presos en un nuevo lugar: el de “estudiantes”. Construyendo una nueva identidad, que los acerca a lo que Robert Castel (1995) denomima: “… la inscripción del sujeto en estructuras portadoras de sentido” . Tener el boletín es ser estudiante, pero no sólo por lo que éste representa físicamente, sino porque puede comunicar al resto un proceso que el estudiante vivió y que lo posiciona como “potencia”. Las buenas calificaciones lo ligan simbólicamente, le modifican su imagen frente al entorno inmediato, pero también legitiman sus potencialidades frente al mundo y a sus propias representaciones.
La exclusión se profundiza cuando se “cierran” las posibilidades de comprensión del mundo y de la cultura y los aconteceres se ritualizan en prácticas supuestamente inclusivas pero que, al estar vacíos de sentido, no producen conflictos. La invitación a más, a hacer algo con los procesos de identidad que ofrece la cultura escolar con su nueva gramática, aquella que amplía cada vez más los procesos de subjetivación. Aquella que provoca, a través del diálogo cultural, a los sujetos en su integralidad, que los conflictúa al atravesarlos con nuevas y diferentes creaciones. Que sacude el cuerpo y el alma al provocar los sentidos y la reflexión. Para graficar esta idea, recupero la última frase del films “César debe morir”: “Cuando el arte entró a mi vida, mi celda se convirtió en una cárcel”.